[ 08 ]

48 8 0
                                    

Julio, 2017.


Sinceramente aún no caía en todo lo que me estuvo sucediendo en las últimas semanas. Es como si estuviera en un sueño profundo, tan lúcido y cálido que me es imposible abrir los ojos y caer en la cruda realidad.

¿Por qué me siento así cuando debería estar feliz de que Renjun se haya confesado? ¿Será que presiento que me está mintiendo?

Hemos tenido pequeñas y cortas citas. Pues él decía que si pasábamos demasiado tiempo juntos se sentiría como si fueran salidas de mejores amigos y no de pareja. Al principio estuve de acuerdo, pues tenía algo de lógica. Pero ahora es cuando quiero pasar más tiempo con él para realmente hacerme entender que todo es verdad y que ya no voy a sufrir mientras lo veo desde lejos hacer cosas que ahora hace conmigo y antes con otras personas.

No me molesta para nada saber que la gran mayoría de las citas que tenemos las ha tenido con ellas también. Sé que sus sentimientos por mi son verdaderos, aún cuando dudo de la realidad.

Lo que sí me tomaba de sorpresa es el hecho de que no quiere que nuestros amigos sepan sobre lo nuestro, o bueno dice que no aún. Proceso esa decisión como algo lógico, pues si lo nuestro no funciona será incomodo pasar momentos todos juntos. Aún así no me parecia justo no decirles nada. Además me sentí un poco extraña los últimos días de clases, solíamos decirles que nos la pasábamos en la biblioteca por unos deberes que nos dejaron nuestros profesores mientras solo nos escondíamos de cualquier alumno de nuestro instituto.

Lo que tomaba como algo lógico solo era una parte de mi que trataba de ver las cosas buenas en donde no las habían.

De hecho íbamos de camino a verlos a ellos. Es tarde de videojuegos, y aunque yo no sea tan buena en ello me agradaba ver como se pelean entre ellos por hacerse trampa mutuamente. Se comportan como niños pequeños cuando solo nos faltan meses para acabar con la secundaria y pasar a la universidad.

Son nuestras vacaciones, mejor dicho nuestros últimos días todos juntos antes que cada uno de nosotros se vaya con sus respectivas familias a donde han planeado para estas vacaciones. Por mi lado lo único bueno es que no me iré a ningún lugar, mis padres deben trabajar, asi que me pasaré estas semanas en mi habitación disfrutando de una larga lista de series y películas por ver.

¿Qué mejor plan que ese?

Renjun pasó por mí sin que yo fuera notificada, simplemente apareció en la puerta de mi casa cuando estaba a punto de salir. No tengo la mínima idea de cuanto tiempo ha esperado por mi, pero valió la pena ver su sonrisa brillar al verme.

Al ser la reunión en la casa de Haechan, siempre son en su casa pues a él le gusta recibirnos que ir a otra, logramos llegar en poco minutos.

─ ¡Al fin llegan! ─ Chenle nos recibe con gritos. ─ Los Lee se han estado peleando desde que estoy aquí y ya no los soporto.

─ ¿Y Jaemin? ─pregunto adentrándome a la casa. Estoy segura que él los hubiera detenido, pero al parecer aún no llegaba.

─ No lo sé ─se alzó de hombros mientras cerraba la puerta detrás suyo.

─ De seguro ya llegará ─asegura con un tono grotesco.

Renjun se apresura en llegar a donde están los que se pelean, algo que nos deja atónitos a Chenle y a mi ya que su enojo se podía notar desde lejos.

─ Huang siempre con sus cambios de ánimo. ─ él me abraza de los hombros para ir con los demás, pero el timbre nos detiene.

─ Yo abriré, ve con ellos. ─le digo y él no duda dos segundos en ir corriendo a la sala.

Me toma un tiempo abrir la puerta momento en el que me arrepiento de ofrecerme para abrirla, recuerdo que Lee nos dijo que a veces se traba la cerradura. Estaba luchando con la bendita puerta y escucho que la persona del otro lado también lo hacía y sospechaba que era Jaemin.

De repente se abre con mucha fuerza y velocidad que no me da tiempo de siquiera retroceder, casi que me hubiera dado un golpe sino me hubiera colocado a un costado. El rostro del pelirosa estaba demasiado cerca del mio ya que casi sigue de largo al abrirla.

─ Ya estabas aquí.

Dijo alejándose para cerrar la puerta detrás suyo.

─ Acabo de llegar.

─ Había pensado en pasar por ti y venir juntos, pero cuando llegué tu mamá me dijo que ya te habías ido.

─ Oh, lo siento. No tenía idea que harías eso.

─ Esta bien, no te preocupes. ─ sonríe.─ Mejor vayamos con los demás.

Cuando nos terminamos de entrar a la casa para dirigirnos a la sala, donde suponíamos que todos se encontraban, vimos como tods ellos se peleaban por el joystick. Parecían cuatro niños peleándose por una golosina.

Nosotros dos solo nos dedicamos a verlos de esa manera hasta que se pusieron de acuerdo y formar dos equipos para así poder jugar todos.

─ ¿No jugarás? ─le pregunto a Jaemin.

─ Déjalos que ellos pierdan, luego les ganaré.

Nuestras risas resonaron en la sala, llamando la atención de todos ellos quienes giraron sus cabecitas juzgandonos. Como si estuviéramos ideando un plan contra ellos.

No miento, lo prometo, estuvieron dos horas sentados en el suelo de la sala casi a centímetros de la televisión. No puedo creer que no se cansen de jugar al mismo juego por dos horas seguidas, me impresionaban.

─ No me iré de vacaciones. ─nos da aviso Renjun y es algo que nos sorprende a todos, sí a mi también.

Se levantó de su lugar para cedérselo a Jaemin y se sentó junto a mi, mucho más cerca de lo que alguna vez frente a ellos lo ha hecho. Incluso se atrevió a pasar su brazo por encima de mis hombros, solo que lo reposaba en el sillón.

─ ¿No? ─ Chenle pausa el juego.

─ ¿Por qué tan repentino el cambio? ─ el pelirosa le pregunta.

─ No lo sé, es lo que mis padres dijeron.

─ Entonces ustedes se seguirán viendo, eso es bueno.

─ ¿Qué es bueno? ─ Jeno le cuestiona frunciendo el ceño.

─ Que por lo menos Haneul no pasará sus vacaciones aburrida y sola en su casa.

─ Si eso es bueno para ti Haechan, no quiero imaginar lo que es malo. ─bromeo haciendo reír a todos los presentes, menos al nombrado.

Y de esa manera nos la pasamos hasta casi el anochecer, o bueno hasta que Haechan nos echó de su casa porque siempre resultaba ser el perdedor de cada juego que elegían.

A Hopeless Love | Huang RenjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora