Final. Es una apuesta cariño

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El mismo mar de gente que por las mañanas esperaba en el ridículamente amplio lobby, bajando por los elevadores o escaleras, piso por piso al salir de los irónicamente reducidos e incómodos cubículos que hacían de oficinas para volver a sus casas ...

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El mismo mar de gente que por las mañanas esperaba en el ridículamente amplio lobby, bajando por los elevadores o escaleras, piso por piso al salir de los irónicamente reducidos e incómodos cubículos que hacían de oficinas para volver a sus casas y descansar una noche más, en sus cómodas camas y esperar el siguiente día para volver a la rutina.

Pero, aunque fuera tarde, en una calle del centro de la ciudad, específicamente en una tienda de electrónicos, Jeff saltaba como niño en dulcería con su nueva consola Xbox 360 y su bocina para karaoke Sound-Xtrem mientras sus compañeros refunfuñaban por la exagerada cantidad de dinero que tuvieron que reunir entre los cuatro para cumplirle su capricho al niño Jeff.

La pequeña rata astuta, había jugado muy bien sus cartas.

» Más a las afueras, en un departamento de tamaño familiar, una taza se hacía añicos en el piso de la cocina.

—¿Qué rompiste ahora calabacita?

—Lo siento. Se me resbaló la taza de las manos bebé —respondía un apenado Apo.

—Te perdono, solo porque gané la apuesta. Pero a la próxima, como rompas una pieza de cerámica más, te toca comprar una vajilla completa.

Dos hombres se sentaban frente al televisor en el blanco sofá de la sala y miraban por tercera vez aquel video en la pequeña Tablet, aquel video en donde se veía a cinco chicos en un rincón de la oficina hablando y cuchicheando sobre cómo habían ofrecido dinero entre ellos para ver quien tenía la razón sobre Apo y Mile, sin percatarse de la camuflada cámara, entre las flores que adornaban el no tan alto muro del cubículo a sus espaldas.

—Te dije que esos tontos vivían más pendientes de nosotros dos que de sus propias vidas. Así que me debes esas vacaciones a Perú en navidad. Perdiste la apuesta, querido Apo.

—Oh no, cariño. Tú perdiste primero. Terminamos follando en el almacén por más que dijiste que no lo haríamos. —Pequeñas y cortas risas llenaban el espacio, solo siendo interrumpidas por el sonido de besos suaves y pequeños. Una pregunta resonando en las paredes después de unos minutos—: ¿Ahora qué? —cuestiona Apo.

—La virginidad de tu lindo trasero a que Jeff y Ta terminan juntos, antes de año nuevo —retó Mile.

—Es una apuesta, cariño.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Gracias por leer!!!

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