O1. los esposos y alcaldes de Karmaland.

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En el día de las elecciones de Karmaland, Quackity las ganó por mayor cantidad de votos – extrañamente había votos de más, pero era un detalle mínimo–, su nombramiento como alcalde fué bien recibido por el pueblo y no se esperó en dar sus primeras...

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En el día de las elecciones de Karmaland, Quackity las ganó por mayor cantidad de votos – extrañamente había votos de más, pero era un detalle mínimo–, su nombramiento como alcalde fué bien recibido por el pueblo y no se esperó en dar sus primeras noticias bajo ese cargo, para empezar y como había sido parte del trato se nombró a Rubius como uno de sus primeros damos, así es, "primeros damos" porque al mismo tiempo se dió a conocer su matrimonio con Luzu por lo que el título ya lo obtenía directamente, así también cómo pensó otorgarle poder, a pesar de que el castaño se negó desde un principio no ser tan participe de la política pero si fuera su deseo podría intervenir. Fue un día de grandes sorpresas y el comienzo de una era, Quackity adquirió la llave del ayuntamiento y no esperó para iniciar con sus proyectos, estaba cumpliendo con su sueño e iba a aprovecharlo tanto como pudiera.

Los cambios se dieron a notar en el transcurso de las semanas, nuevas instalaciones, renovaciones y la construcción del casino que estaba bajo el nombre de Rubius. Estaba creando su imperio de una manera impresionante, pero al final del día se olvidaba por completo de la alcaldía sólo para estar en casa y con su esposo, aunque con el tema de su nueva gran responsabilidad, estaba llegando demasiado agotado al punto de caer rendido en el sofá de su hogar y por las mañanas tenía que escuchar las preocupaciones de Luzu con respecto a la alcaldía, consideraba que era muy pesado para él, porque había noches en las que llegaba casi muerto a casa y ni siquiera cenaban juntos.

Luzu sabía que éstas cosas pasarían y no quería decirle que tuvo razón, pero la tuvo. Una de esas noches en las que venía de esa manera, evitó que cayera tan rápido al sueño inmediato por el agotamiento y le pidió sólo unos minutos para conversar, Quackity hizo su mayor esfuerzo para mantenerse despierto y escucharlo, entendía más o menos que estaba siendo exprimido por el trabajo, porque tenía varios proyectos en ejecución y debía que estar vigilando cada uno, agregando que también era presionado con el tema del casino.

——Lusu, Lusu... así es el trabajo de un alcalde, ya no te andes preocupando—. Quackity intentaba calmar a su esposo que no dejaba de nombrar la lista de cosas que le preocupaban, que realmente era una lista larguísima que llegaba hasta el suelo.

——tampoco estás comiendo bien y no duermes lo suficiente, ¿mínimo tomas una siesta en tu despacho?... y no me estás escuchando de nuevo, ¡Quackity!—. Luzu elevó la voz al verlo cerrar los ojos, Quackity se sobresaltó volviendo al mundo real otra vez. ——joder, que no se puede hablar contigo, ya mejor vete a dormir—.

——¡perdón, perdón! si escuchaba—.

Luzu suspiró frustrado enrollando la lista y se levantó del sofá, necesitaba tomar medidas para evitar que Quackity se sobreexplote con tanto trabajo, porque el solito quería hacer todo ahora sin darse cuenta que no era un dios para tener los ojos abiertos siempre. No va a negar que estaba manejando bien las cosas por el momento, pero ponía su trabajo por encima de su necesidad básica que es el descanso, y él era su esposo, por lo tanto cumpliría con su labor en ayudarlo. Entonces Luzu tuvo una idea, no le gustaba para nada meterse en asuntos de la alcaldía pero sabía que algo debía hacer y haría uso del poder que se le ha dado, iba a intervenir para ayudarlo.

Husbands; Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora