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Rusia ni siquiera se movió un poco con la patada de México, era extraño, el joven solo parecía triste, era tan tonto y inexperto que conmovía a México, dejarlo ser el de arriba no podría ser tan malo si le enseñaba la manera correcta de hacerlo, México suspiro, se recostó dejando solo por esta vez ser tomado.

Aunque México en ocasiones anteriores ha sido el de abajo nunca ha llegado a disfrutarlo del todo, por ello, siempre pedía y deseaba ser el dominante, pero ¿Qué podía hacer una república? no tenía el conocimiento ni la experiencia y todo por no resistirse a esa linda mirada encantadora tuvo que cumplir la petición de enseñarle.

Se recostó boca abajo alzando su perfecto y redondo trasero, Rusia miraba con detenimiento, esa posición era un poco vergonzosa, tenía frente suyo ese lindo aro que muchos country habían deseado probar al menos una vez en su vida, lo sabía por las conversaciones que solían tener aquellas potencias, incluidos su padre, los rumores corrieron por la egocéntrica actitud del mexicano a la hora del sexo, claro, qué se podía esperar de uno de los representantes más conocido de latinoamérica, cada ser que haya pasado con él quedaba flechado en un segundo intento de oportunidad, sin embargo, en muy pocas ocasiones sucedía, México no desperdició su tiempo con alguien que no valga la pena en la cama.

—El lubricante, ¿lo harás tú o yo? - Preguntó al ver inactividad por parte del ruso que había quedado boquiabierto.—No me hagas repetir dos veces

Rusia aclaró su garganta y escondió el lubricante debajo de una almohada, humedeció dos de sus dedos con su lengua para después incrustarlos de un solo movimiento.

—Idiota, no se hace a lo desgraciado - Se quejó México haciéndose a un lado, Rusia lo detuvo atrayéndolo de nuevo.

—No se mueva señor México– Ordenó volviendo a meter sus dedos, en esta ocasión agregó uno más. México retuvo sus gritos, no permitiría que una república lo hiciera gritar de dolor solo con eso, además su miembro no era tan grande ¿qué placer podría sentir?

Mordió la almohada con fuerza, sus latidos ahora eran más fuertes que hace un momento, Rusia solo estaba jugando con él no tenía experiencia pero se sentía ¿bien?. Sacó sus dedos empujando al mexicano con rudeza, cada acción era torpe, tosca con un poco de gentileza. Separó sus piernas como México lo había hecho hace un rato con él, besó con pasión y deseo esos muslos, miró su rostro en una mezcla de, vergüenza, confusión y terror cosa que le causó encantador al soviético, mostrando una sonrisa perversa, levantó sus piernas apoyándola entre sus hombros acomodó su miembro y antes de que el mexicano pudiera objetar de que no estaba bien preparado fue embestido. Sintió algo desgarrarse, sus muslos ser apretados, su interior ser fuertemente golpeado, una ola sensaciones en su cuerpo. Sus gritos mezclados con placer era un perfecto indicio de lo bien que se sentía, sobre todo el miembro de Rusia que crecía en su interior. Maldijo en voz alta a esa pequeña república, su pene había crecido el doble dentro suyo.
Se acercó sujetando su cuello haciendo poca fricción para no lastimarlo, saboreó sus labios y estampó su rostro una vez más a la almohada, dejó sus piernas colgar sobre la cama, ordenó que esperara, se acercó a sus pertenencias que habían sido arrumbadas a un lado de la habitación, sacó una corbata y llevó consigo un objeto más con el que se divertiría. A su regreso encontró a un mexicano sobando su trasero. Sin decir nada lo ató de manos, intentar defenderse ahora no sirvió de nada, el fuerte dolor en su culo le impedía siquiera dar un paso. Dejó a la vista ese cinturón de cuero que México solía llevar a todas partes, con este, acarició su mejilla recorriendo hasta su cuello, con su otra mano masajeó ese perfecto cuerpo bronceado, tan suave y brillante, visualizó algunos lunares en su espalda y cuello, sus largas y onduladas pestañas adornando sus inigualables ojos cambiantes de color conforme sus emociones, ahora ese color avellana se había vuelto verdozo. Una perfecta maravilla. Sin darse cuenta su cuerpo había reaccionado por sí solo, cada centímetro de él deseaba estar dentro de su amado, cada rasguño en su espalda, gemidos mezclados con dolor y placer eran suyos y de nadie más, ni de ese estadounidense ni mucho menos de su padre, solo pensarlo su piel se erizaba, pero esos gritos suplicantes llenos de deleite por él, solo por él lo hicieron comprender que era correspondido, cada golpe de su cinturón, mordisco eran descaradamente bien recibidos. Alguien al fin había logrado saciar ese vacío que nadie pudo llenar, sus suspiros, sus cuerpos fibrosos y el dulce sonido de su culo ser golpeado con brusquedad era un prodigio de sensaciones para ambos.

Sintió ese líquido caliente y viscoso en su interior, más de lo que se imaginó. Rusia se apartó masajeando su pene, México lo miró cansado controló su respiración agitada atrapando en su rostro el semen del soviético, con su dedo limpió el que había caído en su mejilla y lamió seductor.

—Así que todo este tiempo estuviste mintiendo - Lo confrontó esperando una respuesta. Intentó acomodarse en la cama cosa que sin dudas fue imposible por el terrible dolor en su cintura y parte baja.

—Me habían dicho que el señor México era muy astuto, pero es más ingenuo de lo que creía - rió burlesco tomando entre sus brazos al mexicano, acomodó una almohada para recostar con delicadeza de no lastimarlo.

México estaba furioso, fue timado por el euroasiático, fue una burla para este y lo había dejado hacer lo que quisiera con el, si no fuera por el temblar de su cuerpo y la poca fuerza que tenía la republica no estaría viva aún para presumir su logro con el.

—Señor México, realmente me gusta. –Un beso fue proporcionado en los medianamente carnosos labios mexicanos, por supuesto al inicio existió resistencia pero el vaine lento y tan lleno de sentimientos inocentes hicieron caer al moreno.

Las caricias repartidas mutuamente danzaron con pasión, el deseo carnal, el amor y la desesperación de un poco más eran más importante de atender que una explicación, el solo pensar en algo más que no fuera el roce de sus cuerpos sudorosos era lamentable.

Tal ves todo lo que experimentó México junto a Rusia fuera mera actuación pero le fascinaba como el niño le tocaba donde debía ser, al inicio había sido todo tan desagradable y torpe que no le tenía fe al ruso, pero como avanzaban las posiciones, el ritmo de sus caderas, de sus caricias, sus besos y las palabras su mente solo podría estar en completo vacío, en un blanco puro de excitación.

Encerrados en la luna, se han de dar besos hasta que está desaparezca y como un nuevo día el brillo del sol ilumine sus siluetas abrazadas en medio de unas desastrosas sabanas que los cubre, sabanas baratas, las cuales son las únicas testigos fieles de lo que pasó la noche anterior, de una pasión que no se detuvo hasta el agotamiento de ambos, hasta el momento que estuvieron satisfechos por completo del cuerpo del otro.

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Wenas noches solo por mi corazón de limón 1Ana99 77ana5MUCHAS GRACIAS MI VIDA HERMOSA
Nuevamente ella me apoyo para la parte del delicioso, ufffas si o si escribe bien rico, ihhhh la amo mucho, síganla en su Wattpad de escritora, tiene una historias que son pura cosa bárbara, ya me las he leído más de una vez, así de buenas están y es que yo muy difícil leo algo XD

Muchas gracias por leer, aún falta para el final.   

Secreto de Amor || RusMéxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora