Los aullidos de los lobos comienzan a sonar por cada recoveco del bosque. Es algo aterrador para Minho, incluso siendo un tipo de contextura algo grande, alguien capaz de defenderse. Quizás le parece aterrador al ponerse en el lugar de Jisung, notando su pequeño y delicado cuerpo, su falta de fuerza cuando lo mira caminar delante de él... Le dan demasiadas ganas de cargarlo, porque sus pasos lucen dolorosos.
- Ven aquí - lo llama con lástima. - Por favor, ven... Puedes sostenerte de mi hombro.
Jisung niega levemente con la cabeza. - Estoy bien, no te preocupes.
- ¿Es así normalmente...?
- ¿Qué cosa?
- Tu vida, es decir... ¿Siempre caminas de esta manera?
- Tus preguntas me parecen muy extrañas.
- Vamos, ven - esta vez no es una oferta: Minho le ordena montarse en su espalda para llevarlo a casa y Jisung le hace caso, no sabe por qué. - Tú me dices por dónde.
Jisung comienza a dictarle el camino, tan agotado que podría quedarse dormido en esos momentos, con la cabeza apoyada en el hombro del mayor mientras Minho lo sostiene con cuidado a sus espaldas.
Hay un punto en el que el camino se hace más difícil. Es el punto en el que Jisung suele treparse a los tejados para saltar de casa en casa, y Minho hace caso cuando le pide que haga eso, pero no es capaz de comprender cómo Jisung puede hacerlo con su apenas existente fuerza.
- Debes entrar por esa ventana - señala los cristales rotos. Minho hace caso, pero todo lo que ve dentro de esa casa lo aterra demasiado una vez están a salvo.
Son cosas de las que Jisung no se da cuenta, eso es obvio. Parece que Jisung no nota el olor tan fuerte que desprenden las paredes, mismas que se encuentran manchadas de rojo.
El corazón de Minho late con más fuerza con cada cosa que va encontrando en el lugar al tiempo que el menor le da la bienvenida.
La sala de estar es algo que le perturba por completo; se escucha en todo momento una extraña grabación apenas entendible entre un grupo de personas que, de manera aún más terrorífica, reposan sin vida en el comedor. Cuerpos de muñecos de tela con heridas profundas de las cuales ha salido un montón de relleno, así como sitios por los que entran y salen bichos extraños. Lo mismo ocurre con sus bocas, sus ojos y orejas... Todo eso le revuelve el estómago, más cuando Jisung se acerca a cada uno de los muñecos para besarles la mejilla.
- Mamá, lo siento... - susurra el joven como si ese ser sin vida le hubiese dicho o reclamado por algo. Jisung se nota decepcionado al no obtener respuesta de la mujer. - Él ya se va - le asegura, pero Minho no tiene intenciones reales de irse.
- Jisung... - lo llama aún perturbado, sin dejar de mirar los cuerpos casi desintegrados por completo de aquella familia de muñecos. - ¿Qué...?
- ¿Hum? - resulta que está completamente confundido respecto a lo que Minho no comprende. Para él todo lo que está pasando es muy normal... Nunca se dio cuenta de nada, o lo hizo hace bastante y lo ocultó para sí mismo, Minho intenta entender. - ¿Quieres un poco de agua?
- No, no, no te preocupes, yo...
- Ah, claro... Mira, bueno, ella es mi madre - señala a la mujer, cambiando de posición enseguida para mostrarle al resto de la familia. - Mi padre y mi hermana; todos somos muñecos.
- Ya veo...
- Y, y... Bueno, él es Minho - lo presenta a la familia, aunque nadie le hace caso. Nadie responde, como es habitual. - Me trajo a casa porque era tarde...
Claro que es tenebroso, no es algo usual y obviamente Jisung tiene un enorme problema, pero Minho teme más dejarlo solo... No se siente capaz de irse en esos momentos, es como si sintiera que irse empeorará el estado del menor.
- ¿Podría pasar la noche aquí? - le pide fingiendo tranquilidad. No es que tema de los seres nocturnos, solo tiene demasiada curiosidad por el mundo de ese pequeño ser del que apenas conoce el nombre.
- No sé si eso sea bueno... Mis padres odian que traiga invitados sin avisar.
- Puedo prometerles que no causaré problemas.
- No van a creerte... Ellos dicen que los muñecos somos las criaturas más indefensas de toda la gerarquia de seres en este mundo. Al fin y al cabo, somos solo muñecos: servimos para que los demás nos utilicen a su placer.
- Yo jamás te haría daño, Jisung...
- Sé que lo harás, ¿por qué otra cosa querrías quedarte a dormir? Sabes que nos tocaría compartir habitación y esa es la situación perfecta, ¿cierto?
- No quería hacerte sentir inseguro respecto a mis intenciones... Si te soy sincero, solo... Tenía miedo de irme.
- ¿Te asustan los lobos?
- Me asusta que mueras mientras no estoy - piensa el mayor, pero no quiere decirlo... Sabe ahora que Jisung no comprende. No entiende que podrían quedarle solo minutos de vida debido a su estado y Minho se siente con la responsabilidad de protegerlo, sabiendo ahora que no le queda nadie. En lugar de contarle todo eso, simplemente asiente.
- Está bien... Puedes quedarte, pero...
- Tranquilo, puedo dormir en la sala.
- No, no, no es eso... Quería que supieras que, si en verdad vas a usarme, prefiero que me lo digas... No me va a gustar, pero lo haré a voluntad si no me lastimas.
- Te juro que no voy a hacerte daño... En serio, Jisung. No me atrevería a tocarte.
El menor asiente, creyendo así de fácil en las palabras del castaño. Sabe que es demasiado crédulo, quizás, pero no comprende por qué debería dudar si Minho lo está jurando. Jisung confía en él ahora.
No le hace ruido, no le molesta dormir con él. Se quita la ropa de manera inocente y se acomoda en la cama. Minho se sienta a su lado, mirando en dirección a la ventana, por donde acaba de entrar Pay, el gatito de Jisung.
El minino se acurruca entre el brazo y el torso de su amo nocturno, jugando con los hilos que desprenden sus dedos, moviéndose a voluntad del muñeco. Es algo que Minho observa con tranquilidad, como el evento más normal de su día largo. Es inconsciente al colocar una mano sobre el muslo de Jisung, quien de inmediato se sobresalta, apartándose del mayor. Minho no quería asustarlo, en realidad: dijo la verdad al jurar que no le haría daño, solo fue un impulso. Estaba interesado en coser sus heridas, pero no sabía preguntarlo. No sabía si era un tema demasiado delicado, por lo que esperó a que se durmiera para realizar aquel trabajo, cerrando las heridas que aún dejaban escapar algo de relleno.
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white noise - minsung
Ficción General[☺︎] Los lobos adoran cazar; si tienes la mala fortuna de toparte con uno cara a cara, corre antes de convertirte en su presa, y no dejes de correr porque es seguro que no pararán hasta terminar con cada parte de ti. L...