Capítulo 1.

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   Khio caminaba tambaleándose, se sentía ligero y soltaba risas sin razón a cada rato y muy fácil, era un gran cambio para alguien que no solía reír mucho. Estaba tan borracho que casi había empezado una pelea con una señora que lo miró con cara de asco, pero para su suerte, había dejado el lado concurrido de la ciudad hace un rato y ya estaba en rumbos familiares. Él era la única persona que se veía en la calle, se sentía como si estuviera soñando.

   Se metió a un callejón que recordaba estaba en el camino a su departamento, era largo y la única luz que lo iluminaba estaba en la mitad del recorrido, apenas era de ayuda. Logró llegar hasta pasar esa luz cuando tuvo que parar y apoyarse en una de las paredes para no caer.

   —Mierda —dijo, y se arrepintió al instante.

   De repente tenía muchas náuseas, así que intentó respirar profundamente. Lo último que quería era vomitar en el callejón. Seguramente recordaría eso siempre que fuera a pasar por el lugar, estando sobrio no le haría gracia. Miró hacia arriba esperando que la desagradable sensación desapareciera cuando algo llamó su atención. Giró la cabeza para ver mejor lo que captó en el costado de su ojo.

   A su derecha, cerca de la entrada al callejón, había una persona mirándolo fijamente. Khio se levantó a tal velocidad que casi cae por el mareo que lo atravesó, pero en ningún momento dejó de mirar a figura inmóvil. El estar borracho no evitaba que se sintiera inquieto al toparse con un desconocido en un callejón, en la madrugada, donde no había nadie más que ellos.

   La otra persona rio, con una voz masculina que sonaba agradable. A Khio le gustó el sonido, también le causó un escalofrío.

   —Me sentiría ofendido si no tuvieras razones para tener miedo, ¿por qué estás afuera tan tarde?

   El hombre se acercó a donde Khio estaba congelado, la luz finalmente hizo que se pudiera ver más que solo su silueta. Se le olvidó por un momento el porqué estaba tan nervioso. La persona parecía mayor que Khio; caminaba con confianza y de forma arrogante; su piel era pálida y su cabello negro, llegaba a su cuello y algunas ondas caían en su cara; sus ojos eran una mezcla de azul y gris que Khio no quería dejar de mirar. Se vestía bastante elegante; el chico vio algunas perforaciones en sus orejas.

   Ese hombre era justamente el tipo de Khio. Él estaba listo para cantarle "I wanna be yours" ahí mismo, sin importarle lo raro que sabía que era el acercarse a alguien como ese tipo había hecho. La imagen de él de rodillas simplemente se veía demasiado bien.

   Registrando las palabras del otro, Khio miró a cualquier otro lado menos la cara del atractivo desconocido para poder responder sin distraerse, le costó mucho hacerlo cuando lo vio inclinando la cabeza. Se veía tan lindo.

   —Eso sonó mucho a asesino en serie... —El otro hombre lo miró sin parpadear— Y, y, yo ya tendría que estar en casa.

   —¿Sí? ¿Seguro no puedes quedarte un rato? —pidió con voz divertida—. Vengo de mi trabajo y estoy terriblemente aburrido, me vendría bien la compañía de un chico tan lindo.

   Khio se sintió irritado pero seducido. El tono del extraño hizo que quisiera darle la contraria sólo por el placer de hacerlo y ver si lograba molestarlo. Pero él siguió queriendo escuchar su voz incluso cuando parecía burlarse él, eso no ayudaba a controlar su repentino mal humor. Algo positivo era que la sorpresa de encontrarse a este hombre lo hizo más sobrio, era capaz de pensar en cierta medida.

   —Tengo que darle de comer a Olga, mi avestruz.

   Por supuesto, estaba mucho más borracho de lo que en ese momento pensaba. Pero siempre había sido bueno fingiendo estar sobrio, el engaño duraba hasta que decía alguna ridiculez.

A las 4 am.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora