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La joven alfa finalmente cumplió su amenaza y a primera hora de la tarde se fue a Manchester, aunque nerviosa y sin dejar de mirar a todos lados de la estación, esperando ver correr a Yatch para detenerla pero eso nunca ocurrió.

Este estaba en su casa, sentado en su cama, aunque le encantaba su trabajo y quería a la familia de la alfa como la suya propia, estaba tan triste que ni siquiera había tenido ganas de ir a la explotación.

Perder a la alfa era para él tan duro como el haber perdido a su padre, porque así como un día él se murió llevándose su amor consigo, ella se iba, llevadose su corazón.

Mew y Gulf se habían quedado enormemente tristes pues volvían a despedir a su hija en la estación, cuando tras terminar su último año en el colegio de Oxford, creyeron no tener que volver a hacerlo.

Anne les había dicho que no sabía cuanto estaría fuera, ni si finalmente volvería para el nacimiento de su hermano, el cual aún faltaban unos meses.

Ellos sabían perfectamente que su hija solo estaba huyendo pero confiaban en que la sensatez volviese a su linda cabecita y recapacitase sobre su futuro.

(...)

Can y Tin esperaban a su ahijada en la estación de Manchester, estaban ansiosos pero también muy preocupados pues sabían que la joven alfa era muy especial y a pesar de que se habían ocupado de ella cuando era una niña, mientras Champ había estado hospitalizado y también tras su muerte, ahora ya era toda una mujer.

Estos habían dejado a su hijo Paul en el instituto y aunque el omega no se había sentido bien desde días atrás, no quiso quedarse en casa.

Creían que eran los nervios y por eso estaba reacio a ir al médico pero lo cierto era que vomitaba y se mareaba cada vez más seguido.

Finalmente el tren llegó y Anne buscó sus caras entre la multitud, sonriendo feliz al verlos a lo lejos, mientras caminaba hacia ellos abriéndole los brazos.

-¡Tío Can!...¡Tío Tin!

-¡Aquí, cariño!

Se abrazaron llenándola de besos y tras cargar las maletas en su monovolumen, pusieron rumbo a su casa.

A pesar de que había hecho lo que le había parecido lo mejor, los días lejos de Yatch se le hacían eternos y las noches eran muy dolorosas, en las cuales casi siempre se dormía llorando.

Ella había creído que en Manchester hallaría la paz y las respuestas que necesitaba pero solo podía pensar en sus padres, en su hermano, en su adorado Rayo y su viejito e inseparable amigo Coco pero sobre todo extrañaba a Yatch.

Recordaba sus preciosos ojos negros, la boca tan ricos besos le daba y su pelo pero sobre todo, lo que más echaba de menos, era la manera tan dulce que tenía de tratarla y de protegerla.

Realmente la adoraba y se sentía amada pero al parecer no querían las mismas cosas y le dolía que este tampoco luchase por retenerla.

Tras una semana, esta comenzó a temer haber perdido eso por un capricho, como todos le habían asegurado y jamás poder olvidar al omega.

Temió también por él y entonces empezó a pensar que si mordía a otro omega, este quedaría libre del lazo y por lo tanto podría poder rehacer su vida con otra alfa.

Solo la noticia de que sus padrinos iban a ser padres de nuevo, trajo un poco de alegría a la joven alfa pues creyó que si la vida no quería que tuviese a sus propios hijos con su omega, cuidaría de su nuevo primo como si fuese suyo.

Mientras en Holmes Chapel, Yatch sufría por la tristeza de no tener a su hermosa alfa a su lado e intentaba llenar los días con el máximo de trabajo y así no pensar.

Las noches las pasaba gimoteando y llorando sin dejar de oler a abandono pero era fuerte y el amor a su madre y a la exploración lo mantenían cuerdo.

Sus jefes estaban muy preocupados por él pues sabían lo mucho que amaba a su hija y el sacrificio tan grande que había hecho al dejarla ir y que esta buscase su propio camino, aunque estuviese totalmente equivocado.

Más semanas pasaron, convirtiéndose en meses y en ese tiempo, la familia viajó varias veces a visitar a su hija y a Can, hasta que Gulf ya no pudo pues su embarazo estaba casi a término.

A su regreso, solían hablarle sobre ella al omega y aunque éste sonreía, estaba destrozado pues al parecer la alfa estaba muy bien en Manchester y ni se acordaba de él.

Una fría noche, Gulf se puso de parto y horas después nació Mew Jr, un precioso bebé que pesó casi tres kilos.

El alfa llamó emocionado a su hija, también habló con sus amigos, los cuales dijeron encantados que viajarían para conocer al nuevo miembro de la familia.

Hasta el último momento Anne no decidió si viajar pues no quería volver a enfrentarse al omega y no tener fuerzas para regresar a Manchester después y seguir con su vida, en la que trabajaba en una cafetería pero la verdad era que quería conocer a su nuevo hermano.

Finalmente lo hizo y según iban llegando a Holmes Chapel, la alfa se ponía más y más nerviosa, sujetando fuertemente la mano de Can pues estaba hecha un flan.

Tras bajar del tren fueron directos al hospital a conocer al nuevo miembro de la familia y saludar a su padres.

Ya estaba anocheciendo cuando se llevaron a Tharn también y se fueron a descansar a la granja para regresar al día siguiente junto a los felices padres y su recién nacido.

En la mañana, la joven alfa se levantó temprano pues apenas había descansado y tras saludar a Coco, se fue al establo para ver a Rayo.

La alfa sonreía acariciando a su caballo, el cual relinchaba feliz de verla, hasta que tras ella escuchó una débil y muy conocida voz que la sorprendió.

-Ho-Hola Anne

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34. Esperando a mi omega - MewGulf - Parte cuatro Omegaverse Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora