1984
El pedalear una vez me trajo consecuencias, tenía las rodillas llenas de raspones. Ese día estaban todas las heridas abiertas por el esfuerzo que hacía para llegar lo mas rápido a la comisaria. Hanni había dicho basta a sus acosadores.
No era una persona violenta, no daba problemas a nadie. Pero ser tranquilo en estos tiempos, significa ser problemático para los sin vida de esos matones que la molestaban. La escuela a la que fuí y a la que posteriormente fue ella, tenía mala reputación pero Seúl era una ciudad que debía mantener esa reputación limpia. Hipócritas.
Llegué dando pisotones porque ni bien me enteré, estaba en mi trabajo y sabía que ella estudiaría hasta la noche en la escuela. No me había percatado de que mi bicicleta se le había pinchado una rueda, pero eso no es importante ahora.
—¡Hanni!
La encontré con el pómulo izquierdo inflamado y el ojo derecho con un coágulo de sangre, que luego le habían puesto un parche. La sangre me hervía, mi hermana jamás se había metido en ningúna pelea. Pero como toda persona, tenía límites. Me acuclillé frente a ella, la sangre me recorría el peroné y caía en mis medias blancas pero poco me importaba. Ella era quien me importaba.
—¿Dónde están?
—Les pagaron la fianza...— soltó lo más bajo que pudo, pero sé que lo único que sentía era impotencia y rabia. Cerré los ojos, así que rendido me senté.
—¿El comisario?
—Tuvo una emergencia, no volverá en horas.— asentí, porque Seúl era algo conflictivo en esos tiempos. Los asaltos eran diarios, pero luego entendí lo de volver en horas.
Al parecer los bullys que la molestaban los expulsaron, pero fue porque todos fueron contra ellos. Al parecer mi hermana no era la única acosada, también fueron varios chicos y el curso fue a pedir justicia, pero las cosas escalaron y terminó en una pelea nocturna ya que el director llegó ese día de noche, y los estudiantes se juntaron a esa hora. Esos matones empezaron a golpearlos, y mi hermana se metió a defender a uno pero terminó lastimada.
—Maldición...— maldigo al ver que la rueda delantera de mi bicicleta estaba pinchada. La había cambiado hace pocos días, le tenía un amor/odio a esa chatarra. Pero era mi chatarra.
No nos quedó de otra que caminar desde la comisaría hasta la casa. En plena oscuridad.
—Ve adelante— le ordené a mi hermana menor, yo llevaría la bicicleta pero le cubriría la espalda. Necesitaba protegerla. Era mi responsabilidad, uno nunca sabe.
Empezamos a caminar por el vecindario, las casas de esos tiempos estaban empezando a decorarse con cosas de Halloween, faltaba todavía. Mi hermana me comentaba que le hacía ilusión vestirse de una calabaza, y yo me reía pidiéndole que viera adelante, que la iba a pisar con la bicicleta. Le daba pequeños toques con la rueda y ella reía porque le provocaba cosquillas.
—De pirata deberías disfrazarte, tienes un ojo mocho.— suelto y ella empieza a reír para luego fulminarme con la mirada. El acoso que sufría y por el cual luchamos tanto porque terminara, acabó bien pero no como esperaba. Fue una lucha campal, de acosadores versus acosados— ¿Por qué no llamaste a mamá?
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𝗧𝗥𝗧𝗟𝗬𝗚: 𝗧𝗲𝗻 𝗥𝗲𝗮𝘀𝗼𝗻𝘀 𝘁𝗼 𝗟𝗲𝘁 𝗬𝗼𝘂 𝗚𝗼 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ
Fiksi PenggemarDos jóvenes en la Corea del 84' se conocen debido a un trágico crimen cerca de las festividades de Halloween. Uno de ellos se enamora del otro, pero nunca será correspondido. Es por eso que, luego de intentar llevarlo por el lado correcto, lo deja i...