La mencionada se detiene, alejando su mano de la manija de la puerta de su casa.
──Unnie, ¿qué suce- ──no termina de hablar, sus labios son aprisionados por los de la mayor, callándola.
Su espalda choca con la puerta, sus manos pasan a parar sobre los hombros de la contraria y su cintura es sujetada por las manos de la mayor. El movimiento de labios es brusco, pero al mismo tiempo dulce, Jihyo prueba a gusto, succiona, lame, incluso mete su lengua en la cavidad bucal de la menor, dejándola sin aliento.
Y hubiera seguido arremetiendo contra su boca, si no fuera porque la rubia la empuja un poco, alejándola tan solo unos centímetros.
──E-estamos afuera d-de la casa de mis papás, tranquilízate ──sonríe, sintiendo sus mejillas sonrojadas.
Jihyo automáticamente regresa en sí, siendo la chica tímida de siempre, ocultándose en el cuello de la extranjera por la vergüenza.
──¿Qué fue eso, unnie? ──murmura, no queriendo que nadie más las escuche, incluso si no hay nadie merodeando cerca.
──Solo quería saber sí era diferente.
──Creo que nos quedamos atrapadas en la palabra diferente.
Jihyo ríe, Sana la acompaña.
──No es diferente, tampoco extraño, sin embargo, no es igual.
──¿Qué?
Park levanta la mirada, luego sube sus manos hasta las mejillas de Minatozaki.
──Se siente mejor de lo que alguna vez pude imaginar, y no es porque seas mujer y eso signifique que ya es distinto, es que me gustas de una forma tan bonita que supera a cualquier cosa que pude haber sentido en toda mi vida.
Sana ladea la cabeza, volviendo a sonreír.
──Entonces te gusto, yo, una mujer~ ──canturrea, bromeando.
──Sí, también me gustan las mujeres, supéralo.
──¿Las? ──arquea una ceja.
──Bueno, solo tú, la única mujer que me gusta eres tú.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
