𝓒𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 𝓣𝓮𝓷

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Un par de semanas ya habían pasado, ya era sábado veinte de septiembre, y no podía ser más feliz. Con Yibo habíamos podido mantener nuestra relación en secreto durante las dos semanas que pasaron.

Semanas en las que siempre que estábamos juntos Yibo lograba sacarme una sonrisa, aunque haya tenido mi peor día, él estaba ahí para animarme.

Aquel 20 de septiembre nos encontrábamos en mi habitación durante la tarde, ambos acostados en mi cama mirando el techo; Pensaba en nosotros, y lo difícil que sería para ambos seguir adelante, sin embargo, no quería dejarlo atrás, sentía que era la única cosa que estaba haciendo bien en mi vida, no separarme de él. No dejarlo ir.

—No estamos haciendo nada malo ¿No Yibo? — Pregunte de repente, gire mi cabeza para mirarlo de perfil, el no giro de vuelta y siguió mirando al techo pensante. Tenía un hermoso perfil.

—No...No creo, O sea—me miro—solo nos amamos ¿cierto? eso no tiene nada de malo.

Busque su mano para entrelazarla con la mía. Me sentía seguro.

Habían sido semanas difíciles para ambos. Y encontrar un momento para estar solos, como aquel día, era aún más difícil.

Entonces como era de costumbre un llanto interrumpió nuestra burbuja, era mi hermana, mis padres se habían ido y me habían pedido a mí y a Yibo si podíamos cuidarlas mientras tanto, pero hasta ese momento estaba dormida.

—Mierda— Me vi obligado a soltar su mano y me levanté—Ya vengo—Salí de la habitación con la idea de que él no me siguiera, sin embargo, lo hizo.

Caminamos hasta la habitación de mi hermana, Lu, quien lloraba en su cuna, y yo no tenía idea del por qué. Mientras yo entraba en Crisis él me miraba desde el umbral de la puerta sonriendo.

—¡Ayuda Yi! No sé qué quiere ¿comida? ¿Sueño? ¿Baño? —arrodillado frente a su cuna mirándola con desesperación escuche a Yibo reírse caminando hacia mí y lo mire indignado—¡No te rías!

Cuando me giré a verla a Lu de nuevo ella ya no estaba en la cuna, ahora se encontraba entre los brazos de Yibo quien la sostenía mientras hacía caras graciosas. Suspiré.

—¿Eres mago acaso? —me levanté del piso.

—No...—respondió sin despegar su atención de mi hermana quien ahora había dejado de llorar.

—¿sabes que quiere?

—No quiere nada—me miró — Supongo que simplemente se despertó y al no encontrar a nadie a su lado estaba asustada, tal vez.

—Creo que si tengo hijos se me mueren a los tres días...—Él Rió.

—Pero en ese caso yo podría ayudarte—Eran Fantasías estúpidas las que ambos teníamos en la cabeza, ya que éramos solo unos adolescentes, éramos hombres (aun así, podríamos adoptar) estábamos en malas épocas y éramos Gays.

—¿Sería usted un amo de casa mientras yo voy a trabajar para alimentar a nuestra humilde familia? — Sobre actúe mi tono como si estuviera en una novela.

Bajamos las escaleras y Lu aún seguía en sus brazos.

Llegamos a la cocina y mientras esperaba a que el café se terminará de hacer veía como Yibo jugaba con Lu y ella reía y balbucear cosas inentendibles para nosotros, él también reía, esperaba que esa risa no se terminará nunca... espero que aún no se haya apagado aquella sonrisa. 

1957 - ʏɪᴢʜᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora