Deja de hacerme ver como el malo aquí.
Yo no hice nada.
No fue mi culpa.
¿Cierto?
—𝄞—
—Bien, bien, bien. ¿Entonces, Rojo, donde dejaste a ese par?~♫—
—¿Pues en donde mas? En alguna de estas mugrosas jaulas—
Una femenina voz suave y juguetona, con una pronunciación similar al de niña siendo mimada, pero con el tono de una adolescente, acompañada por una masculina, algo grave y calmada. Era fácil percatarse de las connotaciones agresivas en la tonalidad de esta segunda voz, fácilmente oculta por el tono tranquilo que mantenía, aun con todo esto, no parecía una voz excesivamente adulta, tal vez la de alguien de 19 o 20 años...
Ese tono... No pudo evitar llamar mi atención.
Rápidamente salí de mis pensamientos cuando estas comenzaron a aproximarse por los pasillos hacia nuestra dirección, sin embargo aun no daban indicios de haberse percatado de nuestra presencia.
Observe unos instantes a Carolina, su cuerpo temblaba frenéticamente y se cubría la boca con ambas manos, haciendo el mayor esfuerzo posible por no dejar escapar ni un solo ruido.
Mirar sus ojos llorosos era la única prueba necesaria para ver lo mucho que se estaba forzando para mantenerse discreta.
—¡En alguna de estas mugrosas jaulas, dices? Hehe!~—
La voz femenina exclamo, soltando una pequeña risilla, y volviendo su tono algo mas agudo, como si realmente le hubiera parecido divertido.
De repente, se escucho un fuerte estruendo y desde nuestro escondite pudimos observar varias estatuas derrumbándose una tras otra, algo similar a lo que seria el efecto domino.
—Pequeño pedazo de mierda, ¿Te estas olvidando de con quien estas hablando?—
Exclamo la voz femenina, revelando una total hostilidad junto un tono igual de agudo y juguetón, ciertamente me perturbo la forma tan amenazante en la que se escuchaban a pesar de ser una voz aparentemente dulce de la que venia.
—Estas hablando con la increíblemente linda y dulce Moge-ko, ¿Entendiste, maldita basura sin valor?—
Justo después de que la voz femenina dijera eso, se escucho otro estruendo, como el sonido de algo estrellándose con la pared, no obstante en esta ocasión no parecía ser el sonido de alguna de las estatuas metálicas.
Hubo un silencio bastante abrumador, que fue interrumpido por tosidos y quejidos.
—Espero que te haya quedado claro~♫—
Seguido de la declaración de la voz femenina, los sonido de las suelas de sus zapatos chocando contra el piso volvieron a hacer eco en los pasillos, cada vez mas cerca, finalmente encontrándose con la puerta derrumbada por la que habíamos escapado.—Vaya, vaya. Esto no estaba así antes, ¿cierto?~♫—
—Carajo... Este puto lugar esta en las ruinas—
Dijo la voz masculina, con un ligero tono de angustia, no una angustia desesperada, ese tipo de angustia que hacia presencia en ti cuando te equivocabas en algo y sabias el castigo que se aproximaba.
—En las ruinas, ¿Dices? Vaya, vaya... No pensé que fueras tan descuidado, rojo~. ¿Quieres decir que de todos los cuartos disponibles, decidiste ponerlos en el mas descuidado? Vaya, pero que desafortunado incidente~—
La voz femenina parecía imitar un tono desafortunado y lamentable, pero era claro que se estaba burlando simplemente.
—¿Ni siquiera para eso puedes servir ahora? Eres mas inútil que una bolsa con mierda. Te estas revelando demasiado, ¿Sabes? Moge-ko no soportara los berrinches de un inútil como tu~♫
Pero estas de suerte, Moge-ko no perderá el tiempo contigo, no no. En lugar de eso, usare mi gran olfato para encontrarlos, no pueden haber ido muy lejos, es imposible escapar de aqui~♫—
Seguido de esto, la voz femenina comenzó a dar pequeños saltitos, a medida que sus pasos empezaban a aproximarse a nosotros, pude ver el miedo en la expresión de Carolina, la cual parecía estar totalmente aterrada y lista para empezar a correr.—¡Vaya! Parecen estar realmente cerca, pobres estúpidos, no llegaron nada lejos!~♫
Mogegege~ Veamos, ¿Sera por aquí? Sera por allaaa~?—
La voz femenina comenzó a revisar cada una de las estatuas, estaba a punto de comenzar a correr junto a Carolina cuando esta empezo a acercarse a donde nos encontrábamos escondidos, sin embargo...—¿Los berrinches de un inutil como yo? Pero mira quien habla. Bueno Moge-ko, ¿Entonces porque no los encerraste tu? Oh, ¿Acaso es porque eres una inutil?—
La voz masculina comenzó a provocar a la femenina, lo que la detuvo de descubrir donde estábamos, ya que tan pronto como termino de hablar aparentemente esta se abalanzo encima de la otra, comenzando a resonar estruendos de lo que parecía ser una pelea entre ellos.
Tan pronto como esto comenzó, tome la mano de Carolina y discreta pero rapidamente empecé a escabullirme por detrás de las demás estatuas y estantes, llegando finalmente a un cruce entre los pasillos.
Justo cuando estábamos dispuestos a comenzar a correr, voltee a mirar hacia el lugar donde anteriormente estábamos, lugar en el que ahora estaban peleando los dueños de aquellas voces.
Una chica rubia de cabello largo y altura promedio, tal vez entre 1.50 y 1.60, portando lo que parecía ser un chaleco formal negro acompañado de una corbata, por debajo de esta una camisa anaranjada y finalmente una falda
color vino.
Sin embargo, lo mas destacable es que ella tenia un par de orejas algo largas, doradas al igual que su cabello y similares a las de un gato o un fennec, incluso pude notar que tenia una larga pero muy delgada cola.
Por otro lado, el chico... Entre 1.73 y 1.77, Su vestimenta era algo similar.
Portaba un chaleco negro formal, igualmente acompañado de una corbata junto con un pantalón oscuro y por debajo, una camisa rojo carmesí.
Su cabello igualmente era rubio y con largas orejas, con la diferencia de que este era corto y con el fleco algo largo, algo mas lo hacia destacar...
La poca piel que dejaba ver estaba llena de cicatrices, por donde sea que la vieras, una en la mejilla, en el ojo, inclusive un pequeño cacho de oreja arrancado.
Era algo que me dejo bastante desconcertado, sin embargo, no fue eso lo que me detuvo.
Cuando lo observe atentamente, comencé a recordar algo...
Algo muy, muy antiguo.
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Incitación [Mogeko Castle]
De TodoEl castillo Mogeko es un lugar de cambios constantes, un lugar imaginario que carece de sentido alguno. Hogar de los Mogekos, que a simple vista parecerían adorables peluches, sin embargo estos son capaces de cosas bestiales y perturbadoras, donde c...