Zarpaba el barco con una brisa inmensa, que mal día para navegar, era de noche y hacía frío, las lágrimas de Hannah corrían rápidamente por sus mejillas.
Siendo capturada y quebrándole el corazón.
No podría sentir otro infierno que ese, Leo, su amor, la había engañado con Alexandra, una mujer que también iba en el barco, estaba a tres metros del lado izquierdo de esta, con una mirada profunda e igual de desolada.
Mientras la mujeres del barco estaban tristes, habían otras que festejaban.
El sultanato de el sultán Suleyman apenas iba empezando, y con ello, su tercera dama, lo acompañaba con una sonrisa contagiosa.
- lo hemos logrado- murmuró y este sonrió, - así es; el mundo es nuestro- respondió.
Ahora solo tendría que esperar más tiempo para que a su hijo le diesen Manisa, Mahidevran tiene el pleno favor de el sultán por ser "la mujer más hermosa que sus ojos han visto", y ser la madre de su tercer hijo.
Este tenía uno mayor, Abdûllah, su príncipe de seis años.
Su segundo príncipe era el príncipe Murad, el cual tenía cinco años.
El tercero pero no menos importante era el príncipe Mustafa, el cual tenía tres años.
Fueron abandonadas en el puerto como si de peces se tratase, Alexandra quedó en silencio y esperaron a que varios hombres las llevaran directo a la jaula de oro que llamarían "harem"
- ¿que es esto?- preguntó Alexandra enojada, - ¡respóndeme!- gritó esta misma, Alexandra hacía tantas preguntas e intentos de escapar en ese instante que la sujetaron, era hermosa pero irritante.
- ¡suéltenme!- gritaba una pelirroja de ojos azules, - ¡Cálmate, o morirás!- se asusto al momento de escuchar eso, pero siguió forcejeando.
Mientras había otra pelirroja de ojos verdes mirando todo el teatro que montaba la mujer.
Esta estaba en silencio, para ella esto era un infierno interno, y no quería causar más problemas.
La brisa...esa bella brisa que a Hannah le encantaba fue remplazada por un olor a olivo y jazmines, rosas, perfumes, comida...
Todo tan magnifico, el paraíso...
Las hicieron ordenarse en fila, Hannah siguió esto a el pie de la letra, Alexandra fue acomodada a su lado y las miradas estaban en ellas, jamás habían visto a mujeres pelirrojas, o al menos eso parecía en sus miradas, Alexandra se sintió como un animal siendo observado.
Hannah seguía en silencio, mirando a una mujer que entró, esta estaba vestida con ropa algo "fina" , el cabello color negro rizado y un bastón color negro, esta se veía un poco pasada de años.
Seguida de ella entró otra mujer con aspecto igual, solo que se veía mucho más joven.
—¡Este; es el palacio de el magnífico sultán!- gritó la primera mujer que entró, —¡el sultán Suleyman!- todas las miraron, — ¡ustedes, son su propiedad!- Alexandra la miró molesta, — serán educadas para el, su vida les pertenece- Hannah asintió.