Alec
Esto duele, duele demasiado pero es necesario, debo hacerlo, por la vida de mi hermano, ya ni siquiera por la mía, mi vida ya está perdida y será condenada por la eternidad con lo que haré.
Aún así debo completar la misión para que Máx viva, lo llevaré a un lugar seguro y después yo moriré, él no tendrá problemas, seguirá su camino con el dinero que he ahorrado todo el tiempo que he sido un vil mercenario, estará bien.
Espero un rato más después de la cena, hasta que Magnus se duerme, recargado en una postura incómoda, me levanto despacio para evitar sentir un mareo, voy hasta él y acaricio su cabello como solía hacerlo antes, cuando se quedaba dormido después de ver una película.
- Lo siento mi amor, no tengo opción.
Saco mi chaqueta manchada de sangre y rota y se la pongo encima, la noche se siente fresca pero más en la madrugada será fría.
Vuelvo a mi lugar antes de que el veneno me haga más débil, si quiero aguantar tanto tiempo debo guardar fuerzas, la carne de la serpiente detendrá el veneno de la flecha que me lanzaron los caníbales pero sólo por unos días, además éste tipo es en especial de efecto retardado y debilitante aunque no por eso menos letal.
Quito mi playera con especial cuidado en la herida de mi pectoral, está infectada, pongo una de mis dagas en el fuego, espero un poco hasta que el metal refulge al rojo vivo, la saco y apretando los dientes la llevo hasta la primera línea que abre mi pecho.
Es doloroso, arde, quema, duele como nada que antes me haya pasado, mi carne hace un sonido peculiar al ser quemada, la infección hace ruido al cauterizar la herida, pero es una manera de evitar la muerte durante un par más de días.
Repito el procedimiento dos veces más, las marcas de la bestia ahora no son más que un recuerdo y cicatrices dolorosas que pronto habré de olvidar.
- Voy por ti Máx, resiste un poco.
Me coloco de nuevo la playera y busco una postura más cómoda, pongo otras cuantas varas al fuego para que duren toda la noche y me dispongo a dormir, será un día pesado mañana, el día en que entregaré a Magnus.
Magnus
Lo escuché, lo escuché todo, lo sentí acariciar mi cabello con tanto cariño como antes lo hacía, cuando me puso su chaqueta, cuando me pidió disculpas, cuando me llamó amor, cuando curó su herida pude oler la carne quemada y esa parte, dónde pedía a su hermano resistir, es sumamente confuso, él me dijo que toda su familia murió, pero no tiene porqué ser cierto.
¿Y si todos están vivos?, ¿Y si los tiene mi padre de rehén?, ¿Y si lo están amenazando con matarlos si no me lleva?, ¿Y si su hermanito es el único secuestrado?, ¿Y si Máx es el único vivo aparte de Alexander?.
¡Mierda!
¿Qué debo hacer ahora?
No puedo pedirle que me libere si el precio por hacerlo es la muerte de Máx, pero tal vez existe otra manera, una que pueda evitar nuestra muerte.
Solo queda pensar en ¿cuál puede ser esa manera?, como primer paso debo saber toda la historia, desde el momento exacto en que Alexander fue contratado y si él sabía desde un principio, y si no, ¿cuándo fue que se enteró ?, ¿Desde cuándo su hermano está secuestrado?.
Lo escucho removerse en sueños y quejarse un poco, abro los ojos para poder verlo, hace un ovillo en el suelo, se abraza a sí mismo y tiembla. Me levanto y camino en silencio hacia él, con mucha lentitud me agacho hasta quedar a poca distancia de su rostro. Está sudando, tiritando, sus labios tiemblan, parece como si estuviera enfermo.
Con especial cuidado pongo el dorso de mi mano derecha en su frente, está ardiendo, literalmente, tiene calentura, en ésta selva existen mil y una causas para que enferme pero los dos hemos estado expuestos a las mismas condiciones todo el tiempo y yo estoy sano.
La unica variante es la herida pero esa ayer la curó él mismo, no puede ser su causa y no encuentro otra razón, la carne de serpiente puede ser una opción pero si él mismo eligió que comer y como hacerlo, debió saber que no le haría daño.
Una mano sujetando fuertemente la mía detiene mis cavilaciones, sus ojos están abiertos, examinando mi rostro, posición, intenciones, debe creer que le quería hacer daño.
- Alejate de mí, Magnus.
Su mano está realmente fría, congelada diría yo, todo lo contrario a su frente, ahora puedo ver más de cerca, tiene ojeras enormes y sus labios que antes eran rojizos ahora son blanco pálido, sin color.
- Estás enfermo, tienes calentura pero tus manos están heladas.- Suelta mi mano como si quemara y se pone de pie bruscamente, lo imito quedando aún cerca pero se aleja y al tratar de hacerlo tiene un mareo porque cae de lado.- ¡Alexander!
Trato de ir a su lado pero a una velocidad impresionante saca un arma de su espalda y me apunta.
- Ni un paso más.- Me quedo estático, nunca lo creí capaz de apuntarme con un arma. Él toma algunas respiraciones y se apoya de un tronco para estar en pié, después de un rato se estabiliza, camina hasta la fogata y la apaga con el pié.- Seguimos, antes de que caiga la noche debemos estar llegando a Edom.
Parece como si la escena pasada no fuese más queun recuerdo, no muestra signos de debilidad, es como si éste Alexanderestuviera completamente bien.
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Un Amor de Traiciones y Secretos #malec
Fiksi PenggemarInspirada en la película "El Tesoro del Amazonas", con The Rock y versión gay. Brujos, asesinos a sueldo, mentiras, traición, asesinato, pareja, infierno, rehenes, secuestro, selva, elección.