Capítulo 6

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Me hervía la sangre de solo escucharlo. No me había esforzado tanto para llegar a la prueba del cazador solo para ver a un examinador haciendo un berrinche. Estaba molesta, pero no había nada que pudiera hacer. Atacarla sería arriesgarme a no aprobar, pero seguir con la prueba era una pérdida de tiempo.

— La única forma de aprobar es preparando un plato que ambos consideremos delicioso —señaló Menchi. Era una cazadora gourmet que sucumbió a las provocaciones de los aspirantes.

«Una mente débil».

Resultaba ofensivo tener que complacer a una persona así. Era fuerte, eso debía admitirlo, pero la fuerza no es suficiente en el combate.

«Hay que tener la cabeza fría» reflexioné para mí misma.

Lavé mis manos antes de hacer cualquier cosa, un poco de agua me ayudaría a calmarme. Me planté frente al cerdo-jabalí que tenía al frente. No necesitaría tanta carne para el platillo.

Elegí retirar el lomo de cerdo con un cuchillo. Luego, lo guardé en un bol y me dispuse a botar el resto fuera de la cocina. Las paredes eran buenas, pero lo mejor era tirar el cadáver lejos para que no llegaran bestias al lugar. No tenía más remedio que cargar con él un rato.

***

Al volver a la zona de cocina me di cuenta de que algunos compañeros ya estaban presentando sus platos. Bueno, el intento, la mayoría solo puso el cerdo en una bandeja gigante. Los olores iban envolviéndome, aunque no de una forma desagradable.

Abrí la carne que había seleccionado antes y empecé a rebanarla. Una vez lista, la puse de nuevo en el bol y lo cubrí con una tapa. No estaba muy familiarizada con la cocina, pero podría hacer algo. Herví algunas verduras a fuego medio en una olla más grande, era una suerte que tuviera cuatro quemadores para preparar la comida.

Era una lástima que no tuviera cerveza ni vino, con ellos no habría tenido que botar la mayor parte del cerdo.

Al final, decidí preparar lomo en salsa de piña con una ensalada de espárragos. De beber no había nada, así que debía encargarme de recompensarlo.

Lo primero era preparar la salsa, tenía margarina, sal, cebolla blanca, pimienta y piña. Prendí el siguiente quemador de la estufa, puse la sartén al fuego y agregué la margarina. Corté la cebolla en aros finos y los puse en la sartén. Revolví un poco para que no se quemaran, dándole un toque de sal y pimienta con la otra mano.

Mis brazos picaban al sentir el calor del fuego, parecían enrojecer cuando estaba cerca de él y en ocasiones sentía que era yo quien ardía. Volví a tomar sal y pimienta solo que esta vez la víctima sería la carne, luego le puse cinco cucharadas aceite hasta que estuviera bien cubierto pero no demasiado grasoso. Apagué la olla que tenía con los vegetales y los escurrí.

— Eres demasiado arrogante, pese a preparar tales miserias —escupió Menchi al hombre ninja.

«No solo el tiempo se está agotando, ella también».

Puse la piña en el sartén con cebolla y margarina, removí un poco y le puse azúcar morena. Fui mezclando para que la piña empezará a caramelizarse con la cebolla. Tomé una pequeña porción de la mezcla y empecé a batirla a falta de una licuadora. Batí hasta que tomó una textura ni tan cremosa ni tan líquida.

Preparé el horno y puse la salsa por un tiempo. Minutos más tarde la saqué del horno y volví agregar margarina. Empecé a cocinar la carne junto con la salsa, era hora de pasar a la siguiente parte.

Hice a un lado la carne para cortar los espárragos y luego los puse en otro sartén junto con la zanahoria cocida y una cucharada de aceite. Allí, agregué un poco de vinagre balsámico y miel y empecé a saltearlos.

Las personas hablaban a mi alrededor, pero no conseguía escucharlas con claridad. Lo difícil de la cocina era prestar atención a tres a cuatro cosas a la vez y que todo salga perfecto. Volví a revolver la sartén con la cebolla y volví a los espárragos. Debía saltearlos por tres minutos más y ya todo estaría listo para servirse.

— Te digo, debes calmarte un poco... - insistía Buhara en voz baja. Yo estaba en la segunda fila del frente, podía escucharlo todo con claridad gracias a mis sentidos agudos.

— ¿Mm m? Este parece más decente —dijo Menchi, ignorando a su compañero.

El dueño del platillo era Kurapika. Al ver la presentación de su plato, no pude evitar prestar atención a la mía.
Menchi parecía emocionada y le dio un bocado que luego escupió.

Ya estaba lista.

— ¡Todos hacen lo mismo, estoy cansada! — exclamó, molesta—. ¡Oye, tú! ¿Acaso no pretendes traer tu plato? — habló dirigiéndose a mí.

Sonreí con la bandeja de comida en la mano.

El grupo de Kurapika me miraba desde atrás, los demás concursantes estaban atentos. Buhara sonreía en mi dirección y miraba a Menchi. «Supongo que esa es una buena señal» acomodé los platos frente a ellos con delicadeza y me aparte un poco.

— Bueno, al menos alguien sí se esforzó hoy —comentó Menchi con desdén.

No era necesario voltearse para saber que expresión tenían los demás en su rostro. Por esta vez, Buhara no comió primero y esperó la reacción de su compañera.

La mujer tomó los cubiertos con el ceño frunció y cortó el primer bocado. La carne. Se la llevó a la boca y masticó un poco, permaneció en silencio y luego probó los espárragos. Masticaba lentamente, apenas si podía notar ese gesto de la garganta al tragar.

Estaba expectante cuando Gon se acercó a mí.

— Creo que le gusta tu comida.

— Opino lo mismo —añadió Kurapika—, no había comido más de dos bocados del mismo plato.

Una suave mueca salió de sus labios, casi parecía una sonrisa. Buhara empezó a comer también y le dio el visto bueno a mi comida. Menchi no dijo nada y siguió comiendo hasta terminar el plato. Estaba nerviosa.

— No estuvo mal —fueron sus palabras—. Es el mejor que vi hoy, pero—Buhara la miró curioso, saboreando cada bocado.

— No era necesario echar pimienta a todos los ingredientes. Aún percibo el olor de la margarina en la salsa y te excediste con la cocción de las verduras. La presentación está bien, pero no aprovechaste al máximo toda la carne, es todo un desperdicio —suspiró, cansada.

La mujer se levantó de su asiento y caminó hacia el frente.

— Muy bien, el tiempo se acabó. Todos están reprobados.

— Menchi... — Trató de persuadir Buhara, ganándose una mirada furiosa.

Me sentí sumamente abrumada, ¿acaso esperaba un platillo que superará cualquier otro en su experiencia como cazador gourmet? Era una locura, no, una estupidez. Eso era, ¡una estupidez!

No me molesté en discutir con ella, los demás concursantes ya lo hacían. Así que volví a mi lugar, esperando a que llegara él.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

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