Capítulo seis: "Escondidas."

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La noche llegó. Todos estábamos haciendo los últimos preparativos para la noche. Tenía miedo de que participáramos nuevamente todos juntos en un juego. A pesar de que tuviéramos una idea de qué significaban los símbolos de cada juego, hasta el momento en el que pisáramos la arena e hiciéramos el registro, no sabíamos a qué nos enfrentábamos.

Estaba empacando la mochila con primeros auxilios y vi un cuchillo, lo tomé. No me arriesgaría a ir sin armas esta vez.

—¿Qué piensas hacer con ese cuchillo?— Preguntó Karube detrás mío.

—Pienso pelear.— Era difícil de aceptar, pero era fácil de decir.

—Espero que eso no sea necesario.— Tomó el cuchillo de mi mano y lo miró detenidamente.— ¿Cómo te sientes?

—Bien. Estoy lista.— Respondí, aunque en realidad, no estaba bien e ir al juego me aterraba.

—¿Sabes que no tienes que cuidar de todos?

—Si puedo, lo haré.

Llámenlo personalidad del héroe o como quieran, sin embargo, sentía que era mi deber ser fuerte y protegerlos. No obstante, era algo que hacía inconscientemente. Siempre pensaba en los demás antes que en mí y aunque algunas personas no lo merecían, ellos lo hacían, eran como mi familia y no dejaría que les pasara nada malo.

—He estado pensando en algo por un tiempo.— Dijo Karube, dándole vueltas al cuchillo entre sus dedos. Los nervios de que se cortara me carcomían por dentro.

—Es impresionante que todavía pienses, después de tantas palizas que te han metido— Era Arisu, quien se encontraba en el marco de la puerta.—. Ya casi anochece, deberían apurarse.

Se quedó un momento mirándonos, primero a Karube, después a mi y otra vez a Karube, sonrió y se fue.

—Ese juego miradas parece un coqueteo sexual entre ustedes. —Comenté, intentando distraerme haciendo una lista mental de lo que llevaba en la mochila y si hacía falta algo.

—Nunca había tenido la oportunidad de apreciar la vida como lo he hecho desde que llegué aquí— suspiró y contemplé cómo su semblante cambiaba a uno nostálgico—. Quiero mi propia granja en Australia y siento que ese sueño es posible, ahora más que nunca.

—Me alegro —Me di cuenta de lo cortante que soné —Nunca entendí porque una granja y también desearía que estas no fueran las circunstancias que te llevaran a apreciar la vida más.

—Pero ya estamos aquí, así que no queda más que pelear— súbitamente tomó mi mano— y más por tus seres queridos.— y puso el cuchillo sobre mi palma abierta y la cerró en un puño—. Hay algo que quiero decirte, pero primero, tenemos que sobrevivir la noche.

El hecho de que lo dijera de esa manera, hizo que me dieran ganas de vomitar.

—Por favor no digas las cosas así.

—Todo va a estar bien, los veo en un momento.— Puso su mano sobre mi hombro y después la deslizó a lo largo de mi brazo, antes de darse la vuelta e irse.

***

La noche cayó. El cielo estaba iluminado por la luna sin ninguna estrella que la acompañe. Era triste que la contaminación no nos deje verlas. Mis padres me habían contado la historia de una guerrera que marcó la historia y quedó en las estrellas. Señalaban la constelación y me decían que yo podía ser fuerte como ella y dejar mi marca en las estrellas. Ahora miraba la constelación y no encontraba ningún atisbo de valentía.

—Karube ya se tardó.— El tono de Arisu era desesperado, apresurado, como si quisiera que la noche se acabase pronto y lo único que lo impide es que Karube no llegaba.

Alice in Borderland (Chishiya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora