🥀Viejas memorias🥀

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Leinar sonrió con pesar al oír las claras palabras de Tríon, era cierto; incluso entre ellos mismos existían divisiones absurdas que no hacían más que llevar el reino a la quiebra. Una guerra interna, una guerra externa, la caída de la humanidad estaba plasmada en el libro del destino desde hacía muchos años. Los héroes eran la única esperanza, sin embargo, bien sabía él lo que había hecho el despreciable rey humano a los héroes.

De repente, resonó un crujido en su mente y aunque nadie pudiera verlo, un aura carmesí lo rodeaba. El trono en el que estaba comenzó a cambiar, volviéndose cada vez más viejo, la madera crujía como si incontables años hubieran transcurrido en cuestión de segundos. Tríon, el más sensible a la magia, en especial a su magia, volteó con un gesto de horror y con una de sus manos lo golpeó en la parte posterior de la cabeza. Todos se sorprendieron, hacía unos momentos había tratado al niño como un príncipe y ahora lo golpeaba, dejándolo inconsciente. 

Sin dar explicaciones, el general tomó al joven y lo cargó en su pecho, luego se retiró, sin dejar ver como la mano con la que lo había tocado estaba de ampollas y con pedazos piel deslizándose lentamente por los huesos. Segundos después, el trono se desmoronó en polvo de madera, el silencio reinó en el ambiente antes bullicioso. Todos sabían que solo una persona era capaz de hacer algo así: Tríon.

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El rubio miraba con asombro al chico tendido en su cama, nunca había pensado que su magia pudiera liberarse así. Incluso el hechicero real del mundo demoníaco dijo que era imposible para él volver a usar magia, esas cosas en su cuerpo eran demasiado poderosas, y si abrían a la fuerza el pelirrojo no lo soportaría.  Tríon colocó su mano sana sobre el pecho del joven, liberando su propia aura de color oscuro y pútrido, milagrosamente, su otra mano comenzó a sanar, volviendo a como era anteriormente.

Se acostó a su lado y durante mucho tiempo lo miró, aún recordaba aquel día en el que lo encontró, recordaba que su padre lo había mandado a morir a la frontera con el reino humano, sus soldados de élite eran los peores del reino, y su magia, su propia magia era algo inaudito para un heredero real ¿Qué clase de demonio solo tenía una débil magia de robo? Si hubiera nacido con talento para la magia, al menos podría haber sido respetado, sin embargo cuál no sería su sorpresa al ser inadecuado para realizar cualquier tipo de hechizos e incluso para reunir su propio elemento.

En aquel momento pensaba huir, mas su sorpresa fue grande al ver un demonio de cabellera roja y rasgos delicados corriendo hacia él.  Lo atrapó antes que cayera al suelo, su cuerpo mostraba claros signos de pérdida de la conciencia por consumo excesivo de magia. Lo miró envidioso, este niño podía usar demasiada magia y él, en cambio, siendo un demonio aristocrático ni siquiera podía pensarlo. De pronto, escuchó caballos y perros, eran humanos, pero estaba lejos del campamento y por alguna razón se negaba a dejar a este chico. En su histeria, su magia se activó, liberando de sus manos, por primera vez, el aura pantanosa que lo caracterizaba. Un destello carmesí brilló en el cuerpo del chico, y de repente se sintió tan lleno y poderoso que pensaba que iba a estallar. Los humanos los vieron, en su idioma extraño apuntaron hacia el muchacho que estaba en sus brazos.

Tríon tocó la tierra frente a él, y por acto reflejo liberó gran parte de la sensación extraña que había en su interior. El suelo tembló, y lentamente, decenas de kilómetros en línea recta se volvieron magma, fuego de la tierra que incineró hasta la muerte a los humanos. El rubio miró con ojos acuosos al chico y lloró

—Es un dios, uno que al fin me ha otorgado magia -dijo

Luego de eso, pasó mucho tiempo cuidando al niño, velando por él y a pesar de que era muy introvertido, un día, luego de cuatro meses lo dejó entrar en su espacio. El mayor solo se dedicó a cuidarlo, tanto que un ligero sentimiento de amor se instaló en su corazón.  Día a día durante siete meses lo visitó y la pasión pasó de ser leve a tornarse obsesiva, jamás dejaría que alguien tuviera a este niño en sus brazos, a no ser que esa persona fuera él mismo; Leinar, era su pequeño dios, su retribución, su milagro. Un día, el rey demonio envió la orden de parir a la frontera, antes de irse fue visitarlo, lo que terminó con un beso y el niño huyendo mientras lloraba amargamente.

Mientras estuvo en el campo de guerra, lo pensaba a menudo, también cabe mencionar que solo era capaz de usar por leves momentos su milagro, su única y extraña magia. El punto de ruptura llegó cuando todos sus soldados murieron frente al gran muro que separaba a la humanidad del resto de las razas, estaba rodeado, de cuclillas frente a miles de humanos que le apuntaban con lanzas y hechizos, pensó que eran idiotas, todos sabían que el general de quinto ejército era solo un inútil sin magia.  Un gritó se oyó, todos enviaron sus ataques hacia él, quedando tirado en el suelo, repleto de heridas y quemaduras. La parte derecha de su cuerpo prácticamente arrancada, y sus órganos perforados no eran un buen panorama, el dolor lo asaltó, en segundos perdió la lucidez, pensando que siquiera un dios podía salvar a quien estaba destinado al fracaso.

Una fría oscuridad lo rodeó solo algo brillaba en la penumbra, un punto carmesí, una estrella sangrienta que en segundos iluminó su alma. Sus ojos se abrieron, nada quedaba frente a él, a su alrededor, todo era hollín, la tierra estaba cubierta de cenizas, hasta donde podía verse, solo las armas eran testigos de lo que había acontecido. La muralla había caído, también se había transformado en nada. Y su cuerpo, el desnudo y perfecto cuerpo de Tríon se levantaba imponente en toda aquella negrura. Luego de eso, su padre le asignó nuevas tropas, y siempre vencieron, los humanos eran los seres que más le temían a la muerte, y ninguno quería que se repitiera lo mismo que en la muralla.

Cinco meses, solo en cinco meses había pasado de ser un inútil a convertirse en el general más temido de la armada. Todo, aunque nadie lo supiera había sido gracias a él, el pequeño milagro pelirrojo que descansaba a su lado. Con una de sus manos acarició las mejillas del chico y lo besó suavemente en los labios, luego dejó ir su camisa y se acostó, rodeándolo con sus brazos y atrayéndolo a su duro pecho.

—Nadie te hará daño nunca más Lei, aunque tenga que destruir este mundo, tú serás mío, solo mío

🥀El Reinado🥀  (ONC 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora