💌04

646 61 10
                                    

—¿Ser el activo? Te perderás de toda la diversión, tranquilo se lo que hago. Lo disfrutaras tanto que no dejaras de pedir por más. Créeme...

Actúo lo más delicado que, desde hace años, no ha sido, estimuló ese lindo anillo rosado, lamía cada al rededor escuchando con deleite los leves gemidos por el soviético que cubría su boca para no ser escuchado. Acto que le causó gracia a México.

— Sabes que no siempre podrás retenerlos.– Alzó la mirada encontrándose con esos ojos celestes llenos de éxtasis. Suspiró seductor al mismo momento que incrustó dos de sus dedos provocando de inmediato un fuerte gemido por lo inesperado del acto.

— Estás tan apretado.–Mordió su labio inferior. Separaba y juntaba sus dedos en movimientos de tijeras estimulando el interior.

Escuchar sus gemidos se volvió un dulce sonido para sus oídos y ver al hijo del ser más prepotente tirado en la cama aferrado a las sábanas era lo más satisfactorio que había experimentado y lo que faltaba por conocer.

Dejó un segundo la actividad, sacó sus dedos sin decir ni una sola palabras, al dejar de sentir los fríos dedos dentro suyo llamó al mexicano, "¿por qué se había detenido? Todo iba bien, no se atrevería a irse, ahora no..." pero la falta de actividad lo mantenía intranquilo, ¿qué pasaba por la mente de México en estos momentos? Y, estando a punto de ir detrás de él, sintió un ligero empujón de regreso a su lugar. México se abalanzó en un ataque de caricias, besó su abdomen en un recorrido hasta su cuello, olfateó con detenimiento sin dejar de halagar lo hermoso que era tenerlo en esa situación, lo grandioso que era disfrutarlo.

Rusia estaba cegado, sentía una extraña calidez de seguridad y excitación que aseguraba que con nadie más que con México sentiría lo mismo, porque este sabía perfectamente dónde y cómo tocar. Sabía que ese chupetón en su cuello le traería grabes problemas pero que no le importaba porque lo disfrutaba y gozaba de ese exquisito beso sabor a cereza, provenientes de esos labios semi carnosos que lo devoraban con intensidad. Todo se sentía increíble.

— No te arrepentirás, te lo aseguro.–No entendió a qué se refería, sus caricias lo mantenían embozado. Su pierna izquierda fue alzada en caratoña hasta sentir algo grande querer entrar en él y, antes de poder  objetar México dejó entrar poco a poco su miembro. Rusia soltó un fuerte gemido, aunque había estado bien preparado y se utilizó demasiado lubricante era su primera vez, sentir la gruesa y fría verga de ese hombre del que está perdidamente enamorado era un deleite, más aún, cuando el dolor fue disminuyendo mientras el mexicano lo distraía con sus besos.

Para el azteca era la primera vez en sentir algo inigualable y fue mejor de lo que se imaginó, su interior era tan caliente, estrecho, tan...

— Siga así señor México.– suplicó jadeante hipnotizado por los suaves roces en su culo y los pellizcos en sus pezones.

— Puedes decir mi nombre.– Rusia escuchó eso más como una órden que como una pregunta pero cómo podría negarse.

Fue girado con brusquedad mirando desde abajo los hermosos ojos avellanas dilatados al verlo, fue en ese momento en que decidió gritar su nombre, tan pronto lo hizo sintió ser embestido, sus piernas fueron separadas a más no poder, Rusia no contaba con un cuerpo flexible pero México podía moldearlo, podía hacer todo lo que él quisiera con esa república, y esa república podía expresar y gritar todo el placer que sentía, más aún, cuando el pene de México crecía en su interior, cada golpe en su punto G era un choque eléctrico por todo su cuerpo, cada gota de sudor que resbalaba por su cabello castaño ondulado caía sobre ese abdomen casi trabajado, su fría tez blanquecina ahora pintaba un característico color rojo, más en su rostro avergonzado.

México se acercó hasta él aminorando sus movimientos, exclamó una sonrisa seductora por ese rostro extasiado y besó sin frenesí sus delgados labios, un sabor exquisito que lo enloquecía, cada centímetro de su cuerpo ahora le pertenecía. Se colocó de rodillas y abrió aún más las piernas regordetas, admiró su falo curvado con cautela, estaba a punto de estallar, dió un fuerte golpe en sus glúteos dejando una perfecta marca roja de su mano, acto que provocó un fuerte quejido del ruso, su cuerpo se estremeció cuando México movió lentamente sus caderas, golpeó en círculos su glándula prostática sintiéndose cerca de llegar al orgasmo sonriendo travieso el castaño tapó el pequeño orificio pronunciando un "No" firme y grave que enloquecería a cualquiera. Una fuerte embestida fue inesperada, golpeó todo su interior haciendo arquear su espalda, un golpe tras otro lo hizo caer por completo en el éxtasis. México apreció detalladamente cómo escurría semen restante por ese lindo ano palpitante.

— Bien echo.– Depósito un tierno beso en su frente acariciando su cabellera. —Pero aún no hemos terminado.

El pene de México palpitaba de lo duro e excitado que se encontraba, en el momento que vio el agujero rosado del ruso con su semilla escurriendo por las blancas piernas de Rusia, su falo se levanto animado y deseoso de un segundo round.  Sin embargo, los luceros celeste de la república se llenaron de lágrimas, comenzó a sollozar, cubrió sus ojos con ambas manos, quería evitar que México le viera moquear y le pareciera feo.

—Se sintió tan extraño.- Apenas si pudo formular la pequeña oración.

El corazón de México se contrajo sobre su pecho, el calor   de sus mejillas se intensifico, pero, lo había hecho excelente, no había sido tan brusco como lo haría normalmente y estaba allí Rusia llorando por algún extraño motivo.

"Lo disfruto tanto como yo ¿Qué mierda le pasaba?" –México estaba confundido.

Rusia miro de reojo al azteca y escondió una sonrisa astuta en medio de su yanto, no saldría de aquel motel sin antes mostrarle cada una de sus posiciones favoritas a México, era una oportunidad que jamás se atrevería a desperdiciar, haría lo que fuera necesario para llenar de solo éxtasi al moreno, Rusia miro a México con lágrimas en los ojos en modo de súplica y México quedó embobado con la expresión sumisa y frágil de Rusia, era todo lo que había buscado en sus parejas sexuales, alguien que solo fuera para el, quien pudiera estar a su completa sumisión.

—Señor México, me deja continuar a mi... –Rusia se levantó gateando hasta México.

México era acorralado contra la cama, una almohada estaba en su entrepierna que de alguna manera le ayudaba a alzar aún más su parte trasera. Sus mejillas se tintaron de un rojo, Rusia acomodaba torpemente su pene en medio de sus nalgas.

—No entra.–Rusia formuló un puchero en sus labios frunciendo el ceño preocupado.

—Debes aflojar primero, ponme un poco de lubricante. –México responde en un susurro.

Estaba muy avergonzado, no le entraba por la cabeza el como fue que fue convencido por la republica, una dolorosa entrada por su agujero lo regreso a la realidad, el pene de Rusia no era tan ancho como lo recordaba pero le dolía como la mierda ¿Que tenía de excitante ser penetrado? Por el continuo dolor pateo al menor sin cuidado en el abdomen, no permitiría ser tomado así.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Perdón por no publicar el día que correspondía, me estoy acostumbrando a la cárcel digo a la escuela y ya me quiero dar de baja de vida, el capítulo ya estaba pero pues se me iban los días volando, el 80% de capítulo o más fue escrito por mi bella, hermosa y corazón de limón 1Ana9977ana5 así que espero la sigan porque como se darán cuenta tiene una narrativa presiona en cualquier tipo de situación, romántica, erótica, triste, drama etc... Muy talentosa mi mor ✨❤️ MUCHAS GRACIAS MI VIDA POR AYUDARTE CON ESTE CAPÍTULO y gracias a ustedes por leer.

Secreto de Amor || RusMéxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora