Sol&Luna [CONTINÚA]

Cap 12

Hoy, es lunes. Oficialmente lunes. Me quedan cuatro días para volver y estoy en el pasado, enamorada de dos chicos que no son ni de mi época y que, probablemente tengan más secretos que el diario de una adolescente. 

He salido a pasear. Estoy en el lugar donde empezó todo, pero Cameron está unos árboles más atrás haciendo cosas de Cameron. Está por si me pierdo. 

El lugar donde empezó todo. 

Cameron no me había dirigido la palabra en todo el día y lo que quedaba de día ayer. Supongo que había demasiada tensión entre nosotros. A James no le había vuelto a ver. No estaba en casa. 

Escuché pasos detrás de mi y me giré. Cameron estaba a mi lado. 

- Quería decirte. - tenía el rostro neutro e inexpresivo. Parecía completamente una estatua, como cuando le conocí. - Que lo de ayer...

era la primera vez en todo el día que me dirigía la palabra

- ¿Qué?

Ahora mismo parecía una jovencita vulnerable, que es lo que realmente era. Nunca había hecho nada malo ni lo había hecho con nadie. 

- Olvídalo. 

Me sentó como un tiro. 

- ¿Qué lo olvide? 

Estaba flipando. 

- Sí. No sé que me pasó, se me fue la pinza supongo. 

No dije palabra. 

- ¿Bebiste? 

- No me acuerdo. Pero es lo más probable. - evitaba totalmente el contacto visual conmigo, y me estaba molestando más de lo normal.  

Suspiré. ¿Realmente no quería nada? ¿Y lo de ayer no fue nada? Bueno, no hicimos nada pero... nada nada... no se puede decir tampoco. 

- Y qué me quieres decir. 

- Que lo olvides. No podemos ser nada, te vas en cuatro días y nos separan más de veinte años de espacio tiempo

No respondí. Tenía algo de razón pero joder, me molestaba que un día estuviera a punto de besarme, y al siguiente ser el mismo chico frío de antes. 

- Vale, pero vámonos a casa.  

Asintió y le seguí de camino de vuelta. 

Él iba más adelantado que yo, no me apetecía irle hablando, y además, no podría soportar no imaginarme cosas estando con él. Cosas que pudieron haber pasado ayer. 

No pude evitar preguntar. 

- ¿Dónde está James?

- Yo qué sé, se habrá ido a brincar por el bosque o hacer mierdas de las suyas.

Ninguno dijo más. Me limité a recorrer los pocos minutos de camino que faltaban para llegar a casa. Casa que no sería casa en cuatro días.