O4. Illojuan, señor del amor.

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La noches de Karmaland se dedicaban al disfrute, el casino estaba abierto para las jugadas de suerte de sus visitantes, los clubes nocturnos con sus shows y el Chiringuito frente a la playa tenía su clientela, era un miércoles de un menú especial ...

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La noches de Karmaland se dedicaban al disfrute, el casino estaba abierto para las jugadas de suerte de sus visitantes, los clubes nocturnos con sus shows y el Chiringuito frente a la playa tenía su clientela, era un miércoles de un menú especial y de la promoción de bebidas alcohólicas por lo que se lo veía con bastantes personas, mayormente se lo conocía como un sitio para parejas o turistas ya que contaba al lado con un servicio de hospedaje, así que en las noches te podrías encontrar con personas que venían desde muy lejos cenando o bebiendo en el bar. Desde que el pueblo creció, se sabía que Karmaland por las noches era una experiencia inolvidable y que sus diversos lugares abiertos al público recibían muy bien a la gente.

El Chiringuito era un lugar maravilloso, cálido y acogedor para todo aquel que venga, el dueño, Illojuan, era una persona que recibía con entusiasmo a su clientela, a las personas le gustaba su manera de hablar y su carisma al atender por lo que su negocio era recomendado después por los visitantes y así llegaban aún más con tal de pasar un buen momento. Estar ahí se sentía un tanto mágico, no hay mejor sitio en el que puedas conocer a alguien o simplemente tener una cita con un conocido y pasarla muy bien.

En aquella noche asistió una de las personas más importantes de Karmaland, sólo que por su atuendo tan casual no era notado por los habitantes del pueblo, se dirigía a la barra para hablar con el dueño pero se detenía a mirar a su alrededor notando la bastante clientela, aunque le llamó la atención encontrar a ciertas personas en una mesa y que dos de ellos sean sus ministros. Quackity siguió con su camino y mirando de vez en cuando hacia aquella mesa, la curiosidad lo mantenía así, se apoyó en la barra y uno de los barmans le preguntó si quería beber algo, el híbrido de pato le dijo que buscaba al dueño dándole como una palabra código una frase que le daba mucha vergüenza decir pero esa era la única forma para que pueda encontrarse con Illojuan, el joven que atendía le avisó que fuera por una puerta que daba como a su "oficina" y Quackity se lo agradeció.

Estando allí en frente tocó la puerta recibiendo el permiso de pasar, ingresó viendo que Illojuan estaba en compañía de Sapo Peta y al parecer tenían una conversación junto con unos buenos tarros de cerveza, ambos lo saludaron con una sonrisa amable y el dueño del Chiringuito le ofreció la bebida que disfrutaban, Quackity se negó porque si tenía un olor a alcohol su esposo podría molestarse –nunca se mostró molesto porque beba, pero es que le había dicho que iba a la farmacia por unas pastillas para el estómago–.

——muy bien, señor alcalde, ¿a qué se debe su cálida visita?—. preguntó Illojuan aún sentado en su cómodo asiento, notaba como miraba a Sapo Peta y le entró la curiosidad de porqué sus extrañas vibras de mandarlo a volar. ——¿qué es esa mirada de tanto enfado hacia mi socio?—.

——él ya sabe—.

Sapo Peta suspiró recordando el pequeño problema por el que pasaron debido a los artículos del periódico y que otra vez se había "repetido", pero esta vez no era algo del cuál molestarse tanto, sólo que Quackity era un exagerado cada vez que su esposo aparecía en la portada.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2023 ⏰

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