5

1.8K 285 136
                                    

"¿No la has visto?" Preguntó de nuevo.

"Si" su voz era tan grave e imponente pero al joven no le dio miedo.

"¿Sabes en donde está?"

El oso sonrió acercándose más al joven.

"En mi estómago" respondió el oso.
_________________________

Spreen observó al joven cuidando de la oveja.

Habían pasado un par de meses desde que llegó ahí, quedándose solo con la finalidad de enseñarles todo sobre cuidados de una oveja y algunas cosas más para hacer su vida más cómoda.

Lo sabía, el tiempo de Missa en ese lugar estaba por terminar, pero el no quería que fuera así.

Spreen necesitaba tener a Missa a su lado.

Suspiró y después caminó hasta quedar cerca del único humano en el lugar.

•— Capo —• Missa dió un brinco en su lugar.

•— Spreen deja de aparecer así, un día me vas a matar —• Missa suspiró mientras posaba una mano en su pecho justo encima del corazón.

•— Missa —• Spreen no sabía que más decir, lo que rodaba su cabeza era demasiado serio a su parecer.

•— ¿Qué paso? —• a Missa también le parecía extraña la manera en la que se comportaba

Spreen se sentó a su lado, sus ojos violetas observando detenidamente al joven.

•— ¿Vas a irte? —• Ambos sabían la respuesta.

Missa bajó un poco el rostro desviando la mirada.

La verdad escondida dentro de si, si fuera por él se quedaría con todo el gusto pero sabía que esto no estaba bien. Solo era una clase de maestro de medio tiempo, no un futuro poblador.

•— Tengo que... —• Respondió simple.

Spreen frunció el ceño, no le gustaba que el más bajito mantuviera la mirada baja mientras hablaban.

•— Missa —• Llamó para que el humano levantará el rostro, cosa que no pasó. Así que Spreen suspiró antes de dirigir sus garras al mentón de Missa, con cuidado levantó su rostro obligándolo a mirarlo.

Missa se sentía nervioso, tener la mirada de Spreen sobre de él de esa manera lo ponía así.

•— ¿Si? —•Salió en un murmullo.

•— Quédate... —• Spreen soltó sin más.

Missa se sorprendió ante ello, jamás pensó que sería el oso quien trataría de que no se fuera.

•— ¿Qué? —• Tal vez no había escuchado bien...

•— Que quedes, ¿Quieres que sea más claro? —• Hizo una pequeña pausa mientras acercaba más el rostro de Missa al suyo •— me he enamorado de ti boludo, necesito tu presencia cerca, me he acostumbrado tanto a ella que no podría vivir sin ti... Si te quedas, prometo cuidarte y amarte, estar siempre para tí en las buenas y en las malas...

Missa se quedó sin palabras.

•— Spreen... Yo... —• antes de que diera una respuesta Spreen junto sus labios con los suyos en un suave beso.

Estaba sorprendido de nuevo, en un pequeño atado de shock, hasta que de manera involuntaria correspondió al beso de una manera tan inexperta pero también con suavidad, sus cuerpos poco a poco se fueron inclinando hasta que la espalda de Missa tocó el pasto. Spreen con ambos brazos recargados en el suelo y su cuerpo sobre el chico.

En el bosque - Misspreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora