Prefacio.

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En una fría noche a pesar de no haber nieve, el cuerpo de una pequeña descansaba en el sucio suelo de un callejón, escondiéndose de un matón que la perseguía luego de asesinar a sus padres.

Trataba de no respirar tan fuerte, aunque estaba agitada después de correr dos calles sin descanso. La única razón por la que estaba huyendo era porque su madre había arriesgado su vida para dejarla escapar. Pero realmente no tenia muchos motivos, por no decir ninguno, para seguir adelante.

La pequeña Sophia estaba sola en el callejón, escondida junto a un contenedor de basura. Con sus prendas rotas y sucias, estaba descalza y sin abrigo, pero no sentía el frío. Estaba demasiado asustada como para pensar en eso.
De repente, una pareja apareció besándose sin prestar atención al callejón. Era una mujer de unos 30 años con un hombre barbudo.

Sophia vio cómo la mujer inyectaba algo al hombre y no entendía la razón. Entonces la mujer se dio cuenta de la presencia de Sophia en la oscuridad del callejón y le preguntó por qué estaba sola allí. Sophia le contó lo que había pasado con sus padres y la mujer le aseguró que el hombre no estaba muerto, solo inconsciente.

La mujer, llamada Madison, le ofreció a invitarla a comer y Sophia aceptó, no teniendo muchas opciones en ese momento. Al subir a un auto que las recogió, Madison le explicó que ese era su trabajo

Durante la cena en un lujoso lugar, Madison le preguntó qué planes tenía para el futuro. Sophia no sabía qué hacer, ya que estaba sola sin familia ni amigos, pero Madison le ofreció ayudarla a cambio de que trabajara para ella en el futuro como su asistente.

Sophia aceptó el trato y Madison le aseguró que ella también estaba en peligro debido a su trabajo. Sophia no podía imaginar lo que ese trabajo podría ser, pero estaba agradecida por la ayuda de Madison. A partir de ese momento, comenzaría una nueva vida para Sophia junto a Madison.

Tres años después...

Saphia ya no era aquella niña asustada que se escondía.
Gracias a Madison, había encontrado un hogar seguro y un trabajo como su asistente personal. Aunque al principio había desconfiado de Madison, ella había demostrado ser una persona digna de confianza y un apoyo incondicional.

Madison se convirtió en su mentora y le enseñó todo lo que necesitaba saber para ser una profesional competente.

Además, Madison no solo era su jefa, también se había convertido en su amiga. Le había dado un hogar cálido y seguro y había estado allí para ella en los momentos difíciles.

Sophia no había olvidado la noche en que se conocieron, pero gracias a esa noche, su vida había tomado un giro inesperado pero positivo. Madison se había convertido en la figura materna que tanto había extrañado desde que perdió a sus padres.

A medida que Sophia crecía y aprendía, también se daba cuenta de que su vida no había terminado esa noche en el callejón sucio. Agradecía cada día por la oportunidad que Madison le había dado y estaba decidida a hacer que valiera la pena.

 Agradecía cada día por la oportunidad que Madison le había dado y estaba decidida a hacer que valiera la pena

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