Capitulo 18

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Novara abrió los ojos al sentir una mano en la frente y miró de manera borrosa el rostro de Sabina a su lado, inclinada hacia ella y revisó los aparatos conectados a su brazo. Volvió a cerrar los ojos.

    —¿Cómo se encuentra?

    —Parece que se estabiliza —dijo Sabina.

    Novara notó como le acariciaba el pelo y la escuchó sentarse en la silla que tenía situada al lado de la cama.

    —Es extraño, lo sabes, ¿verdad? La herida de las costillas le había atravesado el pulmón, pero la peor parte la tenía cicatrizada, eso le ha salvado el órgano y posiblemente es lo que está acelerando el proceso de curación.

    —Está viva, Danniel, lo demás no me importa.

    —Ve a descansar, Sabina. Te necesitamos despejada.

    —Ahora no. Durante unos días tendréis que apañaros sin mí.

    —Por supuesto —Hubo un silencio y Novara creyó que el hombre se había ido—. Pero necesitas dormir igual. Puedo quedarme con ella y...

    —No. Vete. Tenéis mucho que hacer.

    La puerta se oyó abrirse y cerrarse y Novara volvió a relajarse. Desde que la habían llevado al hospital había escuchado retazos de pequeñas conversaciones cada vez que despertaba, al igual que había visto en todas esas ocasiones a su abuela a su lado. Sabía que la habían visitado varios de los miembros del grupo al que se suponía que ella pertenecía ahora. Todos habían hablado con Sabina y Novara entendió que la mujer siempre había pertenecido a ese lado de la balanza, desde mucho antes de que ella llegara a Norhcost y posiblemente también su padre. Derek también la había visitado y Novara había notado como se le contraía el estómago al oír su voz. Eso le había desesperado, al igual que el hecho de que Mark no hubiera ido ni una sola vez.

    Lo sabía. Era algo extraño, pero desde que habían creado aquel vínculo que la había salvado de alguna manera inexplicable la vida, aunque en el sueño había estado mucho mejor que lo que había encontrado al despertar, podía sentir a Mark como si estuviera dentro de ella, como si fuera parte de ella. Curiosamente las emociones que más llegaban a ella era una desgarradora melancolía que hacía que tuviera ganas de llorar continuamente, aunque siempre trataba de explicarlo con el dolor que aún seguía sintiendo cuando se pasaban los efectos de los analgésicos. Y, por supuesto, lo sentía lejos, como si hubiera una larga distancia entre ellos y Novara había comenzado a sentir la ansiedad de que, ya que ella seguía en Norhcost, él se hubiera marchado del pueblo.

    Aquella idea la estaba destrozando.

    —¿Novara?

    Abrió los ojos con esfuerzo y miró el rostro lleno de ojeras de Sabina y trató de sonreír. Aquello también había sido una sorpresa.

    —¿Hm?

    —¿Cómo te encuentras? ¿Puedes incorporarte para comer?

    Pese a que ya llevaba algo más de una semana ingresada y dos días desde que había conseguido mantenerse despierta e ingerir alimentos sólidos, Sabina seguía haciéndole la misma pregunta.

    —Sí.

    La mujer la ayudó a incorporarse y Novara se frotó los ojos para despejarse. Ninguna de las dos había hecho preguntas, pero suponía que, al menos ella, una vez volviera a casa necesitaría respuestas y esta vez las obtendría, de una manera u otra, aunque tuviera que interrogar a todos los habitantes de Norhcost.

    —Hola —Unos golpecitos en la puerta mientras se abría hizo que las dos giraran la cabeza para ver quien entraba—. ¿Es mal momento?

    No podía ser peor. Novara desvió la cabeza de Derek e hizo una mueca, llevándose las manos a la cabeza y cerró los ojos con fuerza al comprobar que estaba despeinada. No sólo debía tener un aspecto lamentable, sino que acababa de levantarse, con el pelo enredado, la cara sin lavar y posiblemente tenía hasta legañas en los ojos. Disimuladamente se llevó las manos a los ojos y se los frotó un poco. Tampoco había tomado una ducha decente desde que llevaba ingresada y dudaba que el pijama del hospital le sentara precisamente bien. Suspiró resignada.

Hijos de las Tinieblas (SUEÑOS OSCUROS 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora