Se guindó su mochila en un hombro, mientras salía de la casa cerrando la puerta con llave. Afuera, Christian la saludó por la ventana de su flamante auto negro, en el que ya estaban varias cajas con las cosas de Sarah. Ese día iniciaría su nueva vida en otro lugar, y comenzaría la travesía por encontrarse a sí misma.
André también estaba afuera, recostada de un árbol, sonriéndole cariñosamente.
Sarah se acercó a André y, dejando su mochila en el suelo, la abrazó fuertemente.
- No olvides escribir de vez en cuando – le dijo André, mientras la abrazaba.
- Intentaré no olvidarlo – le respondió Sarah, sonriendo.
- ¿Ya sabes que harás? – preguntó André.
- No lo sé aún. Estaré quizá un par de meses fuera. Adaptándome a la ciudad y visitando el campus para ver como son las cosas por allá. Quizás viaje un poco también, aún no lo he decidido. ¿Y tú?
- Conseguí plaza en Harvard – dijo André, con un hilo de voz.
- ¡Eso es genial! – exclamó Sarah abrazándola nuevamente – ¡Es lo que siempre soñaste!
- Así es – afirmó André con una enorme sonrisa – Parece que si voy a trazarme mi camino como abogada después de todo.
- Te apuesto a que en algunos años serás la abogada más sexy de todo el país – apostó pícaramente Sarah.
- ¡Hey! ¡Deja de imaginarte cosas! – la regañó André riéndose – Espero que nos volvamos a encontrar algún día.
- Seguro que sí – dijo Sarah – Espero que cuando vuelva a encontrarte hayas cumplido tus sueños. Te lo mereces.
- Gracias Sarah. Siempre serás muy especial para mi ¿Lo sabes?
- Claro que lo sé – afirmó Sarah – Para mí es inevitable ser especial.
- No seas idiota Sarah – dijo André entre risas. – Si te metes en problemas no dudes en avisarme.
- Por supuesto. Un abogado con honorarios gratuitos es el mejor contacto que podrías tener – dijo Sarah.
- Ven, abrazo de nuevo.
Abrazó a André una vez más. Ella era su amiga desde hace mucho tiempo, y siempre supo que la preocupación de André era sincera. Pero si quería mantenerla a salvo tenía que dejarla atrás también.
Era lo mejor. Ella no podía explicarle a André todo lo que había pasado cuando ella ni siquiera lo entendía bien. Pero siempre guardaría ese cálido sentimiento que tenía por André en su corazón.
- Que raro que el Dr. Morrison no vino a despedirse de ti – comentó André extrañada.
- En verdad – mintió Sarah – Me dijeron que se había dado de baja en el hospital. Intenté comunicarme con él pero no me contesta. Algo tuvo que pasarle en el bosque que lo dejó así.
- Tienes razón – afirmó André – Ni siquiera saben porque estaba en el bosque a esa hora. Mi padre me dijo que habían intentado hablarle pero estaba completamente desorientado. Quizás a lo mejor necesita un descanso, o algo así.
- Espero se recupere – mintió nuevamente Sarah, con una sonrisa – Bueno. Prométeme que te cuidarás y dejarás de ser una picaflor con las mujeres y los chicos ¿Vale?
- Lo primero te lo puedo prometer, pero lo segundo queda en veremos – dijo André sonriendo
- Eso me basta por ahora. Nos veremos por allí entonces André. ¡Au Revoir! – se despidió Sarah mientras se guindaba la mochila nuevamente en el hombro.
Antes de que Sarah se diera la vuelta André la tomó por la manga de la camisa, atrayéndola hacia ella y dándole un corto beso de despedida en los labios.
- Cuídate Sarah. Quiero verte otra vez por la vida ¿Vale?
- Vale André – contestó Sarah, mientras se daba la vuelta y tomaba el asiento de copiloto junto a Christian.
Lanzó su mochila al asiento trasero y se puso el cinturón de seguridad, mientras se asomaba por la ventana.
- ¿Lista para tu nueva vida? – preguntó Christian sonriendo.
- Nunca he estado más lista en mi vida – contestó Sarah, devolviéndole la sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Ethereal. - El Comienzo
Fantasía[Primera parte de la saga Ethereal.] Sarah es una chica común. Sus días transcurren entre sus clases, sus amigos y largas horas frente al televisor, mientras intenta escapar de la tristeza por la muerte de sus padres. Criada para ser independiente...