Elías
Después de tantos años pensaba que por fin había pillado el truco de las maquinillas de afeitar. Pero no. Resulta que aquella mañana quise arreglarme el corte y fallé de manera estrepitosa. ¿A qué me refiero? A que me había quedado prácticamente calvo luego de "igualarme" ambos lados de la cabeza. Por supuesto, no le di mayor importancia. Podía utilizar un gorro mientras volviese a crecer.
—Tío, ve a una peluquería —dijo mi compañero de habitación, Cristóbal—. Que son solo cinco pavos.
—Pues no, ¿quién te crees que soy? ¿Elon Musk?
—Joder. Se me olvidaba que eres más cutre que mi madre.
Chasqueé la lengua. No era la primera vez que me acusaban de ser un tacaño, y lo cierto es que tenían algo de razón. Vamos a ver, jamás me había aprovechado de nadie (detestaba que otros pagasen mis cuentas), sin embargo, sí que buscaba formas de ahorrar dinero. Por ejemplo; cogía las muestras gratis de mi trabajo, robaba el champú en las duchas de la residencia y utilizaba linternas todo el tiempo.
—¿Ya escogiste a la modelo para tu proyecto?
—Ni siquiera he escogido el tema.
Cristóbal hablaba de la exposición que nos habían pedido para finales de mayo. Era un concurso, así que no sentía la presión de hacerlo. De todas formas, llevaba varias semanas de retraso.
—¿Por qué no escoges a Macarena?
—¿Quién?
—Tu amante
Arrugué el ceño. —¡No es gracioso!
—Sí, ya, lo siento... Es que pensé que sería buena idea —balbuceó. Era obvio que le había sorprendido mi respuesta—. Ahora mismo, los seguidores de Rumi están pendientes de ti. Voto por que aproveches esos cinco minutos de fama.
—Te pasas, tío, en serio —dije menos enfadado—. Todavía no sé qué hacer para arreglar las cosas, y pretendes que le pida más favores.
—Ya se lo explicaste y le dio igual —Me recordó—. Quédate con eso.
Asentí distraído. Y es que no dejaba de darle vueltas al asunto de Macarena... Me sentía mal por ella. Pero ser honesto implicaba tirar a la basura todos mis años de trabajo. Claro que eso no tenía nada que ver con ella. Pero mi situación tampoco era justa. Aunque eso no justificaba mis actos.
La conclusión es que yo era un cacho de mierda.
—He pensado en darle mis ahorros a modo de compensación.
—Venga ya —Cristóbal se echó a reír—. ¿Tú has visto la ropa que lleva o el coche que maneja?
—Pues mira, no he llegado a tanto.
—He estado preguntando y parece que está forrada. Dicen que sale con algunos tíos de esta residencia. No sé. A saber, si se lo están inventando.
Di la vuelta y llené mi termo para el té. Faltaba una hora para que comenzase mi turno en el supermercado.
—Es que no quiero dejar las cosas así. También pensé en invitarla a comer.
—No sé yo si le interese algún menú del Taco Bell —divagó Cristóbal como si hablase consigo mismo—. Vamos, que si me lo dices a mí ni me lo pienso. Sabes que lo considero un restaurante de lujo, además...
—Que sí. Que a Macarena no le hará ni puta gracia.
—Siempre puedes ofrecerle un poco de marcha —sugirió sarcástico—. Con esa skim, yo sí que lo intentaría.

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Innecesariamente
Roman pour AdolescentsMaca es incapaz de confiar en nadie. Desde su perspectiva, las personas que se le acercan quieren joderla, o ya la han jodido en el pasado. Y Elías no es la excepción. Él reconoció haberle sido infiel a su novia con Maca, aunque no fuese verdad. Es...