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—¿Es eso lo que creo que es o estoy alucinando? — le pregunté a First.

—¡Eso no es una alucinación! —gritó con entusiasmo—. Khao, ya sabes lo que hay que hacer.

Ambos nos arrastramos corriendo de vuelta a la cueva. Agarró nuestros pantalones cortos y la pistola de bengalas, mientras yo tomaba la antorcha que teníamos a mano para encender la gran hoguera que habíamos hecho. Al encenderla señalaría la equis gigante que construimos con piedra negra en la playa, la señal universal de socorro, para el paso de aviones o posibles barcos.

En la playa, encendí la fogata y esta prendió rápidamente, iluminando la orilla como un pequeño sol. First se deslizó en sus pantalones cortos, atados alrededor de la cintura con una enredadera porque había perdido mucho peso. Hice lo mismo mientras él empezaba a disparar nuestras únicas bengalas al cielo. Si esto no funcionaba, podíamos estar condenados a vivir en esta isla por el resto de nuestras vidas.

Vimos sin aliento como el bote continuaba pasando la isla, luego lentamente comenzó a cambiar de rumbo. ¡Nos habían visto y estaban en camino! Mi corazón saltó a mi garganta y sentí lágrimas en mis ojos.

Pasó una eternidad antes de que lanzaran un pequeño bote y nuestros rescatistas llegaran a tierra. Nos miramos expectantes, sonriendo ante la posibilidad de ser rescatados. First me atrapó en un gran abrazo, haciéndome girar en un círculo de emoción. Nos regocijamos y hasta bailamos en la arena. Nuestro calvario finalmente estaba llegando a su fin.

Cuando llegamos a la embarcación más grande, el yate estaba siendo atendido por una pareja adinerada, simplemente estaban de vacaciones, y nos permitieron hablar con el capitán para explicarle lo sucedido

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Cuando llegamos a la embarcación más grande, el yate estaba siendo atendido por una pareja adinerada, simplemente estaban de vacaciones, y nos permitieron hablar con el capitán para explicarle lo sucedido. La pareja fue muy amable, sabiendo ahora quién era yo. El apellido Thanawat fue más reconocido después de que se conoció la noticia sobre nuestro yate y su naufragio.

Hubo cierta controversia sobre como seguiría adelante la empresa de mi padre, sin saber si estaba vivo o muerto. Era algo que tendría que abordar cuando llegara a casa y no tenía idea de como proceder en ese frente.

Nos obsequiaron hamburguesas y papas fritas, a pedido nuestro, al chef probablemente nunca antes le habían pedido una comida así. Estaba delicioso, coronado por la ducha caliente que lo precedió. Era extraño usar crema de afeitar, jabón, agua caliente y deambular por el bote con túnicas blancas mullidas mientras lavaban nuestra ropa vieja. Pronto comenzamos a sentirnos de nuevo como personas normales, fortalecidos por la nutrición repentina en nuestros cuerpos.

Nos dieron un par camarotes para dormir, lo que a First le encantó, ya que estaba más acostumbrado a dormir en los espacios reducidos con la tripulación.

Nos separamos, y nos dirigimos a nuestros camarotes para dormir un poco. Cerré la puerta, consciente de que nuestra historia de amor probablemente había terminado, sobre todo después de que las azafatas del yate coquetearan con él, eso luego de que estuviera completamente aseado y tan guapo como siempre a pesar de la pérdida de peso. Yo, por otro lado, vengo de un entorno acomodado, eso los mantuvo a distancia, aunque todos eran muy educados.

Castaway 𝙵𝙺 𝙺𝙵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora