13|𝑲𝒂𝒎𝒊𝒍𝒍𝒖𝒔

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Wendy

<<-... y la campeona blandirá la espada de fuego, trayendo consigo la esperanza de nuevo al mundo, ante la guerra bañada en sangre-una voz gruesa dice aquello. Una pequeña chimenea alumbra la sala y me percato que estoy sentada en unas piernas mas grandes que las mías que reposan en un sillón. Levanto la mirada topándome con aquellos ojos cafés idénticos a los míos. -pero tranquila mi niña valiente, mientras que sea por un buen fin, ella vencerá.

-Papi, ya veras cuando crezca yo seré la campeona de Vaiolette-digo con voz chillona de unos cinco o seis años, algo somnolienta. La sonrisa del rostro de mi padre ilumina su mirada. Pero entonces ya no estoy en su regazo, sino de pie frente a él, como mi yo actual.

-Y serás la mejor guerrera que el mundo haya visto-su imagen se vuelve cada vez más lejana, con lágrimas en mis mejillas corro en un intento de no perderlo.

-¡No te vayas, papá! ¡Por favor, lo siento, no me dejes! -grito con desesperación, viendo como aquella imagen se aleja de mi en la oscuridad. No dejó de repetir aquellas palabras. Escucho el sonido de vidrio romperse seguido veo una luz cegadora. Siento mi corazón palpitar de forma descontrolada.>> Y abro los ojos.

-¡No, papá! -me incorporo exaltada, con lagrimas en mis mejillas y la respiración acelerada.

Observo a mi alrededor percatándome que todo fue un sueño; un recuerdo, y que sigo en la tienda. De inmediato, limpio los restos de lagrimas en mi rostro, intentando calmarme. Los ronquidos de Angy comprueban que por fortuna no la desperté con mi grito. Fijo mi mirada en la abertura que da al exterior de la tienda. Agarro en silencio mis cosas antes de salir de ahí.

El aire fresco de la madruga me golpea, meto mis manos en los bolsillos de mi sudadera junto con mi linterna. El lugar esta oscuro, a pesar de tener la luz de la luna, es muy tarde para que alguien siga despierto, ^Creí que las gotas me ayudarían a dormir como lo hizo esta mañana^ Suspiro y comienzo a caminar hacia los restos del fogón, procurando de no despertar a nadie. Me abrazo a mi misma una vez que estoy sentada sobre uno de los troncos. Sin poder contenerme un segundo siento mis mejillas humedecer, miro hacia el cielo estrellado. ^En serio te extraño papá^

-¿Wen? -reconozco su voz, y limpio mis lagrimas con el torzo de mi mano. -¿Estas bien? -pregunta Jim, sentándose a mi lado.

-Si, solo quería apreciar un poco más la tranquilidad de la noche-miento, respiro profundo antes de voltear a verlo. Su cabello se encuentra revuelto, me recuerda a cuando doy vueltas en mi cama sin poder dormir. - ¿Qué haces tú aquí afuera? No te desperté ¿Verdad?

Niega con la cabeza al instante, notando la preocupación en mi voz-No, para nada, yo no podía dormir así que creí que un poco de aire me haría bien-asiento, regresando mi mirada al frente aun abrazada a mis rodillas. Si hay algo que detesto mas que ser una molestia es ser vulnerable. Unos segundos después lo veo parado delante mío con una sonrisa. -vámonos de aquí, quiero mostrarte un lugar.

Por un momento dudo de sus intenciones, pero termino por levantarme de mi asiento, la necesidad de huir de todo es más fuerte. -Vamos.

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Sujeto con fuerzas mi linterna apuntando al camino por el que Misifú me lleva, el anda adelante mío -guiándome-, intentando no tropezar o caer por las raíces que sobresalen. Esquivo otra rama baja, caminamos cuesta arriba y por si fuera poco, hay roca por todos lados. El bosque esta oscuro y el cielo casi no se ve debido a lo frondosos arboles que nos rodean. La ramitas y hojas secas que caen de ellos resuenan debajo de mis pies con cada paso.

Un viaje de intercambio|𝐓𝐫𝐨𝐥𝐥𝐡𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫 (Jim Lake jr) [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora