𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐁𝐄𝐋𝐈𝐎́𝐍

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📍 DESEMBARCO, REBELIÓN DE ROBERT.

Los gritos resonaban con fuerza en todo el castillo, incluso siendo un lugar enorme y estando las puertas cerradas, se podía escuchar perfectamente el miedo en la voz de quienes estaban siendo condenados por los actos de un Targaryen, incluso si eran inocentes, si solo servían o no tenían nada que ver.

La pequeña Rhaenys yacía escondida junto a su pequeño gato Balerion, bajo la cama de su padre, aquel padre que la había abandonado a su suerte a ella, su hermano y a su madre, por una mujer que significa todo para él y que eso mismo había condenado a sus descendientes.

Mientras tanto Elia Martell rezaba a todos los dioses posibles por que alguno la escuchará y pudiera ayudarlos, aunque fuese solo a sus pequeños hijos que apenas y sabían lo que sucedían.

El temible momento había llegado, tras aquella puerta de esta enorme habitación se escuchan las voces de soldados Lannister, y la de alguien más fuerte que todos ellos... Gregor Clegane, la montaña estaba ahí, aquellos que habían jurado protegerlos ahora estaban en su contra.

Elia sentía el frío de la muerte pasearse por la habitación mientras las lágrimas brotaban de su rostro sin poder parar, sentía miedo como cualquier otra persona a la muerte, pero no temía tanto por ella, había vivido y soportaría lo suficiente. Tenía miedo por sus hijos, por lo que pasaría cuando no les tuvieran clemencia.

Un fuerte estruendo vino acompañado de la puerta abriéndose de par en par, dejando a Elia ver directamente a la muerte que venía por ellos. Suplicó, solo los dioses saben que tanto lo hizo.

La mirada de Gregor revelaba la dura verdad,no habría ni un solo gramo de clemencia para ellos... al menos no viniendo de él, por que de espaldas a él y junto a la puerta se encontraba Sir Barristan Selmy, quien jalo a la pequeña Rhaenys de una de sus piernas para sacarla a hurtadillas de aquella habitación.

Por alguna razón aquella niña permaneció en silencio,podría ser el shock del momento o el hecho de que sabía que estaba en manos de alguien de confianza.

Aunque Sir Barristan hubiera deseado salvar a Elia y a su pequeño, tenía que tomar una decisión, salvaba a Rhaenys o todos morían aquel día y la casa Targaryen se extinguia para siempre.

A veces algunos hombres tienen propósitos más grandes de los que puedan imaginar o soñar y para sir Barristan estaba de su mano, salvar la sangre de los que había jurado proteger.

Entre una masacre en medio de la fortaleza roja, sir Barristan saco a la pequeña Rhaenys envuelta en su propia capa blanca, la llevó hasta aquel barco en los muelles que sabía que la llevarían a salvó hasta aquel lugar y la despidió, despidió a la pequeña niña que no tenía ninguna culpa por los pecados de su padre pero que ahora y ahí, su hermano estaba pagando junto a su madre.

Desde aquel momento el nombre de Rhaenys se perdió cuando Cregan dejó el cuerpo de dos niños a pies de el hombre lannister. Sir Barristan nunca dijo nada, había encontrado a la niña perfecta para suplir a su princesa y con todo el dolor de su alma había tomado su vida para salvar otra.

...

Los años pasaron en un pestañeo pero los recuerdos de aquel fatídico día nunca abandonaron a la princesa Dorniense, en sus sueños cada noche escuchaba los gritos de su madre y el ruido del cráneo de su hermano al ser aplastado contra la pared, aún lograba sentir los brazos de Sir Barristan tomándola con fuerza, intentando sacarla lo antes posible, pero no fue lo suficientemente rápido para que evitará que Rhaenys escuchará aquello, entre tanto dolor recordó a su pequeña mascota, ese hermoso gato de pelaje negro que siempre se mantenía a su lado desde que tenía memoria, la seguía a todas partes, y ahora ambos estaban siendo separados por el cruel destinó, la pequeña sabia que su madre y su hermano ya no estaban en este mundo pero no tenía idea de si su pequeña mascota había ido con los dioses también o aún la esperaba, además los gatos no vivían para siempre, tal vez para cuando ella pudiera regresar el ya no estaría en este mundo.

📍 ACTUALIDAD, ESSOS.

Aquella niña sacada a escondidas se había ido con los años dejando resurgir a la mujer que ahora era, el retrato casi exacto de Elia vivía en la joven de ojos violetas, piel morena y aquel mechón de cabello plateado que escondía entre los oscuros, los dioses habían sido buenos con ella y con los que la habían cuidado por todos esos años.

Miraba desde aquel balcón en soledad y silencio imaginando lo que había mas allá, lo que se le había arrebatado desde siempre.

Aquel día en que se había enterado como le habían arrebatado a la última familia que le quedaba, a su amada tía que no conocía pero amaba con todo su corazón. Aquella noticia la había destrozado, ¿cómo podían los dioses ser tan injustos? ¿cómo podían dejar que alguien que había luchado tanto muriera de aquella manera tan cruel?

Tal vez Rhaenys no salía de aquel escondite al que llamaba hogar pero sabía que había más allá, las personas que tenía conseguían información de aquel lugar tan lejano a ella y entre aquello había llegado el nombre de Jon Snow, no solo su nombre si no también su origen.

Ese día en que aquella mujer le había dicho todo sobre Snow, el fantasma del pasado había pasado frente a ella con claridad. Aquel hijo de la mujer que su padre había preferido le había quitado todo una vez más, Lyanna Stark le había quitado a su familia y ahoda el hijo de ella a su amada tía que jamás había llegado a conocer.

Las emociones de la princesa eran un mar profundo y desconocido, se sentía llena de ira, enojo y emoción. Había alguien mas allá del mar que compartía la sangre de Rhaegar Targaryen con ella, el último dragón había dejado a uno más, pero ¿en verdad la última sangre del dragón había muerto con Rhaegar Targaryen?

El futuro de Rhaenys los primeros años fue lejano como ella y aquel lugar donde estaba, lejos de su tierra y de su familia. Aunque sir Barristan había confesado a los Martell el destino de su princesa aquellos lo habían guardado como su secreto más preciado y muchos se lo habían llevado a la tumba, algún día los usurpadores caerían y dorne estaría allí para verlo, después de todo eran tan orgullosos como para aceptar a los que habían usurpado y asesinado a sus príncipes.

A los oídos de aquella joven atormentada llegó el nombre de Ellaria Sand, la mujer de su tío Oberyn Martell. La mujer buscaba aquella corona que alguna vez había caído en dorne junto a su portador, la corona de Aegon El Conquistador que ahora yacia en las manos de la princesa Rhaenys, ¿cómo había llegado a ella? Era una historia desconocida, Rhaenys apenas y hablaba y los que estaban con ella no preguntaban más de lo que necesitaban saber.

Ellaria buscaba aquella corona para darla a su futuro portador, el principe Rhaego Targaryen hijo de la reina Daenerys Targaryen.

¿pero era a él al que le pertenecía o a la joven que se hacia llamar la hija de Rhaegar Targaryen? Muchos han jurado ser descendientes de la sangre del dragón pero no todos dicen la verdad.



¿pero era a él al que le pertenecía o a la joven que se hacia llamar la hija de Rhaegar Targaryen? Muchos han jurado ser descendientes de la sangre del dragón pero no todos dicen la verdad

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capitulo escrito por BrcvkcrOfChvxns y editado por @vagkorefffff
la historia tendrá dos autoras desde ahora en adelante para darle un poco más de amplitud.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2023 ⏰

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