Mataré a esa maldita serpiente, Hannah, es una maldita, no permitiré que se quede en mi palacio.
- Sümbulag- habló Suleyman, - ¿si mi sultán?- preguntó este, - tráiganme a la muchacha pelirroja- habló y este lo miró confundido, - mi sultán...- se silenció Sümbulag por un momento, - ¿qué pasa?- preguntó, - Hay dos muchachas pelirrojas en el harem- el sultán pensó, - ella tenía, ojos verdes, vino a mis aposentos esta mañana, pero se tuvo que ir, tiene el cabello largo, un poco rizado- Sümbulag entendió a Alexandra, por lo cual asintió y se marchó.
Este no tenía idea de que Alexandra no era la candidata.
Pero cuando está pelirroja de ojos azules se enteró, brinco de la emoción, arreglándose y mirándose hermosa.
Coincidía en todo menos en los ojos, su cabello era rizado, mientras que el de Hannah fue porque está intento hacer lo mismo con sus dedos, no le rindió los frutos que quería pero la hacían sentir linda.
- sultan- habló Alexandra entrando, aún que se mirase hermosa, no era la mujer que el pidió.
- ¿quien eres?- preguntó mientras se acercó con duda.
- la mujer pelirroja, la nueva- sonrió esta misma acercándose a sus labios.
Aún que el sultán la haya tocado, no permaneció en sus aposentos la noche, se fue por orden de el sultán.
Alexandra estaba conformada por haber entrado, y rezaba por poder tener un varón.