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Centaurea: felicidad
Regresó a casa con su Crisantemo rojo en mano, seguía pensando en quien le daría esa flor. Si bien, tenía varios amigos o al menos eso pensaba, ninguno le daría una flor. Su segunda opción era alguno de los amigos de Gerardo o el mismo Gerardo solo para joderlo. Iván no podría ser, el ni siquiera sabía de flores ni era tan cursi. Además para poner la cantidad de flores que se tiene que dar para cierto significado más el significado de la flor, tenía que hacer una gran investigación en libros y el internet. Lo sabía perfectamente porque el año pasado tuvo floriografía cómo clase de 2 horas diarias.
Puso la flor en un agua preparada para hacerla renacer y fue a su cuarto recibiendo un mensaje de su mamá y uno de Iván. El primero mencionaba que llegaría más tarde porque le tocó turno extendido en la panadería y el segundo preguntaba si había llegado bien a su casa. Respondió a ambos rápidamente para salir al parque o a comer algo, solo quería perder el tiempo hoy porque no tenía tareas o trabajos pendientes.
Mientras tanto Iván no estaba tan feliz, sus padres se habían enojado con él por cambiar pociones VI por floriografía. Según ellos eso era para las razas inferiores, elfos, hadas y duendes, en especial las hadas.
Ni siquiera la noticia de ser presidente de varias clases y miembro del consejo estudiantil cambió su enojo. Necesitaba salir de la casa aunque no tenía a donde ir.
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Ya era tarde, alrededor de las 10 de la noche. Debía regresar a su casa, su mamá llegaría en un par de horas seguramente. Cenaría y tal vez vería vídeos o se bañaría y se iría a dormir temprano.
-Hola, Ro - Iván se apareció frente a él ¿Qué?
-¡IVÁN, HIJO DE PUTA!
-Las hadas no deben decir groserías, Rodri -hizo un falso puchero.
-¿Esa tontería qué, Iván? -pasó a su lado y se tiró a la cama -No es que no quiera que estés aquí, pero -alargó la e -¿Qué pasó, por qué viniste?
-Y bueno, discutimos... De nuevo -se sentó a su lado - ¿Me puedo quedar un rato?
Carrera asintió mientras iba al baño a cambiarse por la pijama y escuchaba como Iván se quejaba sobre los pensamientos de sus padres.
-¿No me puedo quedar a dormir?
-No, porque dijiste que te escapaste y si tus padres se enteran se van a enojar más contigo y si descubren que te quedaste en la casa de un hada te van a cambiar de escuela a una para solo hechiceros o una mierda así -las palabras salieron atropelladas y directas de su garganta. -Mi mamá llega en unas 3 horas, te puedes quedar hasta antes que llegue, ¿sí?
Asintió y se acostó junto a Rodrigo -¿me puedes abrazar? -dijo bajito, casi inaudible. Rodrigo lo hizo, aunque su cara terminó sobre el pecho del más alto, ambos sabían que lo estaba apapachando y sin quererlo, terminaron dormidos dándole una linda vista a la señora Carrera cuando llegó a casa.
-Iván, Iván, ¡Niño! - La mamá de Rodrigo despertó a Iván tratando de no despertar a su hijo -¿No te quieres cambiar por una pijama? Agarra ahí una Rodrigo -Acató la que parecía orden y observó a Rodrigo dormido.
Definitivamente Rodrigo era su felicidad, ya sabía cuál sería la próxima flor que le daría. Terminando su reflexión volvió a dormirse al lado de Rodrigo, feliz.
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