Nicol Berrycloth

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Nacida de una madre Española y padre tailandés, criada por un alemán y terminada de criar por una panameña. Tengo padres biológicos los cuales murieron, pero para mí solo existe Anderson Berrycloth y por ello solo lo conozco y reconozco a él como mi padre. 

Soy Nicol Berrycloth, una chica de 22 años que pasa por una de las peores crisis a nivel sentimental.

Ser hija de un militar nada es fácil, padre ausente, pesadillas concurrentes, sobreprotección al máximo, etapa de rebeldía y por supuesto ser una cadete cuando se está frente a mi padre.

Mi vida cambió cuando Jadebeth Penélope Wilson Ray entró a mi vida. Al primer instante me comporté como una cría odiosa y cruel, Pero no me arrepiento. Siempre habíamos sido papá y yo... cuando una mujer entraba en mi vida únicamente me utilizaba para llegar a mi padre, lo cual es muy cruel, pero todo cambió cuando esa pequeña peligrosa hizo de las suyas y yo vi un apoyo para mí.

Mi vida básicamente se basa en discutir con papá quién me trata como a una niña, sufrir la muerte de mi novio, consentir a los hijos de mis amigas, alcahuetear a mis hermanitas de dos años y a mis primos de cuatro y cinco, también a mi pequeño tío de siete años. Trabajar para la empresa de mi padre y huir de la feroz, penetrante, hipnotizante, brillante, dominante e inexpresiva mirada de Mikelson y por supuesto huir también de un destino que ni siquiera sé cuál es, pero que nana, la abuela de mi amiga Penny, dice que tengo.

Verán, nací en España y me críe en Alemania, me mudé a Estados Unidos, exactamente a Nevada, Pioche cuando mi padre se fue a la milicia por una misión que puso nuestras vidas de cabeza. A la edad de diecinueve años creí encontrar al amor de mi vida.

Kilian era todo lo que yo amaba y deseaba en el mundo, nuestra relación era verdaderamente perfecta, pero hace poco más de un año lo perdí, la vida me lo arrebató antes de que pudiéramos casarnos, tener hijos y una vida totalmente hecha uno al lado del otro. Ese suceso me destruyó, no soy la misma desde entonces y solo quiero huir del lugar que me recuerda todo a él porque ahora me siento rara y no encajo.

Bueno... realmente nunca he sido normal, hay una parte de mí que nadie conoce por lo rara que es, puedo soñar cosas que se hacen realidad y la mayoría del tiempo son cosas muy malas. Yo soñé con la muerte de mi novio mucho antes de que sucediera y por miedo a insistir y que me trataran de loca, acepté que sucediera sin esforzarme más.

***

—Kannst du mich wenigstens verstehen?! —Grito frustrada, mi padre no da su brazo a torcer.

—Verstehst du? ¡Te dejé ir a Puerto Rico a cuidar de tu difunta suegra! —Gruñe evitando gritar. —¡Dejé que mi hija pasara su dolor sola! ¿Y aun así pides que te comprenda? —Hablamos en Alemán, cuando son estas discusiones se nos hace imposible hablar en otro idioma.

—Papá, soy mayor de edad, solamente quiero recorrer el mundo para tratar de sanar, ¿Por qué no lo entiendes? —Lo miro con lágrimas en los ojos.

—No hace falta que vayas tan lejos, puedes ir a Panamá y de esa manera yo sabré dónde estás. —Ahí está él, siendo el mismo inflexible de siempre, mirándome de esa manera imponente que no me da opción a rebatir, pero no puedo callarme, no ahora.

—Quiero estar lejos, papá. —Bajo la voz, lo único que estoy consiguiendo es alterarlo y cerrarlo más de lo que es. —Papá, por favor, ya basta de sobreprotegerme. No es justo. —Limpió mis lágrimas.

—¡Deja de llorar! —Ordena en un grito, odia que cualquiera de sus mujeres llore y tolera menos que él sea quien provoque las lágrimas. —Ya lo he dicho, no saldrás del país y de hacerlo yo sabré cada paso que des. —Yo bajé la voz, pero él grita como si yo fuera una de sus cabos y eso me enerva la sangre.

Domando A La Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora