☯︎ ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 3 ☯︎

435 88 17
                                    

ᴊ ɪ ɴ
°°°


Paso mis dedos a través de mi pelo y tratando de sacudir mis nervios. Estoy haciendo esto. Realmente estoy haciendo esto. Una vida de fantasías se hace realidad en una noche. No me atrevo a seguir este camino por completo porque me preocupa que no haya vuelta atrás. Puede que no confiese que soy gay, pero esto ciertamente me hace al menos bisexual. La idea de volver a meter mi polla en el resbaladizo coño de Erika ya no tiene el mismo atractivo. He probado la fruta prohibida y quiero todo el maldito árbol ahora.

—Jin —se queja y me da un empujón en la cama—. Arrodíllate y dame tu trasero virgen.

Sus palabras encienden un fuego dentro de mí y mi polla se sacude.

—Mierda, eres mandón.

Él sonríe y me guiña el ojo.

—Me gusta estar a cargo.

—Pues a mí también —refunfuño, pero subo a la cama, mirándolo por encima de mi hombro. El hombre es un maldito Dios, cincelado y toda la mierda. Con esos músculos oblicuos... Jesús, los quiero en mi cuerpo de más de una manera.

Sus labios se estrujan en un lado.

—¿Alguien te ha dicho alguna vez que tienes un buen trasero?

—Erika —respondo riendo.

—Erika es una puta.

Me encogí de hombros porque no puedo estar en desacuerdo.

—Mi culo no es tan lindo como el tuyo.

—Agáchate, adulador —me gruñe.

Mis nervios están apretados de antemano pero obedezco a este joven que me tiene a punto de explotar con mi orgasmo por toda la cama de este hotel.

La cama se sumerge mientras se sube detrás de mí. Y su palma está caliente en mi trasero.

—Relájate, viejo. Esto se va a sentir bien.

Exhalo y asiento con la cabeza mientras abre la tapa del lubricante. El sonido del chorro me pone nervioso. Estoy reconsiderando mi decisión cuando me mete la punta del dedo en la raya del culo. Un escalofrío me atraviesa.

—Acaricia tu polla —me ordena.

Gimo y agarro mi palpitante grosor con una mano. Suavemente, empuja su dedo dentro de mi agujero. No duele, sólo se siente diferente. Cuando empieza a entrar y salir, suelto un silbido de aire.

De acuerdo.... Mierda. Esto se siente bien.

—¿Te gusta eso, viejo?

—Claro que sí —apenas respondo y empujo mi trasero contra su dedo, y lo encuentro entre empuje y empuje—. Pero no es suficiente.

—Eres virgen, grandulón —dice riendo—. Tengo que tener este culo apretado y listo para mí; ¿has visto el tamaño de mi polla? Vamos a estirarte primero antes de que empieces a rogar por mi polla.

Me río, pero luego empieza a meterme otro dedo en el culo. Quema un poco, pero me gusta. Había asumido que me sentiría menos varonil o algo así, pero con mi polla en la mano y las sacudidas de placer que me atraviesan desde lo más profundo de mi interior, me importan un carajo las ideologías sociales. Todo lo que me importa es sentirme bien.

Me trabaja de una manera mágica que me tiene aflojando el agarre de mi polla para que no tenga el orgasmo por toda la cama. Quiero guardarlo para mi turno. Porque jodidamente tendré mi turno.

—Tu culo fue hecho para esto —me dice, su mano libre agarra cariñosamente mi cadera—. Voy a probar con otro dedo.

Me pongo tenso de antemano, lo que sólo me hace ser completamente consciente de los dedos extraños que hay dentro de mí. Con una respiración profunda me relajo de nuevo justo cuando él comienza a empujar otro dedo dentro de mí.

진태 - ᴍᴀʟᴅɪᴛᴏ ᴀʙᴏɢᴀᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora