Reyes

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–Y bien, ¿qué dice?– Adam, el rey negro, un hombre de piel morena y machas blancas, cabello oscuro y pupilas azabache le habló de un trato al rey contrario.

Simón, el rey blanco, piel oscura, cabello blanco como la nieve y pupilas grises que apenas son perceptibles sólo lo miraba, Adam le propuso que le daría lo que más quería si él le daba la joya más poderosa de todo el mundo: El diamante griseo

Una piedra hermosa llena de magia, quien la use tendrá todo el conocimiento y magia del mundo en la palma de sus manos, una joya que, en manos equivocadas, podría provocar la destrucción total de los reinos y otras tierras si se lo proponía.

Y le estaba dando a cambio a su esposa: la reina negra, Catherine, una dama de piel aperlada, rizos oscuros, ojos que parecían agua del mar en la oscuridad en la cual apenas se ven reflejadas las estrellas.

Toda la tierra sabía de su amor por la reina azabache, y de como la gobernante también lo amaba de vuelta; al rey onix le importaba lo más mínimo, él solo se había casado para tener un heredero y era lo único que quería de quien fuese su esposa, Catherine o no.

Simón no aceptó.

¿Tener al amor de su vida o traer la desgracia a su pueblo?

Obvia respuesta

Adam enfureció, algo que todos los habitantes pensaban era que el rey blanco es un idiota.

Pensaban que era "inocente" por no mandar tropas contra el reino negro, solo hacia murallas e incrementaba la defensa.

Algo que tengo que recalcar es que el reino blanco se caracterizaba por el ego, mostraban su estatus según las joyas que portasen y cuantas eran; en el reino negro la prioridad era la fuerza, mostraban su estatus con tatuajes y unas cicatrices exactas. El ego de los habitantes mármol los hacía creer que sabían más que cualquiera, que ellos tenían el derecho de opinar sin investigar, claro que hay aldeanos que si tenían conocimientos, sin embargo la otra parte era mayor.

Hablaban por hablar, no pensaban en las consecuencias, y eso el rey Simón lo sabía.

Simón quería estar con su amor, pero no podía traer el caos a su reino.

Catherine dio un suspiro de alivio, ella estaba escuchando todo afuera de la sala de juntas; ella le contó todo el plan de su esposo al rey blanco, conocía las intenciones de aquel rey onix y no dejaría que trajera más muerte a aquellas tierras.

De pronto se escucho el blandir de una espada...

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora