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Capítulo nueve: Tengo mis ojos puestos en ti.

Este se veía completamente enfadado por alguna extraña razón, ya sabía que su relación con Rubius no era la mejor pero creo que ahora estaba exagerado.

Este fijo su mirada en mi e inspeccionó mi rostro a detalle.

"Oh... Cierto, mis mejillas estaban con ligeras marcas rosadas y con baba por parte de Rubius."

Tome la manga de mi saco negro y limpie mis mejillas.

- Qué bueno que llegaste Luzu, Quackity y yo estábamos hablando de trabajo.

- ¿De trabajo? - Luzu soltó un comentario por lo bajo después. - Y por eso los dos están prácticamente con la ropa desarreglada y el imbecil qué tengo como asistente tiene las mejillas con chupetones.

¿Por qué chingados me insulta?

- Imbecil tu Luzu, a ti que chingados te importa. Y deja de provocarme... - comente enfadado e impactado por el insulto repentino de él hacía mi.

- Luzu, deja de ser tan celoso con Quackity, tío. El iba ser mi Alcalde y yo su primera Damo... - Luzu se acercó amenazante a Rubius esperando a que esté terminará su frase. - Y ahora el será mi asistente... Las cosas no cambian, siempre vamos a estar uno con el otro, y como hize antes con el puesto que tanto anhelabas de Damo de Quackity, ahora te arrebatare el puesto de Quackity como tu asistente, quieras o no Alcalde Lu-...

Y el primer puñetazo salió...

- ¡¿Luzu qué te ocurre?! - dije mientras intentaba levantar a Rubius qué se encontraba sentado en suelo a causa del puñetazo. - ¿Estas bien Rubius?... - Este asintió con una sonrisa, mientras que con su mano limpiaba la ligera sangre que brotaba de la comisura de su labio.

- Quackity no va ser tu asistente, porque lo necesito veinticuatro a siete conmigo. Día y noche, a cada maldito momento. Y eso resultaria imposible para el puesto mediocre qué le quieres dar. -Me miró de manera amenazante y yo simplemente lo mire sin expresión alguna. - Espero y les quede claro a los dos, porque no me gustaría repetir lo anterior.

Y se fue...

Mire a Rubius con lastima, a pesar de que este haya provocado a Luzu, sabía que no se merecía ese puñetazo. El fue el único que después del anuncio al nuevo alcalde de Karmaland, me apoyo y me acompañó a mitad de camino hacia mi hogar, con un cálido abrazo y palabras reconfortantes.

- Rubius fue mi culpa, disculpame... - tome su mejilla para que con mi pulgar sobara ligeramente la comisura de su labio qué aún tenía una mancha de sangre. - No volverá a suceder te lo prometo.

Este tomo mi antebrazo y me alejo, para después sonreirme de manera cálida.

- Fui yo el que lo provocó, no te eches la culpa patito. - Palmeo mi cabeza. - Te dejo, quiero ver a Vegetta él siempre me pone feliz cada que lo molesto. - Este se despidió agitando su mano. - Nos vemos Quackity.

Por una extraña razón aun me sentía triste, pero con el pasar de unos minutos me sentí observado. En estos días es lo que más eh sentido...

Como si me observaran a cada maldito segundo...

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Tu Alcalde. | Luckity |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora