Carta 4

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 Querido ser humano:

Cada día te echo más en falta y cada hora que pasa te necesito más.


 Ahora mismo estoy en la cafetería. Si, esa donde nos vimos por primera vez. También, me ha atendido aquel camarero, ese al que le diste tu número de teléfono para que él me lo diera junto a mi pedido. Me ha preguntado por ti ¿sabes? Supongo que le parecía raro que haya ido yo sola después de las ciento de veces que hemos ido juntos. No sabía que responderle, por eso le he dicho que te habías ido de viaje por culpa del trabajo.


 Yo, como siempre, he tomado mi descafeinado, aquel que decías que estaba soso y le faltaba café. Pero faltaba algo en aquel desayuno, tú. Tu sonrisa. Tus ojos. Tus manos acariciando las mías. Por eso he decidido pedir también el cappuccino con chocolate que solías pedir tú. Ahora ya sé porque te gustaba tanto.


 Pero cuando hace poco me lo han servido y me he impregnado de su olor, como si fuera cosa del destino, ha empezado a sonar la canción. Si, esa. Nuestra canción. La que no te gustaba del todo porque te parecía demasiado romanticona, pero que aceptaste por mí. Y entonces, por una vez en mucho tiempo te he vuelto a ver sentado frente a mí y mirando por la ventana como solías hacer cuando no sabías que decirme.

Pero de repente, a un señor mayor, de unos 65 años, que estaba leyendo el periódico, se le ha caído la taza. Yo he mirado para ver que había pasado y cuando he vuelto la mirada hacia ti, tú ya no estabas, te habías ido una vez más.


 Es ahí cuando he cogido la libreta y el bolígrafo y he empezado a escribirte otra carta que nuca será contestada. Mi único propósito con esto es que me recuerdes y que no te olvides de mi, pero creo que eso no lo conseguiré.


 Sólo te pido una vez más que vuelvas, aunque sólo sea para volver a tomar este café que tanto te gusta, ya que, allí donde te fuiste, no sirven un café así de delicioso.


 Atentamente: otro ser humano.



Cartas para un ser humanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora