DEBIDO A QUE NAMJOON TODAVÍA ESTABA TRATANDO de engatusar su hermoso camino en los pantalones de SeokJin, SeokJin, por supuesto, recibió una foto teaser de la sesión de esa tarde a las siete de esa noche. Acurrucado en su sofá con las medias sobre la desordenada mesa de café, balanceó su computadora portátil sobre sus muslos y miró fijamente la asombrosa captura de botellas bajo el agua. Jesús, ¿quién diría que las botellas bajo el agua podrían ser tan hermosas? Se mordió la punta del pulgar y sonrió. Esto iba a ser tan jodidamente bueno. SeokJin ya tenía dos ideas diferentes en mente: una que involucraba plantas de hojas verdes bailando alrededor de las botellas y otra que presentaría los ojos amarillos y brillantes del llamado monstruo del lago Erie. Bueno, tenía más de dos ideas, varias más, pero esas eran sus favoritas. La mente de SeokJin estaba a toda marcha mientras evaluaba cada centímetro de esta, la primera oferta de NamJoon. No podía esperar a ver el resto. Progressive Field era tan bueno como el de ellos.
Había estado esperando el golpe en la puerta de su casa, pero aun así saltó cuando sucedió. -Ya voy-, dijo antes de poner su computadora debajo de la mesa, pararse y pasarse las manos por el cabello. El apartamento era su caos habitual, pero no había ayuda.
Abrió la puerta de su casa y Jimin se quedó en el pasillo con aspecto cansado, pero al menos feliz de estar allí. Una sonrisa arrugó los lados de sus ojos.
-Lo encontraste-, dijo SeokJin, abriendo la puerta de par en par. -Todos en Cleveland conocen el 216-. Jimin entró.
SeokJin cerró la puerta principal y encontró a su hermanito mirando las pilas de cuadernos de dibujo, zapatos y platos sucios. -Sí, sé que es un desastre-.
-No, es ...- Jimin suspiró. -Tienes razón, es un desastre-. SeokJin se dirigió a la cocina y abrió la nevera. -¿Cerveza?-
-Tengo diecinueve.-
SeokJin hizo una pausa. -No tengo Nattie Light-.
-Ja-, respondió Jimin.
SeokJin agarró dos latas de IPA e hizo un gesto hacia el sofá, que afortunadamente estaba libre de ropa sucia y cajas de pizza vacías. Jimin abrió su cerveza y se sentó al final, mientras SeokJin se sentaba en el brazo opuesto. -Entonces,- SeokJin comenzó. -Creo que el hospital salió bien-.
Jimin escupió cerveza en varios bocetos en la mesa de café de SeokJin. SeokJin se rió mientras Jimin agitaba las manos en señal de disculpa. -Oh, Dios mío, lo siento mucho-.
-Está todo bien. Tengo miles -.
- El hospital salió bien -, imitó Jimin antes de acurrucarse en un ataque de risa. Una vez que se calmó, tomó un segundo sorbo lento de cerveza. -Hmm. En realidad, esto es bueno -.
-Las API son el rey de la cerveza-.
Un ligero silencio se instaló sobre ellos mientras ambos hombres, básicamente desconocidos, compartían una copa.
Jimin finalmente se aclaró la garganta. Llevaba una camisa de franela y pantalones caqui casuales. El neoyorquino de SeokJin estaba consternado; el hermano mayor que había en él quería revolver el cabello de Jimin. Jimin se deslizó hacia el borde del sofá y se volvió hacia SeokJin. -Gracias por invitarme-.
-Supuse que necesitabas un descanso del hospital-. Jimin asintió.
-No te metí en problemas, ¿verdad? ¿Apareciendo? -
La nariz de Jimin se arrugó. -Fue idea mía-. -Lo sé, pero no tenía que ser un idiota-.
-Sentí que era necesario ser un idiota-. Jimin equilibró el codo sobre la rodilla y apoyó la barbilla en la palma de su puño. -Cuando te fuiste... quiero decir, cuando fuiste a la universidad y nunca volviste a casa, me dijeron que te escapaste. Que no querías volver. Te convirtieron en el chico malo, como si me abandonaras, como si me guardaras rencor -.