Placer

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¡Advertencia, contenido sexual!

La vida otorga muchas sensaciones increíbles, pero el placer, es una de las mejores.

Ese calor incontrolable que no puedes solucionar con un baño ya que es interno, los pensamientos sucios que inundan tu menta hasta erizarte y pedir a gritos internos que llegue esa persona amada para hacerla tocar el cielo y que se sienta como mismo te sientes, es casi indescriptible y tengo que pensar claramente en las mejores palabras para explicar cómo me siento...

Al verl@ entrar... Y abrazarl@, besarl@ hasta hacer que el calor de mis manos y mis labios le hagan entender que es lo que tanto necesito, dejándome llegar más profundo en el beso, haciendolo intenso y más desesperado.

Su sonrisa coqueta me hace entender que me desea de la misma manera, y me toma de la mano para llevarme a la habitación que compartimos y al estar ahí me vuelve a besar como mismo yo lo hice la primera vez, ahora despojandome de mis prendas.

Más besos y menos ropa, cada vez menos, más un poco de intensidad en las caricias hacen que pueda llegar a ser desesperante... Excitantemente desesperante...

Las manos, la boca, todo en uso por un largo tiempo para que cuando vayan a fundirse nuestros cuerpos y hacerse uno este todo perfectamente preparado.

Y de una vez, encajamos como un rompecabezas... El cual separamos y volvemos a juntar... Bastante rápido, pensando que podría romperse pero no, ahí está, uniéndose en fuertes estocadas cada vez más intensas y el calor esta en su máximo esplendor.

Ver a la persona que amo sentirse tan bien solo hace que sea mejor, el vaivén de las caderas hacen que pierda la cabeza y desee decirle al mundo a gritos lo bien que se siente.

Más besos, ahora casi locos, caricias, abrazos, mordidas u otras cosas se añaden a la increíble locura que ocurre entre nosotros y finalmente, no se si para bien o para mal, estamos cerca del límite.

Palabras cortas que explican lo mucho que disfrutamos el uno del otro y que llegábamos al punto más alto de todo este lío hacen un beso y un abrazo final para así llegar al clímax y sentir que no puedes casi moverte, pero estamos felices... Felices de disfrutar el uno del otro de esta manera, amarnos, abrazarnos y hablarnos bonito, diciéndonos las mil maravillas que el otro quiere escuchar y que ciertamente sentimos en nuestros corazones...

Hasta caer dormidos en un apacible sueño, profundo por el cansancio y agradable por la paz de haber sacado de nuestros cuerpos esos leones hambrientos....

                           Hambrientos de placer

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