01: ¿Mi café?

752 63 2
                                    


Ocho días antes.

En la bulliciosa Gran Manzana de Estados Unidos, nos sumergimos en una mañana aparentemente común para sus residentes, aunque la forma en que dos jóvenes están a punto de enfrentarla será todo menos ordinaria.

—Cuarenta y ocho —jadeó, tomando una respiración pesada— cuarenta y nueve, y... —una sonrisa de satisfacción se formó en sus labios— cincuenta.

Las mañanas de Kim Taehyung solían ser iguales, pero hoy despertó con más energía que los días anteriores, lo que facilitó su ánimo para realizar su sesión diaria de ejercicios.

Frunció levemente el ceño al ver la hora; estaba retrasado por cinco minutos. De inmediato, se dirigió a ducharse para poder arreglarse y tomar desayuno mientras revisaba lo que le deparaba el día en su agenda.

—Todo por ustedes —dijo con una sonrisa al ver su fondo de pantalla, una foto de sus padres.

Se miró nuevamente en el espejo, asegurándose de que su atuendo estuviera perfecto y adecuado. Como uno de los ejecutivos en la prestigiosa empresa, sabía que debía mantenerse a la altura de las circunstancias.

Por otro lado, Jeon Jungkook emitía leves ronquidos mientras se acurrucaba más abrazando su almohada en la cama. Hacía apenas unos minutos había sonado su alarma, pero él decidió quedarse un ratito más descansando.

Con los primeros rayos del sol filtrándose, finalmente se despertó con una amplia sonrisa, esperando que hoy fuera el día en que cambiara su situación y lograra el tan esperado ascenso.

—Mmm... —Se estiró completamente, emitiendo un sonido de satisfacción por haber dormido bien— A ver... —Miró el reloj a su lado para comprobar la hora— Son las siete y cuarenta —dijo aún un poco adormilado, hasta que abrió sus ojos de golpe— ¡SON LAS SIETE Y CUARENTA! —exclamó, saliendo disparado de su cama.

Maldición, nuevamente llegaría tarde.

De alguna manera, Jungkook logró alcanzar justo a tiempo el paradero del autobús y suspiró aliviado; había tenido suerte.

Luego, llegó a su cafetería habitual como si su vida dependiera de ello. Al ver la larga fila de clientes, se debatió sobre si tomar desayuno o no.

—Buenos días, Jungkook —saludó la empleada del lugar, a quien el pelinegro conocía muy bien—. Toma, aquí están tus lattes de siempre —le entregó con una sonrisa.

Con su característica sonrisa y sus ojitos brillantes, Jungkook se acercó a recibirlos.

— Oh, Jennie, acabas de salvar mi pellejo —respondió agradecido al recibir su pedido, pero entonces sus mejillas se tiñeron de un tono rosa al percibir un gruñido interno— o mejor dicho, mi estómago —rieron levemente. 

Al recibir la típica sonrisa encantadora que siempre le regalaba la castaña, Jungkook se retiró agradecido y prosiguió hacia su trabajo, corriendo con ambas manos ocupadas y quizás recibiendo algunos insultos de choferes por haberse metido en su camino.

 Pero al menos, ¡había superado a su jefe en la carrera contra el reloj, y eso merecía un aplauso mañanero!

Mientras Kim caminaba por una de las veredas de su condominio, que convenientemente conducía directo hacia su empresa, se cruzaba con varias personas mientras atendía la llamada entrante que recibía.

—Hola SeokJin, ¿Qué dice mi escritor favorito? —contestó el azabache con su habitual tono amistoso, continuando su camino sin perder ritmo.

—Hey Taehyung, estoy angustiado por mi nuevo libro. Creo que necesito reconsiderar el tema que iba a tratar —expresó Jin con una nota de incertidumbre en su voz.

La Propuesta ✍︎ |KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora