Era su primer día de clases oficial.
Sinceramente, estaba odiando a todo mundo mientras permanecía hecho bolita sobre el asiento del copiloto, escuchaba un poco a su madre taradear de forma bonita, cosa que le hizo verla un momento haciendo un pequeño puchero.
Veía aquellos mechones oscuros en esos rizos demasiados lindos caer en sus hombros y menearse cada vez que ella sacudía su cabeza. Su pinta labios rosado y un maquillaje limpio y lindo, soltó un suspiro sin creer que su propia madre estaba más motivada que el mismo.
—¿Qué ocurre mi amor? - la mujer musitó al detener el auto viendo al lobo solo negar.
—No se si estoy listo- admitió de forma suave.
La mujer ríe comprendiendo a su cachorro, tomando sus mejillas entre sus dedos dando apretones a estas y el chico finalmente ríe sintiendo sus manos ser tomadas.
—¿Mi hijo no está listo? Pero si mi cachorro siempre está listo para todo.
Finalmente, dejó salir un suspiro moviendo su cabeza para soltar las manos de su madre mientras abría la puerta del auto, tomó su mochila que estaba en sus pies colgando esta sobre su hombro cuidando que estuviera bien vestido.
Oh, claro que lo estaba.
A simple vista era precioso, más aún con aquella ropa que había contraste con su piel, apretó la orilla de su mochila en un pequeño sonido siguiendo a su madre de inmediato.
Realmente, adoraba que su madre fuera la mujer más dulce y cariñosa con el, rompiendo ese estereotipo de Alfa, sintió la mano de su madre en su hombro con cuidado caminando mientras veía al frente.
—Cualquier cosa, me lo dices ¿si? Si alguien te molesta o cualquier tipo de esas cosas...
—Mami, estaré bien - susurra y alza su puño un poco —, soy un Omega fuerte. Soy un líder nato.
Y la mujer fue acariciando su cabello, dejando un beso en su frente para finalmente dejarlo ir.
Su expresión cambio completamente cuando se dió vuelta, sintiéndose nervioso para solo mirar aquella puerta donde debería de ser aquella clase, miró hacia donde debería estar su madre y ella solo esperaba con paciencia a que entrase, haciéndole un pequeño ademán animandolo.
El Omega respiró, abriendo la puerta finalmente, no habían muchos alumnos aún sentados, ya que aún no se tocaba la campaña, el chico abrió la boca un segundo escuchando uno que otro pequeño murmullo hacia su persona y se sentó en el primer lugar libre que pudo ver.
Relajó sus hombros finalmente tomando aquella actitud confiada que había tenido, mirando al frente mientras sacaba su teléfono, observando con tranquilidad este moviendo su pierna escuchando más chicos entrar, su nariz se apretó un momento al sentir demasiados olores.
Se quedó callado mirando al frente al sentir un aroma en específico, haciendo que mirase justo a ese lado, y tan sólo sintió un cosquilleo.
Oh.
La chaqueta oscura cubría su cuerpo atlético al igual que aquellos pantalones oscuros y esas botas le hacían literalmente ver a ese típico chico malo de las películas.
Sonrió.
Oh.
Le había sonreído.
Una pequeña sonrisa se deslizó en sus labios al momento que se había acercado más a él.
—Hey, chico lindo. - el lobo solo habló con calma, la sonrisa de aquel chico solo se volvió una tímida, dándole un leve empujón discreto a quien se iba a sentar al lado suyo, sentándose de inmediato.
No importandole que fuera de las primeras filas, aun mirando.
—¡Oye hermano! - escuchó a unos chicos a sus espaldas y solo Ashton alzó sus manos para callarlo con una mirada.
Miró de nuevo al lobito, aquellos grises ojos parecían lo más lindo que había visto jamás, esos ojos parecían que ya los había visto antes.
La emoción era notoria en su rostro, y algunas omegas notaron el cambio repentino de ese alfa, cosa que le hicieron sospechar murmurando notoriamente.
Constan miró al frente después de varios minutos y el alfa mantuvo aquella postura unos segundos más, reconociendo muy bien a su destinado, no teniendo problemas con los comentarios que habían a sus espaldas.
•
—¿Te gustan las papas fritas? - el alfa pregunta de inmediato, mirándolo mientras miraba lo que había de comida y el Omega ríe sin evitarlo.
—Si, me gustan — asiente despacio en una sonrisita.
—¿Te.. Te gustan las hamburguesas? - el chico volvió a reír al ver el nerviosismo de aquel alfa — no te rías, solo quiero complacer a mi destinado.
No negaba que le causaba ternura aquellas acciones de parte del alfa, sin embargo sus ojos se quedaron sobre el perfil del alfa.
Por su aroma, dedujo que era un tigre.
Era más alto.
Su cabello era oscuro y su piel demasiado pálida que se veía muy suave, su cabello peinando de igual forma se veía suave.
El Omega siguió caminando con tranquilidad tomando dos botellas de agua, el alfa arruga sus cejas al ver aquello dejando aquella lata de Coca-Cola por la barra siguiéndolo.
El Omega se sentó en una de aquellas mesas vacías escuchando a su lado aquel alfa.
—¿No te importa? - preguntó finalmente.
—¿Que cosa?
—Separate de tus amigos... Que por lo que veo no se quieren alejar de ti y te llaman - apuntó su barbilla con cuidado tomando una papitas frita mirando de reojo al mayor y sonrió divertido al ver al alfa parecer tomar de aquella botella de agua a duras penas.
Solo ríe bajito.
—No, ellos van a entender después - dice con calma dando un gran mordisco a esa hamburguesa.
Miró un segundo a un lado, encontrándose con su mejor amigo quien solo alzó sus pulgares arriba y dirigió después su vista al lobo.
¿Por qué sentía una melancolía?
Se sentía triste y con miedo de alejarse de su futuro Omega, arruga sus cejas sin poder comprender aquello.
¿Por qué se sentía de aquella forma?
Llevó su vista de nuevos la Omega quien comía entretenido.
Tal vez en esta vida, todo estaría bien para ambos.
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Wolf growl [2]
Random¿Hasta donde llegaríamos juntos? ©Prohibida copia. Segunda parte de Tiger Roar.