El atardecer caía lentamente sobre el campamento, las sombras rojizas cubrían poco a poco el cielo, y las luces algo opacas de las estrellas ya centellaban. Un joven estaba sentado en uno de los muros más altos del lugar, mientras su roja cabellera ondeaba al viento, cubriendo a penas sus ropas desgastadas, que en algún momento fueron blancas.
--¡Leinar! – lo llamó una señora de piel morena que se vestía como una sirvienta – El general Tríon está aquí y quiere verte.
Leinar no se hallaba muy contento cuando Dorothy lo llamó, normalmente sus gritos significaban que había un montón de trabajo por hacer; sin embargo, al oír la noticia que traía, se lanzó desde lo alto y cayó, de forma torpe en el suelo, luego corrió hacia la carpa principal. De repente, una mano gruesa y llena de callos tomó su brazo.
-- Vamos a cambiarte, niño tonto – le dijo la mujer – El general no puede verte con esa ropa andrajosa.
-- Sí, señora Dorothy – asintió, la verdad desde hace meses sabía que necesitaba un cambio, pero la señora ante él era un tanto tacaña y se negaba tajantemente a un cambio de traje, alegando que la seda era bastante costosa.
La matrona lo llevó prácticamente a rastras hacia la entrada trasera de una carpa alejada, allí le ordenó desvestirse y asearse de forma adecuada. Se colocó al lado de la bañera y echó sobre sí un poco de agua hirviente, sintiendo como el polvo se separaba de su piel reseca. Cabe mencionar que el agua era otro lujo en el campamento, recordaba que la última vez en que se había lavado había sido cerca de siete meses atrás, cuando el general había abandonado el campamento y había ido hacia la frontera humana para dirigir una maniobra allí.Lentamente pasó la esponja por cada parte de su cuerpo, rememorando cómo sus compañeros héroes lo habían acompañado a hacerlo. Recorrió con lentitud su pecho, haciendo especial hincapié en la parte de los pezones, luego siguió hasta su abdomen, deteniéndose en la parte baja de este y en su trasero; luego trazó surcos en sus piernas con la espuma, inclinándose varias veces hacia adelante. Por último, enjuagó su cuerpo con el agua de la bañera y miró expectante a Dorothy, quien no había separado los ojos de su cuerpo en todo el tiempo que había demorado. Al sentirse observada la mujer salió de su trauma y tragó en seco, limpiando de paso un hilillo de saliva que había escapado de sus grasientos labios.
La señora tomó la mugrienta bata y se adentró en la carpa, Leinar no pudo hacer más que seguirla, desnudo, a paso apresurado. El recorrido terminó en un tocador, donde tres mujeres hermosas lo miraban expectante. Le indicaron colocarse frente al enorme espejo, donde por arte de magia apareció un pantalón blanco, ancho y ajustado en la cadera que cubría su parte baja. A la vez una camiseta hecha de cadenas plateadas se cernió sobre su pecho y un par de zapatos color beige quitó su descalcez. Al instante las mujeres lo sentaron en una banqueta y comenzaron a peinarlo, alabando su color y lo guapo que se vería una vez acabaran. Tras dos horas de alabanzas que lograron liar sus pensamientos, su cabello había sido colgado en un moño alto y adornado con cadenas plateadas que iban desde su frente hasta donde se recogía su pelo. Una de las mujeres, Clara, su nombre, lo acompañó hasta la tienda central donde estaba el invitado que tanto esperaba.
-- Lástima que haya conocido al general – se lamentó una de las féminas una vez que lo vio partir con Clara.
-- Verdaderamente una pena, es tan joven y sin embargo el haber caído en brazos de Tríon aquella noche selló su destino.
-- Señoritas, deberían aprender a ser mas reservadas con sus comentarios – siseó Dorothy mientras su obeso cuerpo aparecía tras las chicas – No me agradaría saber qué pensaría el general si las oyera hablando sobre sus elecciones.
Un silencio incómodo se hizo presente, todos sabían lo sanguinario que podía llegar a ser Tríon una vez que alguien cuestionaba uno de sus mandatos, después de todo, solo la sangre que derramada por él lo había llevado, en menos de un año, a ser el más respetado y temido por los humanos y demonios, luego del Rey.
Ya había oscurecido una vez que Leinar llegó a la carpa principal, el bullicio de hombres borrachos que había dentro lo reafirmaba. El chico suspiró, sabía que nadie podría tocarlo pero aun así detestaba este ambiente, por desgracia, parecía que el general era perseguido por este tipo de situaciones, lo que hacía que el muchacho se compadeciera de él en su corazón. El mundo era injusto, no entendía por qué un hombre tan bueno era perseguido por gente falta de educación y con malos vicios.
El chico entró en la carpa, notando con desagrado como todos hacían silencio y lo miraban de forma extraña, pensaba que era respeto, ya que él era el niño mimado de Tríon; sin embargo, bien sabía que el respeto era algo que jamás había mostrado con esos ojos y esas muecas extrañas en la cara. De repente, un señor con la cara llena de feas llagas y calvo, que lo duplicaba en tamaño se le acercó y levantó su barbilla; el chico ni siquiera pensó en resistirse, su cuerpo débil no aguantaría ni una ronda en contra de este tipo enorme.
-- Me gustas niña, apenas has madurado, pero tu cuerpecito se ve bastante apetecible – se relamió y miró al muchacho, lo que hizo que este último lo recorriera un escalofrío -- ¿Quieres ser mi…
El enorme hombre chilló, de repente su mano había explotado en una mezcla de huesos y carne que hizo que el estómago del chico se retorciera. Al mismo tiempo, su ropa blanca se llenó de sangre purpúrea… aplausos, era lo único que podía oírse; los mismos provenían de un hombre joven, de cuerpo bien definido, ojos rojos y cabellera dorada, el general más temido de la armada demoníaca, el mismísimo Tríon.
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🥀El Reinado🥀 (ONC 2023)
ПриключенияLos héroes siempre deben proteger a la humanidad, sin embargo cómo es posible ayudar a alguien que te traiciona. Esta es la historia de un heroe que vivió lo suficiente para convertirse en un villano. Él era débil, pero se volvió fuerte y convirtió...