El club de los secretos

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Todos los derechos de la foto en la portada reservados a @olowka.pdf (cuenta de Instagram) a la cual animo que sigáis porque hace unos fanarts de los Merodeadores que son canelita en rama.

Advertencias: Smut. Menciones a consumo de alcohol, drogas y cigarros. Homofobia y racismo típica del periodo. Ligera angustia con final feliz.

Pareja principal: James x Regulus (Jegulus). Menciones de Sirius x Remus (Wolfstar), Marlene x Dorcas (Dorlene), James x Lily (Jily) y Evan x Barty (Rosekiller)


Se edito esta historia el 21/02/2023 para corregir unos errores y añadir una nota final.





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Los despampanantes vestidos giraban al ritmo del vals que la orquesta tocaba en vivo, dándole una imagen de fantasía al bonito salón de la mansión.

Pese a que esta imagen era preciosa, James no quería estar ahí.

Habían sido sus padres los que le habían obligado a asistir al baile tradicional de máscaras de la familia Black, ya que se hacía en honor de la caridad. O, mejor dicho, para fingir que la alta sociedad tenía empatía una vez al año con la gente más desfavorecida y los colectivos más vulnerables. Una absoluta hipocresía, a su parecer.

Lo malo es que todos lo sabían y fingían no hacerlo, pues era mucho peor no asistir y enfrentarse a las revistas de sociedad, como bien le había recordado su madre, Lady Euphemia Potter. Por supuesto, después había añadido la frase estrella que surgía cada vez que la familia aparecía en las columnas de cotilleos.

−Suficiente hemos aguantado ya para que hablen aún peor de nosotros.

Y es que no era fácil ser un mestizo en la alta sociedad británica. Daba igual que su abuelo materno fuera uno de los comerciantes indios más importantes del Imperio, lo que importaba es que su madre no era blanca y, como decían las malas lenguas, se había casado con su padre, Lord Fleamont Potter, por el dinero.

James sabía que eso no era cierto, pues sus padres se habían enamorado en el primer instante en el que se vieron. Pero era tan raro que existiera un matrimonio por amor como el de sus padres, que los rumores habían surgido, intensificándose cuando ambos parecían incapaces de tener un hijo, un heredero para el importante negocio de su padre en la editorial de libros.

Había sido un niño milagro, ambos se lo habían repetido prácticamente desde que nació, y aunque no estaba muy orgulloso, sabía que había sido un crio mimado como cualquier otro nacido en una cuna de oro.

Cuna de oro que no había importado cuando al llegar al internado había recibido el mismo trato que había recibido su madre. La gente solo veía su piel morena y no sus logros, tanto académicos como deportivos, siendo su adolescencia una serie de castigos y soledad que le llevo a montar en un barco y viajar al país de origen de Euphemia.

Había adorado la sensación de libertad y aventura. Las masas de gente, los olores de las especias, el peligro de los animales exóticos y salvajes, la religión... El amor.

La había visto una vez paseando por la orilla del Ganges y se había enamorado totalmente de ella.

Lily era aprendiz de costurera en un taller, sus ojos verdes brillando mucho más que las joyas que cosía en los saris. Y aunque James había hecho todo lo posible para conquistarla, incluso queriendo seguir los pasos adecuados para un buen cortejo, sin importarle que ambos pertenecían a clases sociales diferentes, Lily no había aceptado sus avances.

El club de los secretos // JEGULUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora