Capítulo siete: "Una última vez."

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Tardé al menos un minuto en reaccionar. Solo dos de nosotros sobreviviríamos. Por más que intenté despertar de la pesadilla, rascándome sin cesar y pellizcándome, no pude, seguía en el mismo lugar, en el mismo juego.

—Esto debe de ser una broma, ¿no?— preguntó Arisu.

Cuando Chota volteó a verlo, la imagen a un lado del casco cambió a un lobo rojo. En la pantalla se mostraba quién era el nuevo lobo.

—Debe de haber una forma de quitarnos los cascos.— sugirió Chota, mientras tomaba el suyo y lo jalaba con desesperación.

Este no podía ser el final. Ni siquiera me creía capaz de pelear contra ellos. Arisu volteó a verme y en la pantalla pude ver mi fotografía. No quería ni siquiera mirar.

Shibuki salió corriendo hacia el bosque, perdiéndose entre los árboles y plantas del lugar.

—Esa perra maldita.— el odio en la voz de Karube era tan palpable que por un momento me asusté.

Ver la rabia en sus ojos y la manera en la que tomó el cuchillo antes de perseguirla me heló la sangre. Ese no era Karube.

Pensé rápidamente en algo que pudiéramos hacer. No tenía ni la menor idea de cómo acabar el juego. Supuse que cualquier otro jugador hubiese empleado las armas y forzado al otro a mirarlo. En nuestro caso, no Arisu, ni Chota, ni yo movimos un solo músculo.

—Debemos detener el juego.— Arisu corrió hacia la mesa con herramientas.

—No quiero que Karube cargue en su consciencia haber matado a alguien.— dije— Chota, por favor quédate aquí. Intentaremos encontrar una solución.

Con el cuerpo temblando, él asintió, mientras que un mar de lagrimas empapaba sus mejillas y lanzaba una cascada de plegarias.

Aún cuando salí corriendo, pude escuchar sus palabras por el casco.

Había visto pelear a Karube antes. Él siempre me defendía cuando un hombre intentaba pasarse conmigo. Inclusive una vez defendió a Arisu cuando un gangster- o lo que sea- le robó su teléfono y encima le pidió darle dinero mañana. Apuesto lo que sea a que ese sujeto se arrepintió de haber molestado a Arisu.

Sin embargo, aquel Karube que escuchaba por las bocinas del casco no era mi amigo, el que tanto defendía a sus amigos.

Debía hacerlo entrar en razón.

Vi cómo de un grupo de plantas Karube tomaba a Shibuki del cuello de la camisa y la aventaba contra el piso:

—¡Mírame!— le gritaba mientras la sacudía y agitaba su cuerpo una y otra vez contra el suelo— ¿crees que puedes cogerte a mi amigo y salirte con la tuya? Eres una zorra.

Sentí asco por sus palabras, por cómo la tomaba del cuello. El aire se quedó atorado en mi garganta, como si mi cuerpo recordara algo que quedó en el pasado.

—¡Karube, ya basta!— Grité, sin embargo, no obtuve ninguna reacción de su parte.

—¡Mírame!

Shibuki lo golpeó en su herida una y otra y otra vez. Su camisa se manchó de sangre. Lo tomé de los hombros y vi la imagen de la chica con los ojos cerrados. No podía creer lo violento que se había vuelto. Ese no era mi amigo. Quería recuperarlo.

Él no cedía ante los golpes y el forcejeo. No supe qué más hacer. Cuando vi la película de Avatar, me pareció increíble cómo Neytiri salga sobre la espalda de su hermano y lograba quitarlo de encima de Jake. Por supuesto que no fue como en la película y no me vi igual de cool que ella. Con toda la fuerza que tenía, lo empujé como Neytiri me dio a entender, caí encima suyo raspándome contra el suelo y cayendo con su peso sobre mi.

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⏰ Última actualización: May 09, 2023 ⏰

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Alice in Borderland (Chishiya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora