12.

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(miya)

Finalmente las hora pasaron y pude irme a mi habitación tranquilamente... O eso creí, ya que justo cuando me levanté de la mesa mi padre hablo con seriedad.

- espero que no hayas hecho ninguna asquerosidad tuya en esta casa - supe perfectamente a lo que se refería, quería gritarle; gritarle y decir lo mucho que me hace sufrir, quería poder decirle lo mucho que odiaba como me reprimían... Lo mucho que los odiaba a ellos pero al momento en que quise responder se vinieron a mi mente todos los golpes que recibí aquel día, los gritos e insultos. Mi garganta se cerró, el aire se volvió escaso y sentía asco; no sé si de mi mismo o de lo que ocurrió aquel día... pero era asco, quería vomitar.

Di leves arcadas y trate de suspirar para pasar la sensación, me despedí de mis padres para luego ir a encerrarme en el baño de mi habitación y vomitar, vomitar todos mis pensamientos...

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A la mañana siguiente, desperté en el baño de mi habitación, el olor a vómito era fuerte pero ya estaba acostumbrado.

Me levanté del suelo sintiendo pesadez, sintiéndome aliviado pero a la vez al borde del llanto, baje a desayunar... Mis padres ya no estaban, eso me quitó un peso de encima pero no del todo.

Una vez terminé de desayunar mire mi teléfono para ver la hora, me sorprendió encontrarme con varios mensajes de un número desconocido.

- hola -

- no me creas acosador pero si, se tu número :D -

Soy el anónimo que te ha estado mandando cartas -

- conseguí tu número gracias a una compañera de clase -

- aunque no lo creas... Te conozco desde que somos niños, se lo que pasó ese día, se lo mucho que sufriste y aún así te deje solo, soy un fracaso (tu no merecías estar con un fracasado como yo, merecías a alguien mejor) lo lamento, lamento haberte hecho pasar por todas esas cosas tu solo, quiero arreglarlo pero no sé si pueda -

- estarías dispuesto a dejarme intentar? -

No sabía si esto era casualidad, que justo después de una noche en vela sintiéndome de lo peor, mi admirador secreto o más bien Takashi me escribía un mensaje acerca del tema, a pesar de ello me sentí mucho mejor pensando en como se preocupaba por mi.

Me asome por la ventana de mi habitación la cual daba directo a la ventana de la habitación de Takashi, ví lo poco que podía de la habitación de Takashi - se ve igual... - pensé viendo que el color blanco de las paredes y los pósters de caricaturas que alguna vez pegamos de niños aún sobre la vieja pared.

Sin dudarlo tome el teléfono y envié un mensaje, no quería decirle a Takashi que ya sabía que era el pero no podía evitar sentir tanta felicidad.

Nunca fui bueno expresando lo que sentía así que decir esto me iba a costar.

- gracias... -

Ya no sabia que decirle, escribía y borraba los mensajes una y otra vez hasta que esté noto que yo me encontraba en línea.

- hola, no tienes que agradecer, te lo digo por qué hice mal y no sé si pueda enmendar mi error -

Me sorprendió ver lo rápido que respondió por lo que voltee la mirada de regreso a la ventana y pude ver a Takashi sobre su cama respondiendo con una dulce sonrisa a mis mensajes.

- una pregunta... -

- por qué te gustó? -

- solo soy un idiota engreído -

Respondí volviendo a los pensamientos de anoche, ví como la mirada de Takashi cambió por completo pero no dudo en responder.

- no eres solo un idiota engreído, eres miya chinen, el chico más lindo, con hermosos ojos verdes, el más talentoso y si algo se es que siempre fuiste el más dulce -

Sonreí ante el mensaje, pude ver por el rabillo del ojo que Takashi se había asomado por la ventana y ahora me estaba viendo con dulzura, sentir su mirada hizo que me sonrojara, me decía cosas tan lindas y mirarme de manera tan dulce me hacía sentir " mariposas" o algo así, era como un pequeño revoloteo en el estómago que hacía que me sonrojara, me hacía sentir de una manera que jamás imaginé.

No sabía que era esa sensación, tampoco sabía si me gustaba o no dicha sensación, solo sabía que el era el único que me hacía sentir así.

Honestamente saber que podía contar con el se volvía más reconfortante al paso de los segundos...

Solté una pequeña sonrisa hacia el teléfono con la idea de que la viese, luego me cambié de ropa para poder ir a la entrevista.




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