"Shinji, han pasado muchas cosas... Cierro los ojos y te veo.
No entiendo por qué todo tiene que ser tan difícil... No entiendo, ¿Por qué todo terminó así?"
• AU
• Angst
• Historia resubida y reeditada
• Capítulos cortos
• Personajes de la versión R...
Hola, Shinji. Te traje esta rosa; espero que sea de tu agrado.
Recuerdo que me decías que te encantaban las flores, especialmente las rosas blancas. Aunque, claro, ninguna de ellas podría compararse con esa belleza y pureza que tú desbordabas siempre...
Han pasado muchas cosas en estos últimos días... Siento que el tiempo avanza de forma lenta, y eso me hace sentir que voy a perder la cordura en cualquier momento.
Me gustaría que fuéramos solo tú y yo en nuestro mundo... No entiendo por qué todo tiene que ser tan difícil. Pero sé que debo ser fuerte, que debo ser fuerte por tí.
Sé perfectamente que tú odiabas verme triste y es por eso que he estado tratando con todas mis fuerzas de no derrumbarme y llorar ante ti. Aunque, tarde o temprano, este sentimiento acabará por traicionarme y no lo resistiré más... Entonces ten por seguro que por fin lloraré.
¿Recuerdas el día en que nos conocimos?.
Tú estabas muy mal ese día, porque al parecer habías discutido con tu padre, y él no hizo más que humillarte precisamente en tu salón de clases.
Después de eso tú fuiste a llorar toda tu frustración y amargura a la azotea, justamente cuando yo estaba ahí.
Desde ese momento en que te ví me preocupaste, y sentí la necesidad de protegerte. Claro, que, al principio dudaste de mi amistad tan repentina, pero poco a poco nos volvimos inseparables.
Sin embargo, conforme fue pasando el tiempo e iba conociéndote más y más, dejé de verte como un amigo porque me había enamorado profundamente de ti.
Lo que yo no sabía era que tú también estabas enamorado de mí.
¡Jamás olvidaré tu bella reacción cuando te confesé mis verdaderos sentimientos! Tus ojos estaban bañados en lágrimas, y con una adorable sonrisa me dijiste "Yo también te amo, Kaworu".
Para mí, siempre será un momento inolvidable entre nosotros dos. Porque teníamos como testigos a las estrellas.
Esas mismas estrellas que siempre te gustaba contemplar a mi lado, recostados en la azotea de algunos edificios abandonados de la ciudad.
...
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