8. Caricias nocturnas

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Itto nunca habría imaginado que el general de Watatsumi entraría en su lista de personas favoritas.

Lo había visto unas cuantas veces en Hanamizaka, y compartido unas cuantas palabras con él, pero fue en la Prueba de Valor cuando empezó una hermosa amistad, en qué una simple tarde de pesca se volvió una promesa de volverse a encontrar, aunque en ese entonces no sabía quién era Gorou en realidad.

No supo que es un general hasta que le habló a Shinobu de él. Y aunque al inicio le dio miedo que fuera como los del shogunato, resultó ser mucho mejor de lo que pensaba.

Se sentía bien a su lado. Sus consejos eran de oro, y platicar con él hacía volar el tiempo.

No podría decir cuando empezó a desear que llegara el día en que se encontraran de nuevo, en qué al fin sentía una motivación para trabajar al tener a alguien que invitar a comer. En qué la simple compañía en silencio pudiera acelerar su corazón y llenar su pecho de calidez, en qué no sentía la necesidad de hablar para llenar un espacio vacío, por qué no había ni uno.

Con Gorou, se siente completo.

Con su carácter, es imposible que no cruce la línea una que otra vez, y Gorou lo reprendiera por sus terribles ideas que concluían en desastre, pero nunca lo insultó u ofendió, cada palabra era por qué se preocupaba por él, porque quería lo mejor para él.

No recuerda cuando fue que, al ver a Gorou, Itto se sintió más tonto de lo normal. Le faltaban las palabras, y desviaba la mirada ante el contacto visual. Anhelaba la cercanía de Gorou, pero se ponía tan nervioso que apenas podía pensar.

Hacia todo lo posible para hacer a Gorou feliz, pues al verlo sonreír, sentía que todos sus esfuerzos valieron la pena.

Al no entender que le estaba pasando, le preguntó a la persona más sabia que conoce.

Miss Hina le dijo que está enamorado.

Por supuesto que Itto conoce el amor, el ama a la Abuela Oni, ama a su banda, ama a Shinobu, ama a sus amigos, ama a los escaradiablos, y ama un buen día de descanso, pero lo que siente con Gorou es único.

Al volverle a preguntar, Miss Hina le escribió que es otra clase de amor, uno más íntimo.

En qué deseaba que se quedara más tiempo con él, y las despedidas le dejaban un amargo dolor. En qué todo lo que veía en las calles le recordaba a su chico, y al pensar en el futuro, se visualizaba con el canino a su lado, sonriéndole, amándolo. Esa clase de amor que Itto experimentó por primera vez, y lo volvió el Oni mas feliz de Inazuma.

Le preguntó a Shinobu si tenía una oportunidad con Gorou, y su honestidad fue dura de dirigir. Con lo que ella había visto, él único que se ponía nervioso es el Oni, y no notó señales de que el general sienta atracción. Pero lo consoló al aconsejarle que intentará acercarse más a él cuando estén solos, y que su reacción le resolvería todas sus dudas.

A pesar de que siguió las ordenes de su mano derecha, solo obtuvo más preguntas. Sus intentos de coqueteo no fueron percibidos, al ser confundidos con bromas o tomados de forma literal, y al acortar la distancia entre ambos, Gorou no le importaba en absoluto.

Pero no se alejaba. Eso lo tomaría como buena señal.

Su fascinación se limitó a solo observar, hasta que, un día que paseaba en Hanamizaka, encontró una nueva obsesión.

Todos los perros callejeros que frecuentaban la zona se amontonaron a las raíces del árbol de Sakura, rodeando a un muchacho rubio mientras ladran y menean sus colas. El chico reía y les daba de comer, ajeno a qué su ropa se estaba llenando de pelo y sus manos de babas.

One Shots IttoRou | Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora