capitulo 12

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Draco se esforzó por ignorar a los reporteros que estaban sentados afuera del pequeño café que Harry había elegido en Hogsmeade. Algunos escribían furiosamente, otros tomaban fotografías. Estaba seguro de que serían la portada de todo el periodismo mágico que fuera posible. Draco tomó un sorbo de su té mirando a su novio. Estaba sorprendido de que Harry estuviera tan relajado con tanto como odiaba a la prensa. Tenía un presentimiento, se trataba de mostrarle a Ron que no le importaba una mierda lo que pensara el hombre. Harry estaba decidido a sonreír en cada foto y asegurarse de que el pelirrojo supiera que hablaba en serio.

"Me alegro de que el dueño no dejara entrar al enjambre". Harry ofreció ver a Draco mirando afuera a la multitud. "Al menos tenemos un poco de paz". El hombre sonrió brillantemente, su pie se metió debajo de la mesa frotando el tobillo de su amante juguetonamente.

"Sí, yo también. Ya fue bastante malo llegar aquí. ¿Ya te imaginas los titulares de mañana?" preguntó Draco viendo a Harry desarmar su panecillo de arándanos que había untado con una cantidad ridícula de mantequilla. "El mortífago intenta envenenar al salvador mágico con un muffin". Él se rió. Si bien el titular sonaba estúpido, no lo dejaría pasar.

"Sabes, se suponía que esto era un brunch. Se supone que tú también debes comer". Harry señaló el croissant intacto del hombre. "Me preocupa lo poco que comes a veces. No me extraña que estés tan flaco". Harry dijo suavemente.

Draco miró a Harry por encima de su taza de té: "No soy flaco. Soy delgado. Nunca he comido mucho. Al crecer, se esperaba que mantuviera una imagen perfecta. Y engordar ciertamente no era una opción. Te olvidas, mi padre tenía todos estos planes para casarme con la familia que nos haría lucir mejor. No podía hacer eso si su hijo no fuera inteligente y bien parecido. Necesitaba demostrar que un matrimonio conmigo habría sido beneficioso." Draco dejó su té y se inclinó un poco hacia adelante bajando su voz a un susurro. "¿Estoy bastante seguro de que te gusta mi cuerpo tal como es? Puedo recordar numerosas ocasiones en las que complementaste y adoraste mi cuerpo. ¿Te recuerdo algunas de esas veces?"

Harry tragó saliva al recordar la ducha de esta mañana juntos. Había enjabonado la esponja vegetal de Draco y lavado cada centímetro del otro hombre pasando tiempo apreciando todo lo que podía poner en sus manos. "Aprecio mucho tu cuerpo Draco. Es más que perfecto. Como tu pareja, solo quiero asegurarme de que estés sano, eso es todo. Me preocupo por ti".

Draco rodó los ojos con fuerza y ​​arrancó un trozo de su croissant y se lo metió en la boca. Masticó deliberadamente. "¿Feliz?" Preguntó limpiándose la boca con la servilleta.

"Estoy contigo, por supuesto que lo estoy. Pero estaré satisfecho cuando lo termines". Harry luego se dedicó a su propio desayuno dejando que un cómodo silencio cayera entre ellos, su pie aún trazando líneas en la pierna del otro hombre. Harry tenía sus sospechas de que Draco había estado luchando contra un trastorno alimentario durante años. El hombre nunca comía más que unos pocos bocados en una comida, y lo que elegía comer siempre lo seleccionaba cuidadosamente. Harry notó después de la segunda vez que terminaron en el apartamento de Draco, que prácticamente podía contar cada costilla del hombre, y que los huesos de la cadera sobresalían contra su piel. Quería que Draco viviera feliz y confiado.

Draco comió despacio, temeroso de que demasiado demasiado rápido hiciera que volviera a subir. Odiaba que Harry fuera tan intuitivo. Guardarle secretos al hombre resultaría imposible. ¿Y qué si tenía cuidado con la cantidad de calorías que entraban y salían de su cuerpo? Incluso Harry necesitaría un compañero que fuera guapo en forma. Estarían pegados juntos por todas partes. Draco tenía que verse lo mejor posible.

Una vez que los hombres terminaron su té y sus golosinas, Harry se inclinó sobre la mesa tomando la mano de Draco. "Mmm, vamos de compras. Quiero prepararte la cena esta noche, podemos hacerlo juntos. Será divertido".

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