🥀La Fiesta🥀

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—Perdón por recibirte de esta forma, querido Leinar, pero parece que el alcohol hace a estos chicos olvidar algunas cosas importantes -sonrió

El joven asintió, indicando su entendimiento sobre la situación y se acercó al rubio. Alzó el mentón y lo miró directo a los ojos para luego sonreír de forma inocente. Tríon palmó su cabeza al verlo, acto seguido liberó un aura de color pantanoso sobre él, limpiando así los rastros de sangre sobre la piel y la ropa del muchacho. Leinar sintió un escalofrío por todo su cuerpo, cada vez que el general usaba su magia sobre él un sentimiento inexplicable de incomodidad se instalaba en lo más profundo de su ser.

Sintió como tomaban su brazo y lo halaban hacia el interior de la carpa, se dejó llevar, bien sabía que tras la escena anterior nadie era capaz de siquiera pensar en tocarlo, no era la primera vez que pasaba. En el centro de la carpa, una silla se alzaba de forma majestuosa, varias mujeres estaban alrededor del asiento, de sobra mencionar la forma en la que estaban vestidas: sus ropas dejaban notar sus cuerpos abultados y sus encantos femeninos quedaban prácticamente a la vista; Leinar se sentía apenado por ellas, con esos pocos trapos de seguro sentían la frialdad de la noche. 

El demonio que lo guiaba se sentó y lo haló hasta quedar sentado a horcajadas encima de uno se sus muslos. El pelirrojo lo miró con extrañeza, no era la primera vez que estaban en esta posición, sin embargo sí la primera delante de tantas personas. Las miradas lo fastidiaban, siempre había detestado ser el centro de atención, incluso cuando lo habían nombrado héroe había sentido esta sensación de incomodidad. Su ceño se frunció y observó con molestia al culpable de tal humillación, quien no hizo más que sonreír, mostrando su perfecta dentadura y sus colmillos afilados; una de sus manos acarició la barbilla del joven.

—Sé que no te gusta llamar la atención -hizo una pausa —pero al verte tan guapo no puedo hacer más que lucirte. Además… -hizo una seña y detrás del sillón emergieron varias sirvientas que llevaban un pastel color sangre, el que dejaron justo en frente de los dos – hoy es un día especial para ti, no siempre se cumplen trece años.

El chico se quedó en blanco, recordaba que una vez le había comentado al general la fecha de su cumpleaños pero jamás pensó que este se acordaría luego de casi cinco meses sin verlo. Una sonrisa inocente se dibujó en su rostro y abrazó el torso musculoso de Tríon, sus brazos apenas rodeaban la cintura del hombre. Enterró su cara sonrojada en la camisa oscura que tenía delante y mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas solo pudo susurrar en señal de agradecimiento. Puede que nadie lo supiera pero era la primera vez, desde hacía años, que alguien recordaba una fecha tan importante para él. En palacio todos parecían haberlo olvidado, excepto los héroes quienes venían a cada rato y le contaban sobre sus aventuras y a la vez le ayudaban a practicar, de una forma muy especial, su magia. Bien recordaba que desde que había abandonado el orfanato nadie siquiera se molestaba en darle las felicitaciones el día de su nacimiento. 

El general se sorprendió al oír los sollozos del muchacho y percibir la forma en que su camisa se iba humedeciendo, casi pensó en mandar a tirar la tarta, no pensaba que un gesto de cariño fuese tomado así. De repente, sintió como el peso sobre sí se liberaba y una mancha de color rojizo se acercaba al pastel para tomarlo y luego girarse hacia él y correr nuevamente hasta estar sobre sus muslos.  Tríon sonrió, a veces le asombraba la vivacidad de este niño, casi tanto como su inocencia.

Leinar tomó con sus manos un pedazo del pastel y lo probó, inmediatamente un sonido de satisfacción salió de su boca. Volteó su rostro para mirar directamente al general y le ofreció, con los labios y parte de las mejillas embadurnadas de merengue, un pedazo de tarta, lo que no hizo más que hacer reír al aludido, quien tras una mirada de confusión por parte del niño bajó su boca y tomó una mordida, acto seguido dejó al chico en el asiento y se levantó, un aura de majestuosidad y realeza salía de él, nada parecida a la que lucía en el campo de batalla. 

—Compañeros -Tríon aclaró su garganta al ver la cara de perdidos que tenían todos sus soldados, estos tipos no estaban acostumbrados a ver al “General Sanguinario” siendo tan amable y refinado —esta noche será de festejo, tanto por el cumpleaños de mi pequeño amigo, sin quien nada de esto habría sido posible -sonrió de forma culpable —así como por el hecho de que hemos logrado vencer a los humanos que custodiaban la frontera, facilitando el paso de nuestros hermanos hacia la conquista y el fin de la humanidad.

Miró hacia atrás, solo para sorprenderse a ver que el muchacho ni se inmutaba ante la mención de los humanos, bien sabía él que el chico era humano a pesar de verse como un demonio alvino. Al sentir la mirada del rubio sobre él, el pelirrojo sonrió con nostalgia ¿quién pensaría que salvar a los humanos era la misión que tenía como héroe? Agitó su cabeza al recordar; la humanidad le había hecho mucho daño, a él y a todos los que juraron defenderla, bien merecido se tenían desaparecer de entre las razas del planeta. Sin embargo, por alguna razón un calor incómodo se instaló en su pecho. Tríon volvió a cargarlo y cuál no sería su sorpresa al oír que el chico que rara vez hablaba frente a tanta gente le hacía una pregunta.

—¿En serio vas a acabar con todos los humanos?

—Sabes que es su propia culpa Lei -Tríon suspiró asombrado, era la primera vez desde hacía un año que lo oía mencionar a los humanos —Ellos mismos buscaron su destrucción al enemistarse con todas las razas

🥀El Reinado🥀  (ONC 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora