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Siguió caminando hasta que se topó con un oso.

"¿Has visto mi oveja?" El joven le pregunto inocentemente.

El oso no respondió.

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•— ¿Asi que secuestramos a tu oveja? —• Preguntó el ser sombra.

•— Se llama Martha, y si —• Missa contestó avergonzado.

Todo el ambiente se quedó en silencio.

•— Perdón tío, jamás pensamos que una oveja en medio del bosque le pertenecía a alguien —• se disculpo aunque se escuchará que no lo sintiera.

Missa estaba rodeado de cuatro personas, la oveja y Fido. Nunca creyó que así terminaría su viaje en busca de la desgraciada oveja.

Recapitulando: Después de que el oso se transformará en un humano y apareciera la oveja, estuvo apunto de desmayarse de no ser por la ayuda de esos seres.

Al parecer el oso negro no era el único con alguna peculiaridad. El que lo regañaba anteriormente, al parecer era su padre, un wey medio alto con el cabello castaño que igual tenía orejas de oso, se veía más tranquilo que el otro.

Luego estaba el otro par: un ser sombra de aquellos que solo creía vivían en su imaginación, no solo eso, al parecer también tenía unas tres máscaras flotando al rededor de su cabeza, todas con la misma sonrisa. Si se lo hubiera topado anoche no llegaría tan lejos, su alma diría adiós bye en un segundo.

Por último estaba un chico, parecía amable y medio tranqui, un par de alas doradas en su espalda, ¿Era de patito? Porque se veía bien bonito. Cabello un poco más corto que el suyo, piel que aparentaba ser suave y una cicatriz que atravesaba uno de sus ojos, que por cierto, a su parecer no le quitaba nada de belleza.

Estos cuatro le ayudaron a recuperar la compostura y no morirse ahí mismo. Hablaron algunas cositas y bueno, así llegaron a ese punto. El resumen de cómo terminó sentado en el suelo mientras era rodeado.

Missa lo pensó un poco después de dejar de ver a los extraños. La oveja ya había despreciado su cariño y amor al ponerse rebelde. Irracional o no, ya había pensado que hacer con ella.

•— Bueno tampoco tengo tanto problema en que se queden con LA DESGRACIADA de Martha —• se notaba que estaba indignado con la oveja, una traición así Missa no la iba a perdonar.

La oveja emitió un sonido de "bee" con la intención de atrapar la atención del chico de cabello largo.

Missa no le dirigió la mirada y se cruzó de brazos.

•— No se, es cosa tuya, a ver para que te escapas si te doy tanto cariño y amor, lo único que hiciste fue romper mi corazón —• Por un momento olvidó la situación en la que se encontraba.

La oveja emitió otro sonido.

•— Haya tú, culpa mía no es

Otro sonido.

•— No Martha, a mí no me vengas con tus cosas, tu te lo buscaste solita.

Si hubiera prestado atención habría logrado escuchar un "¿Y a este wey que le pasa?" De parte del chico pato.

Segundos después el castaño comenzó a reír.

•— Estás loco tío —• su risa era tan auténtica que Missa se olvidó de todo y se sintió feliz.

Era un vato simple, hacer feliz a los demás también era algo que le gustaba.

•— Es la costumbre —• Confesó.

En el bosque - Misspreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora