Capítulo 4

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Después de que el malentendido fue solucionado, la carrera continuó. De acuerdo con Satotz, el recorrido del túnel solo fue la primera parte de la Etapa 1 del examen del cazador, estaba un poco curiosa acerca de cómo se separaría una etapa de la otra, pero decidí dejarlo pasar. De igual forma, aún no había terminado la primera etapa y ya había empezado a marearme.

Antes de continuar corriendo me acerqué de nuevo al grupo de Kurapika.

— ¡Hola!

— ¿Eh? Hola —me respondió el rubio—, ¿pasa algo?

— No, solo quiero hablar con Leorio un momento.

Al decir esto, el susodicho dejó de hablar con Gon para verme, yo caminé hacia él, nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. — Lena, ¿qué ocurre? —saludó con un tono amigable, intentando de deshacer la tensión que me rodeaba.

Verlo así me hizo sentir peor, había sido grosera con él.

— Lo siento —dije avergonzada—. No debí golpearte antes, no se repetirá.

— ¿Qué? —el muchacho parecía confundido.

— Cuando apareció el mono imitador, te golpeé para que no pudieras hablar y ahora que pienso en ello, me siento avergonzada. Lo siento —bajé mi cabeza con la esperanza de que reconociera la sinceridad de mis palabras.

— ¡Por favor, levanta la cabeza! No es necesario, tranquila, ¡todo está bien! —trató de conciliar.

— Lo que hice no está bien —dije mirándolo a los ojos.

— Ah, está bien. Te perdono, no hagas eso de nuevo, ¿sí? Estoy bien, ¿ves? —dijo mientras levantaba su brazo enérgicamente. Sonreí.

— ¡Gracias!

Me sentí feliz al verlo, temía haberlo lastimado con mi fuerza. Si me hubiera excedido un poco más, Leorio habría tenido que retirarse antes de llegar a la segunda etapa. Por fortuna, no fue así y ahora estábamos corriendo otra vez. Decidí quedarme cerca de él y Kurapika para vigilar su condición. No obstante, la niebla empezaba a molestarme. No solo obstruía mi vista, sino también mi sentido del olfato.

Para ese punto de la carrera, la mayoría de los participantes estaban desprendiendo un fuerte aroma a través de su sudor, provocando que el olor de todos se mezclara entre sí. Si a eso le agregaba las partículas de aire, todo se hacía más denso, era como estar en medio de una nube de arena sin escapatoria. En consecuencia, mi nariz comenzó a constiparse; no tuve más remedio que respirar por la boca y separarme lentamente de la carrera.

Así que, mientras los demás corrían, yo me detuve cerca de un claro para tomar aire. Mi cabeza daba vueltas cada vez que me movía, impidiéndome seguirlos desde lejos. Dejé caer mi cuerpo sobre la maleza y apoyé mi espalda en un árbol, ahora estaba expuesta ante las bestias mágicas. Apreté el centro de mis cejas, dando masajes circulares en un intento por despejar el malestar. Por suerte, estaba funcionado y la cabeza ya no me dolía, sin embargo, necesitaba alejarme antes de que alguna bestia me encontrara.

Antes de hacer cualquier cosa, pensé en mis posibilidades: correr sin rumbo fijo en mi estado o esperar a que estuviera mejor y rastrearlos.

La respuesta era obvia.

Tomé una bocanada de aire y usé toda mi fuerza para treparme al árbol y esconderme en él. Una vez llegué a una rama estable me dejé caer suavemente, evitando llamar la atención de las aves. Todo parecía ser un desastre. La niebla aún no había disminuido y hacía un rato no sentía la presencia de un ser vivo que no fuera un lagarto. La situación continuó así un rato hasta que escuché los gritos de otros participantes en la distancia, me sentía aliviada. No estaba sola.

Ante este pequeño consuelo, cerré mis ojos tratando de calmarme y evaluar mi estado.

Ya no me molestaba la nariz.

Estaba respirando con tranquilidad cuando aparecieron voces en la zona. Abrí los ojos, tratando de identificar la fuente del sonido. Se trataba de algunos participantes del examen, sin embargo, había algo extraño con ellos. Hisoka estaba rodeado. Tuve un mal presentimiento, la sed de sangre de esos hombres y la molestia persistente en los ojos del mago se convirtieron en una señal de advertencia para mí. Aun así, no podía moverme deliberadamente, dejando mi ubicación al descubierto.

—... nos encargaremos de ti ahora mismo, no tienes lo que se necesita para ser un cazador —"amenazó" uno de ellos.

Mi boca se hizo una "O" al escucharlo, creí que el pelirrojo era quien los había conducido hasta allí para matarlos.

— Tal vez... —murmuré recordando las palabras de Tompa.

(Flashback)

— Ah, ¿te refieres a él? #44: Hisoka, el mago; también participó el año pasado.
— ¿En serio? Parece un tipo fuerte, ¿por qué está aquí?
— Lo es.

Lo miré curiosa, tratando de que me diera más detalles sobre lo que ocurrió, la información era un elemento indispensable al tratar con un desconocido.

— Hisoka fue descalificado por atacar a un evaluador, no tuvo más remedio que retirarse y regresar.
— Un hombre capaz de atacar a un examinador, suena increíble.
— No deberías acercarte a él, asegúrate de no hacerlo.
— Qué malo...
— Lo digo enserio, ni siquiera Bodoro podría hacerle frente.
— Está bien, seré cuidadosa
.

(Fin del flashback)

El rostro sonriente de Hisoka pareció volverse un poco más sombrío.

— Supongo que es ofensivo —reí.

Que semejante grupo tratara de decirle qué era lo que se necesitaba para ser cazador cuando ni siquiera podían cumplir con sus propios estándares debía ser realmente molesto.

— Entonces, ¿debería jugar al examinador?

«Yo opino que está bien patearles el trasero» quise transmitir telepáticamente a Hisoka.

Él se percató de mi presencia de inmediato, porque sonrió al mirarme de reojo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, fue cuestión de segundos... con un movimiento rápido y elegante, trazando una circunferencia perfecta con la carta en sus manos, Hisoka se deshizo de todos ellos.

«Estoy muerta».



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