ZARZAMORA

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Narrador omnisciente

Oswald aparco el carro afuera del edificio donde vivía Edward, el cual se encontraba dormido, recargando su cabeza en la cabecera del asiento.

-Edward- llamó Oswald, pero el nombrado no respondió.

- ¡Edward! – Exclamó Oswald provocando un sobresalto por parte de Edward.

-Ya llegamos- dijo Oswald al desorientado forense.

-Oh, gracias- dijo Edward echándole un vistazo a su edificio.

- ¿Te gusta la zarzamora? - aquella pregunta por parte de Oswald extraño a Edward, sin embargo, contesto.

-  Sí… ¿Por qué? -.

-En mi cafetería favorita sacaron un nuevo pay- Edward se callado en señal de que continuara hablando.

-Y bueno, me preguntaba si… te gustaría ir a probarlo conmigo-. Termino Oswald acompañado con una pequeña e inocente sonrisa.

-A-ah, claro, sería un placer-.

-Bien- aparto la mirada – entonces… ¿mañana? -.

-Mañana- respondió Edward mientras se le formaba una gran sonrisa en su rostro. –Entonces mañana paso por ti a las 11, ¿te parece? - Pregunto Oswald.

-Claro-.

Edward salió del auto aun con su sonrisa, se despidió de Oswald aun con su sonrisa, subió las escaleras de su edificio aun con su sonrisa y con una risita se metió a su departamento, cerrando la puerta detrás de él.

-Ahhh… Soy amigo del pingüino, soy amigo… ¡Amigo de Oswald! -.
Se lanzó a su cama apegando sus rodillas a su pecho, mientras se mordía suavemente su labio inferior – Oswald -.

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Oswald miraba inseguro su guardarropa, no sabía que ponerse, ¿qué ropa utilizar para ir a ver a un enemigo que no sabe que es tu enemigo? No quería utilizar algo elegante pero tampoco algo tan simple.

La ropa de Oswald volaba por los aires, seguía indeciso. Edward se encontraba igual, buscaba el atuendo adecuado en su pequeño ropero hasta que encontró un buen conjunto.

Edward tarareaba una canción mientras salía del baño sosteniendo una toalla en su cintura, tenía una gran sonrisa, la cual se borró cuando vio que su reloj marcaba las “10:50”.

- ¡Mierda! - Ed se apresuró a ponerse la ropa y aplicarse algo de perfume.

Narra Oswald

Llegué a las 10:57, tres minutos antes de las 11, salí del carro para esperar a Edward, el cual salió casi corriendo de su edificio a por ahí de las 11:07.

-Hola- dije amablemente al agitado forense.

-Hola- respondió mientras tomaba una gran bocanada de aire por la pequeña carrera que dio.

Abrí la puerta del copiloto invitándolo a sentarse lo cual hizo inmediatamente.

Una vez que ambos estuvimos adentro y con los cinturones de seguridad puestos, encendí el auto y comencé a conducir con dirección a la cafetería.

Era una pequeña pero linda cafetería ubicada en la esquina de uno de los barrios de la “clase media” (ósea ni la peor ni la mejor zona de Gotham). Está abierta las 24 horas, siempre hay buena música, los postres son deliciosos y a un precio razonable (en resumen, es muy buena cafetería).

Una vez que el auto estuvo estacionado, ambos salimos de él y entramos a la cafetería. Nos sentamos pegados a una de las ventanas y nos entregaron el menú.

-No estás obligado el pay de zarzamora- dije divertido con una sonrisa dibujada en mi rostro, a lo que Edward también sonrió.

-Tal vez no estoy obligado, pero aun así quiero ordenarlo-.

-Bien, yo también lo ordenare-.

Una mesera se nos acercó para tomar nuestra orden.

- ¿Ya están listos para ordenar? – Pregunto dulcemente.

-Sí, yo voy a querer un pay de zarzamora y un café vienés - Dije sin despegar la vista del menú.

-Yo también voy a querer un pay de zarzamora y un té chai, por favor-.

-Enseguida regreso con sus alimentos- afirmo la mesera mientras nos retiraba el menú y se iba.

-Y que haces como forense en la GCPD? - pregunte, ya se lo que hacen los forenses, pero no quería que se formara un silencio incómodo.

-Bueno, pues ya sabes, reportar anomalías, pruebas de laboratorio, realizar suturas, entre muchos otras cosas-.

-Y ¿te pagan bien? -.

-Mmm, si, 1060 dólares al mes- Respondió con sinceridad.

-Eso es poco- exprese.

-bueno es que en realidad no soy forense. Soy auxiliar forense-.

-Oh, bueno… Supongo que conoces a Jim Gordon-.

-Si-.

Narra Edward

Jim Gordon, Jim Gordon, Jim Gordon, Jim…

-Su pedido- dijo la mesera sacándome de mis pensamientos.

-Gracias- dijo Oswald mientras le regalaba una sonrisa a la mesera.

Cuando la mesera se fue agarre el tenedor y apuñale con un odio indiscreto el pay. Por suerte Oswald no lo noto ya que estaba fascinado con el pay.

-Son amigos, ¿no? – cuestione, a lo que Oswald me miro y alzo una ceja.

-Tú y Gordon, ¿son amigos? –me explique.

- Uhm… Si, somos buenos amigos- me respondió con una sonrisa de oreja a oreja “primera vez que no me gusta que sonría”

Cambie inmediatamente de tema y así comimos y platicamos hasta que Oswald pidió la cuenta.

-Yo pago- dije.

-No, no, yo pago-

-No, yo- 

-Tu nada, yo pagare- Oswald me interrumpió con una sonrisa.

Al final cedi y volvimos al auto de Oswald.

- ¿Te dejo en tu departamento? -.

-Preferiría que me dejaras en tu club-.

Oswald me miro a lo que me explique.

-Mi carro-.

-Ahh, cierto, perdona-.

Llegando me bajé del carro y fui hacia donde lo había estacionado el día anterior.

- ¿Nos vemos otro día? - pregunto Oswald quien se había bajado después de mí.

-Claro – respondí, abriendo la puerta de mi auto con una sonrisa. –Nos vemos- dije antes de subirme al auto y comenzar a conducir.

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Di vueltas y vueltas frenéticamente en mi cama, hasta que me desperté sobresaltado.

-Jim Gordon-.

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