Alec
Seguimos caminando en un tenso silencio, con empeño trato de distinguir nuestros sonidos de los sonidos de la naturaleza, no quiero caníbales o animales dándonos una sorpresa de nuevo.
- Pararemos aquí, vamos a comer algo.
Magnus se deja caer agotado.
- Genial, muero de hambre. - Saco dos de mis dagas y empiezo a caminar. -¿ Me vas a dejar aquí?
- Dado lo que pasó la última vez que trataste de escapar, no creo que lo intentes de nuevo y si lo haces, - volteo a verlo con la mirada más dura que tengo - Yo no iré a rescatarte, brujo.
Me devuelve una mueca de coraje y fastidio. Sigo andando un tramo corto, si se encuentra en problemas seré capaz de escucharlo apenas grite, en una rama alta un ave de buen tamaño está posada.
Apunto en su dirección, llevo mi brazo atrás y con la fuerza necesaria la proyecto hacia el frente, corta el aire y la distancia se hace menos hasta que le da de lleno en el pecho.
Me acerco a recogerla, pero hay algo extraño, la selva se ha quedado en silencio total y eso sólo ocurre cuando un depredador anda cerca.
Camino rápidamente pero silencioso, cuando estoy cerca del lugar puedo apreciar algo que me deja clavado en el sitio.
Mirando fijamente a Magnus, en tensión para atacarlo, respaldada por un buen tronco, con los colmillos extendidos y la lengua a veces haciendo acto de prescencia se encuentra una anaconda enorme.
Magnus
No puedo moverme, el terror me tiene paralizado, esa maldita cosa me está viendo con sus ojotes de reptíl que son atemorizantes.
Si tuviera mis manos libres podría convertirla en mi mascota pero no las tengo y no puedo hacer nada, maldición, y el imbécil de Alexander se encuentra convenientemente en otro lugar.
El reptil se acerca, muy lentamente lo hace, toma una posición vertical, lista para lanzarse sobre mi en cualquier momento que ella lo decida pero antes de que tenga tiempo de pensar en algo más, una daga se incrusta en uno de sus ojos.
La enorme bestia se retuerce del dolor, mueve la cabeza frenéticamente intentando quitar el agente causante pero está clavado hasta la empuñadura, en un giro de cabeza otra de esas dagas largas entra en la frente y eso es todo para nuestra letal visitante.
Por un extremo Alexander se acerca, pone un pie sobre el cráneo de la Anaconda, saca la daga del ojo y de un tajo le corta la cabeza, la patea por lo que rueda hasta alejarse de nosotros.
- Te dejé unos minutos, solo unos pocos minutos. - se deja caer frente a mi - Eres un imán de problemas.
Eso no es justo.
- Si tú no te empeñaras en llevarme preso, no lo sería, a éstas horas podríamos estar en mi apartamento disfrutando de una rica comida.
Me mira y por un instante puedo ver nostalgia y arrepentimiento pero lo cambia rápido.
- Tendremos comida para hoy, pero este no es un lugar seguro, vámonos.
Toma su ave muerta, me ayuda a ponerme en pie pero supongo que tiene una idea porque regresa y corta un pedazo de serpiente.
- Yo no voy a comer eso
Le digo totalmente asqueado.
- El ave es para ti, la serpiente para mi.- Me jala y seguimos andando hasta que se hace de noche, mis pies no soportan dar otro paso más y es bueno porque él se detiene.- Este es un sitio aceptable.
Me siento y con las manos desato mis agujetas, me saco las botas y doy un masaje a mis adoloridos pies. Alexander arma una pequeña fogata entre los dos y pone a cocinar la "comida".
- ¿Porqué sigues empeñado en llevarme?
Pasa mi pregunta por alto mucho tiempo o la piensa pero al final responde.
- Porque vales 5 millones.
Mi corazón duele, sangra con lo que ha dicho, así que sólo es por dinero, ¿eso vale mi vida para él?¿ 5 putos millones?.
- Me hubieses dicho que sólo eres un puto mercenario que se juega el pellejo por dinero y esto se habría acabado hace mucho tiempo. Te doy 30 millones si me dejas ir.
Ni siquiera pone atención a mi propuesta, sigue dandole vueltas al ave que tiene azando atravesada en una rama, vuelvo a hablar.
- No es una broma o un engaño, o dime si quieres más, puedo ofrecerte un poco más. - sigue en silencio - ¿No me crees verdad?
- De hecho si te creo, pero no estoy interesado en la propuesta.
Me pasa el ave, la tomo del palo con ambas manos y al hacerlo rozo la suya, pero está fría, demasiado para alguien que está a menos de un metro de una fogata.
- Eres despreciable Alexander Ligtwood, un pobre diablo que vive siguiendo ordenes por unos cuantos pesos.
Las palabras me saben amargas pero son necesarias, quiero que me diga el verdadero motivo, no le creo, no puede ser posible, él me mira durante un segundo pero no hay nada en sus ojos, sólo derrota y dolor, un dolor que se transmite a mi cuerpo y me siento mal de haber dicho eso.
- Tienes razón Magnus, eso es todo lo que soy.
Se ve tan... abatido, derrotado, que casi no loreconozco.
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Un Amor de Traiciones y Secretos #malec
FanfictionInspirada en la película "El Tesoro del Amazonas", con The Rock y versión gay. Brujos, asesinos a sueldo, mentiras, traición, asesinato, pareja, infierno, rehenes, secuestro, selva, elección.